Ofrenda musical para disfrutar
- Escrito por Victor Pais
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Edith Scher, conocida por nosotros por ser la fundadora y directora del grupo de teatro comunitario Matemurga, lanzó hace pocas semanas Flor de una ilusión, su primer álbum solista como cantora. La acompañaron en el desafío Martín Telechanski en guitarra, Alejandro Nuin en flauta traversa, Claudia Kuttenplan en clarinete bajo, Julio Locatelli en acordeón y Waldemar Garín en violín. Por su parte, Lidia Borda le hizo la segunda voz en una abolerada versión de “Remembranza”, el clásico tango de Mario Batistella y Mario Melfi.
Si recordamos los sucesivos espectáculos producidos por Matemurga y los infaltables tramos en los que Scher irrumpe con una canción y con toda la tersura de su voz, no nos puede sorprender que ahora se haya aventurado con esta propuesta solista que resulta cautivante para el oyente bien dispuesto. Tampoco puede asombrarnos, dada la importancia que Scher le asigna a la palabra en cada una de sus obras de teatro, su fino criterio poético para elegir, con clara unidad conceptual basada en celebrar el amor, los diez temas que incluye el álbum, en el que conviven, además de los autores ya mencionados y los de Daniel Alejandro Camaño y Luis Franco (“Ceguera de luz”), nombres consagrados de la canción popular como los cubanos Bola de nieve (“¡Ay, amor!”) y Silvio Rodríguez (“Te amaré”), el egipcio George Moustaki (“Le temps de vivre”), el uruguayo Rubén Rada (“Ni un día más”), el venezolano Henry Martínez (“Venme a buscar”), el paraguayo Demetrio Ortiz (“Mis noches sin ti”) y anónimos del romancero sefaradí (“Noches, noches” y “La serena”).
En un pasaje de un texto que escribió recientemente para el sitio web Damiselas en apuros, Scher relata que fue en medio de la pandemia cuando tomó la decisión de comenzar a grabar y que en esa circunstancia le “ocurrió algo intenso y bello”. Y ese “algo intenso y bello” tenía que ver con la evocación de melodías que había escuchado en su casa natal: “Me di cuenta de que el camino era por ahí. Así, de a poco, una trajo la otra. Estaban allí las de la infancia, las de la adolescencia, las que me cantaba mi papá, las que amaba mi mamá. Pidieron permiso para entrar al mundo de mi futuro disco aquellas que me habían ayudado a llorar, y también las que expresaban la plenitud del encuentro amoroso”.
A esta ópera prima de Scher se puede acceder a través de Spotify y otras plataformas on line.