“Necesitamos defender las escuelas”
- Escrito por Victor Pais
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La comunidad de la Escuela N°4 D.E. 12 La Pampa, ubicada en Gaona y Caracas, realizó en ese cruce de arterias un “semaforazo en defensa de la educación pública, gratuita y de calidad” como una expresión de rechazo a la decisión del Ministerio de Educación porteño de fusionar los dos primeros grados de la institución en uno solo a partir del próximo ciclo lectivo. La acción se dio en el marco de una oleada de comunidades escolares de la ciudad que están saliendo a la calle en las últimas semanas para enfrentar situaciones similares o aún más graves, como es el caso de la Escuela Fray Justo Santa María de Oro, ubicada en Álvarez Jonte 1964, a la que se condenó a desaparecer.
El semaforazo concitó la simpatía de muchos automovilistas, manifestada con el toque de sus bocinas, y contó con la presencia de una delegación del sindicato Ademys, la comunera Malena Rotondo y la coordinadora del Centro Cultural La Paternal, que funciona en el mismo edificio de la escuela, Egle Almada. Una vez concluido este evento, la concurrencia, cuyo número era de alrededor de cien personas, se dispuso en una ronda y se celebró un breve acto asambleario.
“Cerrar grados, cerrar escuelas es ajustar la educación y es lo que queremos evitar”, expresó a través de un megáfono el docente de la comunidad convocante Gabriel Lugo tras hacer hincapié en la situación límite de la Fray Justo. Y subrayó: “Necesitamos defender las escuelas, las instituciones, las instalaciones, los grados, los recursos y obviamente el personal docente, que es necesario para el seguimiento de las trayectorias escolares y las particularidades de cada uno de los estudiantes que van a las escuelas”. El docente propuso luego acciones para dar continuidad a la lucha.
Seguidamente, el megáfono pasó a manos de Soledad Mosquera, integrante del consejo directivo de Ademys, quien manifestó: “Tenemos que lograr hacer una acción unificada, de la mayor cantidad de distritos posibles, porque es la manera más concreta de visibilizar que esto no es solo de esta escuela, sino que es un plan de ajuste que atraviesa toda la educación y que tenemos que atacarlo en conjunto”.
En un aparte con Tras Cartón, Silvina Gsponer, docente de la escuela La Pampa, explicó: “Esta política se aplica en el contexto de que la escuela se hizo de jornada completa y se intensificó en educación física hace dos años y por lo tanto las familias del barrio todavía no están en conocimiento de esta propuesta pedagógica que es relativamente nueva. Y el argumento de las autoridades por el cual deciden cerrar un grado es la baja matrícula, por lo que nosotros lo que estamos pidiendo es que nos dejen tiempo para poder promocionar la propuesta pedagógica que tenemos para que la gente decida mandar a sus hijos a nuestra escuela. Ante el problema de la baja matrícula, creo que el cierre de grados es la última medida que podría pensar un asesor pedagógico”.
Supimos por Gnosper que 11 niños en un grado y 10 niños en otro, que constituyen el primer curso de la Escuela La Pampa, son los que fusionarían en un solo grado de 21 niños. “Nosotros pensamos que ese cierre tiene más que ver con el recorte en educación pública y no con solucionar los problemas de la matrícula, que tampoco consideramos un problema porque esta es una escuela inclusiva”, resaltó la docente. Y puntualizó: “Trabajan en esta escuela docentes de recuperación, docentes del programa Maestro más Maestro, docentes del programa de aceleración… Son todos apoyos que les ofrecemos a nuestros estudiantes porque es una escuela reconocida en el distrito como una escuela inclusiva. Y parte de nuestro trabajo de inclusión tiene que ver con que es una matrícula posible, porque si tenemos grados de 25, de 30 niños, el seguimiento de trayectorias que hacemos no sería posible”.
También Agustina Chiappe, madre con 15 años de vínculo con la escuela –sus dos hijos mayores pasaron por ella y actualmente una hija cursa 5° grado– e integrante de la cooperadora, habló con nuestro medio y se refirió a una carta que redactaron los docentes y que enviarán a la supervisión escolar “para que tomen conciencia de las consecuencias que puede traer esto que están queriendo hacer”.
Y sostuvo: “Aparentemente esto fue impuesto y nuestra directora tuvo que aceptar, pero en desacuerdo, digamos, esta situación, y al no tener posibilidad de elección, se optó por generar acciones”.