San Juan Bautista en la pintura
- Por Miguel Ruffo
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Hoy, día de la celebración cristiana de la Natividad de San Juan el Bautista, presentamos esta pequeña muestra de pinturas en las que, en algunas, se observa a dicho predicador en la tarea de bautizar a Jesús y, en otras, en el gesto de sostener un cordero con el que anuncia, de modo simbólico, el carácter mesiánico de la llegada de Jesús al mundo.
Los cuatro evangelistas consideran a San Juan Bautista el último de los profetas cuya misión fue anunciar el advenimiento del Mesías. No tenemos conocimiento de las actividades de Juan anteriores a su prédica en el Jordán. En este río bautizaba. Dicho gesto constituía un rito personal, en el sentido que fue el resultado de su propia invención. Quienes eran bautizados se comprometían a arrepentirse y llevar en adelante una vida comprometida con el bien. Se supone que Juan perteneció a la secta de los esenios. Eran estos unos judíos que se apartaban de la sociedad de la época, se dirigían al desierto donde se organizaban en comunidad y se comprometían a no poseer nada como privado a la vez que entregaban todos sus bienes a la comunidad. Llevaban una vida de ayunos y de penitencias rigurosas practicando ritos minuciosos como el de los baños y abluciones purificadores.
Se supone que Juan, en un determinado momento, se separó de los esenios, de su vida aislada y de retiro, para predicar entre los hombres. El bautismo, que tendría como antecedente los baños purificadores de los esenios que se practicaban en forma permanente, en la modalidad adoptada por Juan se administraba una sola vez.
Se cree que inició su prédica alrededor del 27 DC. Anunciaba la cercanía del Mesías. Bautizó a Jesús, aunque cuando éste se aproximó a las orillas del Jordán para ser bautizado, Juan dijo: “Soy yo el que debería ser bautizado por ti”. Jesús le contestó que se trataba de “dar cumplimiento a toda justicia” ordenada por Dios. Juan reconoció a Jesús como el Mesías cuando el Espíritu Santo descendió “como una paloma” y un voz procedente de los cielos dijo: “Este es mi hijo, muy amado, mi predilecto”. Juan interrogó a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir?” Y Jesús anunció: “Os anunció que entre aquellos que han nacido de mujer no hay ninguno mayor que Juan”.
Veamos ahora las anunciadas pinturas:
El San Juan Bautista de Dierick Bouts, producido entre 1467 y 1468, es parte del tríptico La Adoración de los Magos. Esta pintura forma parte del arte flamenco. San Juan señala con uno de los dedos de su mano derecha a un cordero que sostiene en una tabla. Con esta actitud anuncia la llegada del Mesías, del Cristo, del Cordero de Dios. La figura de San Juan está representada en un paisaje, componente renacentista, como fondo de la pintura.
San Juan Bautista y el maestro franciscano Enrique de Werl, óleo sobre tabla de Robert Campin realizado en 1438, es parte del Tríptico Werl, del cual se conservan solamente los dos postigos laterales. Vemos, en el referido, a San Juan junto a una ventana en el interior de una habitación. Lleva en una de sus manos un cordero y se dirige al sacerdote franciscano Enrique de Werl que arrodillado está realizando un rezo. La ventana, como complemento, deja ver un paisaje.
En El Bautismo de Cristo, óleo sobre tela de Cornelis Cornelisz van Haarlem, vemos, en un segundo plano, a San Juan que vierte agua sobre la cabeza de Jesús y en la parte superior de la composición, una paloma, que representa al Espíritu Santo. En un primer plano y desnudos, vemos a Adán y Eva junto a otras personas que asisten a la prédica del bautista.
El Bautismo de Cristo de David Gerard, óleo sobre tabla de 1502, es la parte central de un tríptico. Se caracteriza por el exuberante verdor de paisaje del río Jordán. Jesús, con los pies en el agua, que le llega hasta las rodillas, recibe en sus cabellos el agua del bautismo. Hacia arriba la paloma del Espíritu Santo y más arriba, en el interior de una mandorla, Dios Padre. Podemos decir que en esta pintura está representada la Trinidad: Dios Padre, el Hijo de Dios y el Espíritu Santo. Hacia el fondo de la composición, escenas de la vida de San Juan Bautista. Pensamos que la relevancia que adquiere la vegetación con la eclosión del verdor está indicando que el bautismo de Jesús representa la primavera de la vida. El momento en que el bautismo comienza a revelar que Jesús es el Mesías es a la vez expresión del advenimiento de una nueva era en la historia de la humanidad. Que la Edad del Padre, representada por el Antiguo Testamento, será sustituida por la Edad del Hijo, el Nuevo Testamento.
En El Bautismo de Cristo, de Piero della Francesca, temple sobre tabla compuesto entre 1440 y 1450, vemos en un primer plano a Jesús en el momento en que San Juan, por medio de una concha, derrama agua en sus cabellos. Jesús tiene sus manos en actitud de oración, con lo cual se destaca la relevancia religiosa del bautismo. El paisaje, con sus árboles, aguas y colinas, nos coloca ante la naturaleza como testigo del bautismo de Cristo. Una paloma, el Espíritu Santo, sobrevuela la acción, anunciando al Hijo de Dios. Tres personas, hacia la izquierda, y otro personaje, hacia el fondo, que se está quitando la camisa para ser después bautizado, completan la escena.
En Bautismo de Cristo, de Andrea del Verrochio, obra realizada en 1475, San Juan vierte el agua de una concha en la cabeza de Jesús. Por encima, la paloma del Espíritu Santo y, más arriba, las manos de Dios Padre presidiendo el acontecimiento. El paisaje, también con árboles, aguas y colinas, revelan el descubrimiento artístico de la naturaleza por la pintura del renacimiento. Dos ángeles de rodillas, a la izquierda de Jesús, reafirman la dimensión sacra del bautismo.
Es impresionante la gestualidad de San Juan en el San Juan Bautista de Leonardo da vinci, óleo sobre tabla de 1513. La mano derecha del predicador señala hacia arriba revelando al Dios de las alturas. La mirada dirigida hacia el espectador interpela: ¿Cuál será tu actitud ante la revelación del Dios del Cielo? San Juan está diciendo que no podemos ser indiferentes ante tamaña revelación. Estamos ante un San Juan que como profeta de Dios anuncia a la humanidad la llegada del Salvador.
Fuentes consultadas:
Biblia de Jerusalén
Duchet-Suchaux, Gastón y Pastoureau, Michel (1996). La Biblia y los santos, Madrid, Alianza Editorial.
Rops, Daniel (1990). Jesús en su tiempo, Madrid, Ediciones Palabra.
Stukenbrock, Christiane y Topper, Bárbara (2011). 1000 obras maestras de la pintura, Barcelona, h f Ullmann.