Rosarios para genocidas
- Por Tras Cartón
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“El Santo Padre siempre nos invita a amar a todos, en el modo de amor de Dios, así lo señalaba el obispo castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera al referirse a las varias preguntas recibidas de distintos medios, sobre el por qué el Su Santidad Francisco envió rosarios a los hermanos detenidos” (sic).
Esto puede leerse en la página web del Obispado Castrense con relación al reciente envío, por parte del papa Bergoglio, de más de cincuenta rosarios a militares detenidos en cárceles o en sus domicilios por crímenes de lesa humanidad.
Lo hizo, precisamente, a través de Olivera, a quien recibió en audiencia privada durante la cual, según ese obispado, se produjo “el gesto del Pontífice, el de bendecir los rosarios que serán entregados a los detenidos” y “tuvo además, la gentileza de grabar un mensaje de voz, saludando a todos los fieles de la familia castrense, el cual fue recibido con mucha felicidad por todos”.
De acuerdo con esa fuente, Olivera consideró que “enviar los rosarios a los detenidos también es una presencia y una cercanía con los que están sufriendo más”, y expresó: “Me llena de alegría esta consideración a mi pedido, porque muchos militares me pedían un rosario bendecido por él”.
Dijo también: “He podido hacer un camino para que podamos seguir conversando, ha quedado un canal abierto para seguir conversando sobre esta realidad y de tantos fieles de mi diócesis que están particularmente sufriendo. No solo los que están detenidos o presos, sino los que tienen sus familiares fallecidos, sin olvidarnos de las familias que están sufriendo más, por tanto me voy muy feliz, muy reconfortado con esta visita al Santo Padre”
Asimismo, en declaraciones a la corresponsal de La Nación en Roma, Olivera señaló: “Con el Papa también hablamos de la posibilidad de que familiares de militares presos o que han sido víctimas de la subversión puedan ser recibidos por él, que se manifestó dispuesto a oír y acompañar esta problemática”.
Estos hechos tienen, entre sus antecedentes recientes, el V° Curso de Formación de Capellanes Militares Católicos, que tuvo lugar en Roma en octubre último. En la oportunidad, Olivera presentó una ponencia titulada “Detenciones y derechos humanos”, en la que manifestó, entre otras cosas, que “nunca el fin justifica los medios” y “querer justificar acciones por violaciones a los derechos humanos, violando esos mismos derechos es un contrasentido”.
Aludió a continuación a “prácticas que, intentando ser ejemplares, desembocan en situaciones de flagrante violación a las normativas sobre la prisión preventiva, aun a personas mayores de 70 años y con claro deterioro en su salud, por ejemplo, llevándolos a las salas de audiencias en camillas”.
Y prosiguió: “Tampoco podemos callar lo negativo para la propia persona y para el valor justicia cuando nos encontramos, en algunos casos, con parcialidades y prejuzgamientos, tanto de parte de los propios órganos judiciales como de los comunicadores sociales que dan por ‘juzgadas’ las acciones y ‘juzgados’ a sus protagonistas sin que ellos puedan expresarse o defenderse con libertad, afectando claramente el debido proceso”.
“En este sentido”, opinó, “se evidencia una gran diferencia en los tratos. A los militares se los llama ‘genocidas’ o ‘represores’ mientras que a los terroristas y subversivos ‘jóvenes idealistas’”.
Luego recurrió a su experiencia personal: “Mi condición de pastor y padre hizo que me acercara más a esta problemática. Así, escuchando y acompañando puedo dar testimonio de las injusticias que se van cometiendo. Hace poco supe decir que, dentro de unos años, muchos deberemos pedir perdón por tanto silencio”.
Párrafos más adelante, mencionó “una mala praxis judicial en los llamados juicios de lesa humanidad ya que a todos los imputados se los priva de libertad entre tanto se produce la sustanciación de la causa” y “no se respeta en absoluto el máximo legal para dicho estado de detención que alcanza a una duración máxima de prisión preventiva de 2 años, pudiendo extenderse por causa justificada a los 3 años”.
Posteriormente, sostuvo: “La verdad es clave. Pero verdad completa. Sin perder de vista la gravedad de lo que respecta a los militares de aquellos tiempos. ¿Por qué no se puede ver el contexto? ¿Por qué no se puede reparar en los orígenes o las motivaciones? Cuando hablamos de Derechos Humanos debemos hacerlo en su concepción absoluta, es decir, para todos, sin ideologías, en la verdad y en la justicia”.
“Por eso”, remarcó, “esta temática debemos abordarla desde la certeza de la justicia, con verdad histórica, en su contexto propio y sin ideologías. Si no partimos de estos cimientos, no podremos ayudar a nuestros soldados a cumplir fielmente su misión en el mantenimiento de la paz y la concordia social”.
Esta piadosa mirada cristiana no se extiende a todos y a todas. En agosto último, poco después de que el Senado rechazara el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, el obispo Olivera dio a conocer un comunicado donde preguntaba: “¿Hoy, el aborto está penalizado? ¿Las actrices que confiesan haberse hecho dos o tres de modo traumático, están presas luego de sus sentidas y militantes declaraciones en los medios? ¿En dónde lo hicieron, se hicieron allanamientos? ¿Los que participaron en el aborto, tienen penas? ¿Cuántos presos/as por el aborto hay en nuestras cárceles?”.