“Pobreza estructural crónica y persistente”
- Por Tras Cartón
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El Observatorio de la Deuda Social Argentina, organismo de la Universidad Católica Argentina (UCA), dio a conocer públicamente un documento titulado Deudas sociales en la Argentina urbana 2010-2022. El trabajo, que toma como referencia datos obtenidos por encuestas realizadas durante los meses del tercer trimestre de 2022, incluye varios informes relacionados con la evolución de la situación socioeconómica del país y entre los principales resultados que arroja se destaca el aumento de la pobreza un 0,7% en el último año.
Según los relevamientos, el 43,1% de las personas son pobres por ingresos en el país, mientras que un 8,1% se encuentra en la indigencia. En total, por lo tanto, alrededor de 17 millones de personas son pobres en la Argentina. Por otra parte, las encuestas indican que durante 2022 el 40% de los hogares recibió alguna asistencia social (el 50% de la población urbana ha sido asistida por alguno de los programas o complementos implementados), y que sin estas asistencias la tasa de indigencia habría alcanzado en vez de 8% a casi el 20% de la población, y la tasa de pobreza, en vez del 43%, al 50%.
En uno de los informes que constituyen el documento, denominado “Pobreza multidimensional y pobreza por ingresos desde un enfoque de derechos sociales. Argentina Urbana 2010-2021”, se señala que en los últimos diez años la pobreza creció en más de 15 puntos porcentuales y que estas nuevas personas pobres son, en su mayoría, clases trabajadoras de sectores medios y populares, vulnerables a las crisis, a la falta de trabajo y a la inflación.
A su vez, el informe que lleva como título “Trabajo, empleo, inactividad forzada y exclusión social. Argentina Urbana 2010-2022” afirma que la tasa de empleo que en 2021 fue del 58,8% escaló este año al 64,3%. Por otro lado, especifica que solo logró acceder a un empleo pleno de derechos el 40,3% de la población económica activa de 18 años en adelante, mientras que el 8,7% de esta población se encontraba desempleada y el 23% con un subempleo inestable (léase con changas, trabajos temporarios o no remunerados, o como beneficiarios de programas de empleo con contraprestación). Otro dato que aporta este estudio es que el 28% de la población económicamente activa contaba con un empleo regular, pero precario, y con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación al sistema de seguridad social. El informe también ofrece números sobre la tasa de desocupación y apunta que este año disminuyó al 8,7% respecto del 9,1% acusado en 2021.
Una reseña general sobre el documento en formato audiovisual, a la que se puede acceder a través del sitio del Observatorio, señala en su parte introductoria que desde hace mucho tiempo la economía argentina no garantiza un crecimiento estable y prolongado de manera sostenible, y enfatiza que durante los últimos cuarenta años el crecimiento promedio fue apenas del 1,5% anual, lo cual resulta claramente deficitario para atender deudas sociales históricas, así como también para dar un salto en ciencia y tecnología y, sobre todo, para invertir en el capital humano de las nuevas generaciones. Se subraya también que nuestras crisis cíclicas son más recurrentes, profundas y prolongadas que en el promedio de los países de la región, y que los repuntes posteriores son menores en cantidad y duración que lo logrado por el resto de los países. Con cada crisis aumentan los índices de pobreza, a la vez que con cada período de recuperación no se logra recuperar el punto de partida. Las crisis dejan marcas de deterioro productivo, social y político que resultan de difícil contabilización estadística. Sin embargo, el resultado es evidente: ciclo tras ciclo, la sociedad argentina viene acumulando una pobreza estructural crónica y persistente con brechas de desigualdad creciente que inhiben el crecimiento y ponen barreras a los acuerdos sociales y políticos.
Cabe aclarar que el Observatorio, para hacer sus mediciones de indigencia y pobreza, se ha basado en el criterio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), por el cual la primera está definida por la población cuyos ingresos no cubren el valor de una canasta básica alimentaria de consumo habitual, y la segunda, por la población cuyos ingresos cubren la canasta básica alimentaria, pero estos no alcanzan para cubrir otros gastos corrientes básicos en vivienda, salud, educación, vestimenta, entre otras necesidades.