Protocolo pa’ milonguear
- Por Haydée Breslav
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“Y medio desesperao / a ver la milonga fui”, cuenta Martín Fierro, iniciando la relación del desdichado encuentro con el moreno. A su vez, Celedonio Flores habló de “la milonga entre magnates, con sus locas tentaciones” (Mano a mano, con música de Gardel), y Manuel Romero destacó que “a la salida de la milonga / se oye a una nena pidiendo pan” (Buenos Aires, con música de Manuel Jovés).
Desde una perspectiva más alegre, Enrique Cadícamo le dijo “engrupen tus alhajas en la milonga” a una pizpireta jovencita de los años 30 (Che, papusa, oí, con música de Matos Rodríguez) y Miguel Bucino así describió al protagonista de su tango Bailarín compadrito: “Bailás en la milonga con aire de importancia / luciendo tu elegancia y haciendo exhibición”. Estos pocos ejemplos muestran el reconocimiento que ha tenido esta actividad social por parte de algunos de nuestros más famosos creadores populares.
En estos convulsivos días, con motivo del azote del Covid-19, la actividad ha sido objeto de atención por parte de la Secretaría de Desarrollo Cultural de la Nación y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). Ambas dependencias, junto con distintas organizaciones sectoriales, elaboraron un protocolo para milongas y prácticas y clases de tango.
Según consta al principio del documento, este tiene como objetivo “propiciar el regreso paulatino de las milongas, prácticas de tango y clases de tango dentro de un contexto dinámico y cambiante de la pandemia por COVID-19, garantizando la prevención de transmisión de esa enfermedad”.
Después de poner de manifiesto que “el tango y sus milongas son para la Argentina sinónimos de su identidad cultural, reconocidos no solo en el ámbito local sino también en todo el mundo” y que “son un ícono de la expresión artística porteña”, el documento pasa a enumerar las pautas generales.
Estas figuran entre las medidas de prevención enunciadas oportunamente por el Ministerio de Salud de la Nación: uso obligatorio de elementos de protección que cubran nariz, boca y mentón; adecuada y frecuente higiene de manos (lavado con agua y jabón que debe durar al menos 40 o 60 segundos, o en su defecto higiene con soluciones a base de alcohol –por ejemplo, alcohol en gel– con una duración de entre 20 y 30 segundos) y adecuada higiene respiratoria (cubrirse la nariz y la boca con el pliegue interno del codo o usar un pañuelo descartable al toser o estornudar y descartarlo inmediatamente, usar el cesto de basura más cercano para desechar los pañuelos utilizados, higienizarse las manos después de toser o estornudar).
El siguiente parágrafo está dedicado a la organización de milongas, prácticas y clases de tango. A esos efectos se dispone, en primer término, que los organizadores deberán establecer turnos según el límite de público permitido, y con previa inscripción de los asistentes.
Esos turnos tendrán una duración máxima de dos horas, dejando 30 minutos entre uno y otro para higienizar los elementos utilizados, y ventilar el lugar y permitir el recambio de asistentes a fin de evitar la aglomeración; a su vez, aquellos deberán completar una Declaración Jurada de Salud donde manifiesten no presentar síntoma alguno vinculado al Covid-19.
Estrictamente para bailarines
Después de fijar la obligación de “delimitar el espacio físico determinado para el desarrollo de la actividad”, se pasa a enunciar una serie de medidas estrictamente para bailarines.
Así, se determina que solo se permitirá la asistencia de parejas convivientes o parejas de tango que sistemáticamente bailan juntas; que es obligatorio el cambio de zapatos de calle por los zapatos de baile en el lugar; que la distancia personal mínima de 1,5 metros en espacios al aire libre y de 2 metros en espacios cerrados debe ser respetada en todo momento, a excepción de las parejas que estén bailando y que no se podrán realizar cambios de pareja en ningún momento.
Por otra parte, no se podrá hablar mientras se baila, como tampoco hablar con bailarines desplazándose por la pista, y solo estará permitido hablar “en quietud y siempre con barbijo colocado y respetando la distancia social”. El barbijo no podrá ser quitado en ningún momento por los asistentes, quienes además deberán llevar agua para consumo personal sin intercambio de vasos ni ningún tipo de objetos de uso personal.
En cuanto a la circulación en el salón, el protocolo establece que, “para respetar las distancias necesarias en la pista de baile, se demarcará en el piso de la pista el diámetro de círculos”.
En ese sentido, se especifica que, para los espacios al aire libre, cada círculo tendrá una superficie de 7,065 metros cuadrados (correspondiente a un radio de 1,50 metros), que “la cantidad de círculos dependerá de la superficie total de la pista, pero respetando siempre la medida de superficie del círculo” y que la cantidad de parejas que puedan bailar al mismo tiempo sea igual a la cantidad de círculos disponibles menos uno.
En lo que hace a los espacios cerrados, se especifica que los círculos tendrán un radio de 2 metros cada uno y que la distancia entre ellos debe ser también de 2 metros.
En ese contexto, las parejas de baile deberán respetar la circulación antihoraria y solo podrán avanzar y cambiar de círculo cuando el que esté a continuación de su posición se encuentre totalmente vacío. Para acceder a la pista, deberán esperar a que el círculo más cercano a su mesa o sillas esté vacío y podrán retirarse cuando estén en el punto de circulación más próximo a aquellos.
En lo que se refiere al aforo general, se recomienda que en los lugares cerrados no supere el 50% de la capacidad total habilitada, mientras que en los espacios al aire libre tendrá como límite la capacidad de una persona cada cuatro metros cuadrados.
Por décimas
A modo de ayuda mnemotécnica ofrecemos estas décimas, pergeñadas con el mayor de los respetos que nos merecen esta normativa, los especialistas que la elaboraron y las autoridades que la aplicaron.
Si quiere bailar el tango
apréndase el protocolo,
lleve agua pa’ usté solo
y cámbiese los tamangos.
Si usté es bailarín de rango
sabrá cómo disfrutar
de su espacio circular
al compás de Juan D’ Arienzo,
se impone, si el clima es denso,
los cuidados extremar.
Escúcheme bien, mi hijo:
toda precaución es poca.
No se saque el tapaboca,
también llamado barbijo;
lave de modo prolijo
sus manos, y con frecuencia;
no me pierda la paciencia
y olvídese del chamuyo,
que en los tiempos de barullo
está de más la elocuencia.
Y baile con la patrona
o su compañera e’baile,
no digo que se haga fraile
pero, ¡ojo con el Corona!
Este virus no perdona,
está sin tregua rondando,
contagiando y, contagiando,
y así, para nuestro mal
sube la curva fatal
sin saber cómo ni cuándo.