“Negar el genocidio es un indulto al Estado”
- Escrito por Victor Pais
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Desde su conformación, hace casi dos décadas, Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVyJ) es un colectivo que aglutina a un importante número de organismos de derechos humanos cuya particularidad es la de haber mantenido una postura independiente respecto del Estado y de todos los gobiernos de turno, e involucrarse activamente no solo en la búsqueda de justicia por lo ocurrido en la última dictadura, sino también en la condena a los violentos atropellos que, a lo largo de estos años de democracia, la ciudadanía, y sobre todo los sectores más vulnerables de ella, nunca han dejado de padecer. A pocos días de conmemorarse un nuevo 24 de marzo, dialogamos sobre estos temas con la abogada Claudia Ferrero, presidenta de la Asociación de Profesionales en Lucha (Apel), uno de los organismos que integra el referido colectivo.
–¿Qué significación adquiere la conmemoración de este 24 de marzo dentro del panorama político actual?
–Nuestro espacio va con la consigna “son 30.000, fue un genocidio”. ¿Qué significa esto? Primero, por el debate de cuántos desaparecidos son, y “fue un genocidio” porque nosotros tuvimos una lucha, ya a partir de los juicios, para establecer las condenas por genocidio, que ha sido un avance en las últimas jurisprudencias. Muchas acusaciones fueron por genocidio, entonces hubo condenas por genocidio. Somos el espacio que planteó que lo hubo, a diferencia de otras organizaciones ligadas al kirchnerismo que siempre plantearon que se trataba de delitos de lesa humanidad perpetrados por el Estado. Nosotros planteamos que, en realidad, hubo un genocidio porque se aplicó un plan criminal de exterminio y de expropiación de menores. Se trataba de la eliminación de un grupo social que esta vez tenía una identidad política.
–¿Qué implicancias le atribuís a hechos como las declaraciones de Gómez Centurión en cuanto a que los desaparecidos por la dictadura son solo 8000 y a que no hubo un plan sistemático de aniquilamiento?
–Negar el genocidio es un indulto al Estado y a las fuerzas sociales que bancaron a ese Estado represor, y es justificar que el Estado pueda actuar de esa forma. Y es, de alguna forma, buscar una continuidad histórica y que se puedan utilizar esos métodos en el futuro. Todo lo que se está haciendo en términos económicos con respecto al trato a los trabajadores, al ajuste, a la postura del Gobierno de favorecer a los sectores del capitalismo y no acompañar ni tratar de mediar siquiera ante los grandes despidos que ha habido en este tiempo, obviamente va a traer una reacción popular. Todo parece indicar que este gobierno se está tratando de armar ideológicamente para justificar futuras reacciones contra el pueblo y, por otro lado, busca cerrar los juicios para colocar de nuevo a las Fuerzas Armadas en el rol histórico que tuvieron anterior al Golpe y que puedan ser una especie de árbitro o tener una injerencia en la vida política. No es nuevo lo del macrismo. Lamentablemente el kirchnerismo, con la figura de Milani, ya avanzaba en este sentido. O sea que el macrismo lo hace en forma más cruda, más descarnada, pero lamentablemente este proceso ya había empezado antes.
–Uno de los últimos documentos difundidos por el Encuentro alude a una resolución del Ministerio de Defensa sobre “nuevos criterios a ser aplicados para minimizar y contrarrestar hechos delictivos que se pudieran cometer contra establecimientos militares” y concluye en que lo que esconde esa retórica es el objetivo de involucrar a las Fuerzas Armadas en tareas de represión interna. ¿Qué podés decirnos sobre esto?
–Justamente, como ponen muchos supuestos delitos que puedan suceder, o que sucedieron, todo es tan amplio que la justificación puede servir para todo. No hay ninguna consideración en el decreto de por qué se ponen esos supuestos. No hay ejemplos. ¿Qué casos? ¿Por qué es necesaria esta reglamentación? Los decretos generalmente tienen una fundamentación que se basa en una situación, que puede uno coincidir o no. Pero generalmente cuando te hacen un decreto, una ley, te dicen: “Como hasta ahora sucedió esto, para regular esta situación es necesario tomar estas medidas. Y por eso se hace este decreto que debería permitir, entonces, a las Fuerzas Armadas hacer esto, esto y esto”. Eso no está en la fundamentación del decreto, entonces no sabemos a qué se refiere, ni por qué, ni qué pasa, ni cuál es la necesidad social o situacional que requiere que tomen esta medida. Es muy confuso.
–La detención de Milani y las continuas imputaciones que se están abriendo contra él parecerían ir en contra de la corriente que reivindica la reconciliación con las Fuerzas Armadas. ¿Cómo lo evaluás?
–La detención de Milani es un resultado de una lucha popular. No es una detención que el Gobierno quería, es una detención incómoda.
–¿Por más que les sirva para hacer antikirchnerismo?
–Pero vos fijate que no lo han utilizado, han sido mucho más de utilizar lo de Milagro Sala. No se han hecho mesas debate con el Gobierno referidas a Milani, ni nada. En realidad, es una consecuencia de la lucha, es una consecuencia de una acción sistemática también en lo jurídico y están las pruebas. Pero, sobre todo, su detención es un triunfo de un sector básicamente encarnado por quienes lo denunciamos desde el primer momento y denunciamos que llevaba toda una estructuración de inteligencia en el Ejército.
–Referentes del kirchnerismo, como el diputado nacional Juan Cabandié, afirmaron que las condiciones que hicieron posible la detención de Milani fueron creadas por la política de derechos humanos que impulsó esa corriente política durante los años en que fue gobierno. ¿Qué reflexión te merece esto?
–Esta gente no tiene vergüenza. Fue su jefe del Ejército. No tengo más que decir. Y la política que impulsó el gobierno [kirchnerista], si uno la analiza desde la nulidad de las leyes de punto final y amnistía, cuando comenzaron los juicios, eso también fue consecuencia de que estaban empezando a ser juzgados fuera del país los represores, producto de la lucha y la denuncia y la organización de los organismos de derechos humanos y del pueblo en general. La política de derechos humanos es tan independiente de la política del kirchnerismo en sí que ahora un gobierno que tenía entre sus objetivos y sus promesas de clase borrar lo que había sido la dictadura no lo puede llevar adelante. No por la política de derechos humanos del kirchnerismo, sino por la historia de lucha de este pueblo y porque no se ha permitido en el relato histórico que se olvide lo que sucedió. Si uno se fija en la cantidad de libros… Mirá el escaparate de una librería y vas a encontrar relatos de sobrevivientes, de los niños apropiados, de la búsqueda de la identidad, de la historia de los campos de concentración, de exterminio… Y a pesar de que mucho todavía no se sabe, en los juicios sigue habiendo nuevos testimonios, gente que nunca habló, gente que decidió olvidar y pasar, o que no habló porque su madre tomó la posta y entonces nunca hablaron los hermanos de 12 o 14 años, que eran testigos de allanamientos... Por ejemplo, el caso del hijo de Elia Espen [madre de Plaza de Mayo]. Las hermanas nunca habían declarado y habían estado en el allanamiento. Una de las hermanas reconoció por la foto con nombre y apellido: “Este fue quien hizo el procedimiento en mi casa, quien me pegó, quien me manoseó, quien me robó la cadenita, y todo lo que hicieron en mi casa; fue esta persona que nos llamaba mucho la atención porque era voz de mando y estaba en cueros con un chaquetón del ejército”.
–Espeluznante ese testimonio. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Elia el año pasado y que nos lo contara ella misma…
–Claro, datos nuevos que salen a cuarenta años de la desaparición. Entonces, en los juicios todavía hay relatos, todavía hay cosas que no están registradas. Uno de los últimos nietos aparecidos es fruto de una violación a una mujer en un campo de concentración en Tucumán, por eso ella nunca lo había denunciado. ¿Cuántos casos más hay en esos términos? Hay casos que todavía ni siquiera han sido denunciados. Todavía la verdad histórica… Falta mucho para ser construida y ha sido silenciada. Y ha sido restringida. Y el kirchnerismo también la restringe. El kirchnerismo se negó a hablar de genocidio. El kirchnerismo organizó los juicios a cuentagotas, estableció las condiciones legales de los juicios a cuentagotas. Tampoco se dieron todos los recursos necesarios para seguir adelante con los juicios. El Estado nunca abrió sus archivos. En toda la época del kirchnerismo no abrieron los archivos. Los juicios se sustancian sobre las pruebas que puedan acercar los sobrevivientes.
–¿Qué perspectiva avizorás de que la justicia llegue alguna vez a buen puerto?
–No van a poder cancelar la historia de la Argentina y de la represión. Pero mantener esa historia de que acá existió un genocidio, de que había intereses políticos, militares y económicos que lo sustentaron, solamente va a ser arrasado si esos mismos intereses económicos y políticos tienen un triunfo hoy sobre las masas. Tiene que pasar eso porque esta construcción histórica está basada en la lucha popular; o sea, tienen que derrotar al pueblo para hacerse de la historia nuevamente. Esta es una lucha del presente y es el gran desafío hoy.
Organismos integrantes de EMVyJ
Asociación de ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), Asociación de Profesionales en Lucha (APEL), Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (CADEP), Centro de Abogados por los Derechos Humanos (CADHU), Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH), Colectivo Memoria Militante, Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), Hijos Zona Oeste y Liberpueblo.