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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 9 de diciembre de  2024
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“Esa sala merece llamarse Carlos Tessarolo”

“Esa sala merece llamarse Carlos Tessarolo”

A una de las varias salas de la Asociación Civil Cultura Viva, ubicada en Anchorena 666, se la bautizó con el nombre de Carlos Tessarolo, uno de los artistas plásticos vivientes más destacados de nuestra ciudad. Este reconocimiento, que contó con la presencia del homenajeado, fue impulsado por una iniciativa conjunta de la mencionada entidad y de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP), organización de la cual Tessarolo fue presidente en el tramo final de la pasada década.

Luego de las palabras de apertura de Osvaldo Casin, director general de Cultura Viva, y frente a una concurrencia conformada principalmente por sus camaradas de profesión, Tessarolo, abrazado a su “presentadora” Zulma García Cuerva, coordinadora del área de arte de la Facultad de Derecho de la UBA, recordó con emocionadas palabras el ambiente familiar en el que se formó, con “una mamá violinista, una hermana cantante, pianista, un cuñado barítono…” y un padre, Héctor Tessarolo, que era un pintor muy apreciado, que “todos los sábados reunía en su casa a todos los amigos artistas a que vengan a tomar algo, a comer, a cantar”.

La circunstancia, mencionada por García Cuerva, de que la sala bautizada con el nombre de Tessarolo se encuentra contigua a otra que lleva el nombre del muy prestigioso escultor Antonio Pujía provocó que el homenajeado expusiera su modestia y a la vez sacara a relucir su fino sentido del humor, que desató la risa de la concurrencia: “Yo soy un pintor que hago lo que puedo con los pinceles, pero Antonio es un groso. Y la verdad es que para mí es un honor y un orgullo tener una sala con mi nombre al lado de la de él. Cuando me dijeron que estaba Antonio, me dije: ‘Uy, pucha, ¿se ofenderá?’. Miré para arriba y vi que no se nubló, había sol y dije: ‘Antoñito, no te enojaste’”.

Asimismo, Tessarolo evocó las visitas que hacía con su padre al taller de Quinquela Martín, así como la oportunidad que tuvo de conocer, también gracias a su padre, a artistas como Santiago Eugenio Daneri, Enrique Policastro y Miguel Carlos Victorica.  Señaló además: “Lo mejor que aprendí del dibujo lo estudié con [Antonio] Berni”.

Una vez que Tessarolo concluyó sus palabras, absolutamente despojadas de solemnidad, García Cuerva tomo el micrófono para, con voz enérgica, expresar: “Yo creo que está demostrado que esa sala merece llamarse Carlos Tessarolo”.

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