TPL_GK_LANG_MOBILE_MENU

 

bantar 

TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 15 de octubre de  2025
A+ A A-

“El arte es una cosa para todos”

“El arte es una cosa para todos”

Fue muy duro enterarse de la muerte del artista plástico Carlos Terribili, ocurrida a los ochenta años de edad.

Estudió en las escuelas de bellas artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, en las que Onofrio Pacenza, Ideal Sánchez, Juan Battle Planas y Luis Barragán estuvieron entre sus maestros y Marta Minujin, Pérez Celis y Raúl de la Torre, entre sus compañeros. Pero, en una entrevista con este medio, reconoció que Spilimbergo fue “el maestro de todos nosotros”.

No dejó por eso de admitir que el paso por las escuelas “fue bueno” y les atribuyó también su iniciación cultural: “Caí en Bellas Artes y se me dio vuelta todo”, dijo, y aclaró: “Empecé a leer, a comprar libros. Leía todo lo que me caía en las manos, Balzac, Kant…”.

Realizó unas trescientas cincuenta exposiciones en nuestro país y en otros de América y de Europa, y varios museos de esos lugares exhiben sus obras. Sin embargo, nunca accedió a participar en certámenes ni en salones que otorgaran premios.

A pesar de ese desinterés por las distinciones, en 2008 la Legislatura lo consagró personalidad destacada de la cultura de la ciudad de Buenos Aires.

Excelente dibujante y poseedor de un gran dominio del color, su obra se hizo conocida, principalmente, a través de los muchos murales que realizó en la ciudad y el conurbano, entre ellos el pintado en la pared de la calesita de la plaza Roque Sáenz Peña, del barrio de Villa Mitre.

Durante su realización, nos explicó la idea que impulsaba su dedicación a esa expresión artística: “Que quede claro que nuestra intención como muralistas es la integración de la obra con el público no advertido, es decir, con la gente que viene a la plaza a traer un chico, a jugar a la pelota, a hacer música o simplemente a transitar por el lugar. La idea es brindar una intercomunicación directa, sin la intermediación de los falsos intelectuales que digitan el arte y terminan siendo los inventores de los movimientos, la pintura y los pintores; se trata de obviar todo eso y de quedar frente a la gente: a algunos les gustará y a otros no, eso es parte de la ley de la vida”.

En igual sentido expresó, en la citada entrevista: “Si la gente estuviera mejor informada de que el arte es una cosa para todos, que no es para los especialistas, opinaría más”.

Por otra parte, también fueron muy conocidos y apreciados sus trabajos sobre textos de, entre otros, Borges, Raúl González Tuñón, Hamlet Lima Quintana y los grandes poetas del tango. Precisamente, ese género y sus figuras fueron una importante fuente de inspiración de muchos cuadros y murales.

Los derechos humanos también influyeron significativamente en su temática. En ese sentido pintó en Morón el mural 30.000 compañeros desaparecidos, confeccionó afiches para distintos organismos y en 1996 exhibió en La Habana más de doscientos dibujos.

En una época formó parte del equipo de Tras Cartón, para el que dibujó varias tapas, de entre las que sobresalieron los vigorosos y dramáticos trazos sobre los crímenes de Ramallo, los retratos que acompañaron las entrevistas a Hamlet Lima Quintana y a Abelardo Castillo, el estremecedor Cristo que exornó el diálogo con Rubén Dri y la gitana que ilustró la nota alusiva.

Políticamente se definía como “de corazón peronista y de mente marxista”. En la referida entrevista, manifestó: “Al gobierno peronista yo adhería en muchos aspectos, pero la parte cultural era una de sus falencias más graves. Siempre la cultura peronista fue bastante fascista”.

Lo cierto es que realizó retratos de Marx, Engels, el Che y, más recientemente, de Mariano Ferreyra.

Desde 1963 ejerció la docencia: el último instituto en que se desempeñó fue la Asociación Estímulo de Bellas Artes, donde tuvo a su cargo los talleres de dibujo y pintura sobre figura humana. Sin duda el profesor más reconocido y prestigioso de la Asociación en esos momentos, Terribili lo era todo en sus cursos: maestro, consejero, director de proyecto…

En la citada entrevista, así definió su punto de vista sobre la función de la enseñanza: “La mentalidad de ahora es que matás a todos los que tenés a tu lado y triunfás, o si no te comen a vos. Eso es terrible. Y eso con la docencia uno lo puede revertir. Enseñarles lo que es el trabajo lento, el aprender, el no tener urgencias, que el trabajo es la base de todo, tanto en la vida cotidiana como en la artística”.

Debió esforzarse, pero logró su objetivo. Gabriela Benítez Tapia, una de sus alumnas, que participó en la realización del mural de la plaza Roque Sáenz Peña, nos contó en la oportunidad: “Lo que más rescato es la relación entre nosotros: la oportunidad de conocernos, de asumir que somos un grupo y podemos llevarnos bien, los lazos afectivos que se fueron armando con Carlos y entre nosotros, el entusiasmo y las ganas de hacer”. Por su parte, su compañera María Elena Gutiérrez destacó “el trabajo grupal y el aprendizaje, sobre todo”. Y Mauro Ponce sintetizó: “Me parece que el trabajo en equipo es lo mejor de la experiencia”.

Pero acaso lo más importante sea puntualizar que, más allá de sus méritos artísticos y docentes, Terribili fue un ser humano sensible y compasivo, dispuesto a comprender al otro y a comprometerse con él.

volver arriba

Secciones

Contacto

Nosotros

Archivo