“Una necesidad de interacción”
- Escrito por Victor Pais
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El Servicio Comunitario Emanuel desarrolla hace más de veinte años un sistema que combina atención psicológica gratuita a niños en situación de vulnerabilidad social y un régimen de pasantías para profesionales recién recibidos que son quienes asumen la tarea terapéutica. Las experimentadas psicoterapeutas Claudia Zanotto y Susana Boz, responsables, entre otras cosas, de coordinar la actividad y supervisar esos tratamientos, cuentan los pormenores de su trabajo.
–¿Cómo surgió este proyecto?
Claudia Zanotto: –Todo este proyecto surgió para cubrir ciertas necesidades, que nosotros veíamos en su momento ya hace casi más de veinte años atrás, y que era que psicólogos recién recibidos no podían hacer su práctica clínica después de ser egresados de la facultad porque no había lugares que no fueran pagos. Por otro lado, familias que no tenían prepaga, no tenían obra social y a las que los hospitales les daban los turnos con mucha distancia. Entonces pensamos en estas necesidades y cómo cubrirlas, y que nosotros desde el servicio podíamos dar un beneficio para las familias y capacitar justamente a los profesionales recientes, que hacen una atención a estas familias, pero también tienen un taller teórico-clínico y tiene supervisión como para ir aprendiendo.
–¿El proyecto forma parte de un convenio que se hizo con la ciudad?
Claudia Zanotto: –No con la ciudad, con algunas instituciones, con el zonal. Antes eran los zonales, después pasaron a ser los Centros de Gestión y Participación [ahora sedes del gobierno comunal]. Entonces con algunos zonales y con algunas instituciones de la zona armamos un proyecto. Todo esto tiene en realidad su origen en la constitución de la red. Nosotros estábamos en vinculación con algunos zonales, con algunas instituciones gubernamentales y no gubernamentales, y entonces empezó a haber toda una necesidad de interacción, de trabajar conjuntamente frente a ciertos problemas que aparecían en la comuna. Nos juntamos y desde ese momento se formó la red interinstitucional. Eso sigue existiendo y se llama Red Acción.
–¿Cuáles eran los problemas que estaban identificando en la comunidad?
Susana Boz: –Necesidades de asistencia no satisfechas, chicos con sus dificultades y sus familias que iban a los hospitales y tenían que sacar el turno a las cinco de la mañana. La gente busca atención cercana en espacio y cercana en afecto, más personalizada.
–¿Estos pacientes son derivados por instituciones de la zona?
Susana Boz: –Tenemos un contrato para que los equipos de orientación escolar de las escuelas de la zona y las escuelas de recuperación nos manden los chicos con dificultades.
–¿Y cuáles son las características de estos pacientes?
–Claudia Zanotto: –Justamente son los que están más carenciados. Sin ningún tipo de cobertura (que también es una condición para ser atendido). Pueden vivir en asentamientos, en lugares alquilados, dormitorios, habitaciones… Realmente tienen un nivel socioeconómico muy precario. Entonces, tanto las escuelas de recuperación como los equipos de orientación detectan cuáles son las familias o el niño en la escuela que tiene necesidad de ser atendido y nos lo derivan. Nosotros tenemos ya un primer comentario, un primer informe de los derivantes, con quienes hacemos una reunión mensual donde hay una ida y vuelta. Los pasantes hacen un mini-informe del mes relacionado con cómo están estos niños, cómo está la familia, si hay alguna pregunta, si hay algo que quieran transmitir para el trabajo de los docentes en el aula. Y a su vez los derivantes nos comentan algo que han visto los docentes o la dirección de la escuela. Con los adultos responsables del niño también se tienen entrevistas, y llegado el caso, y si hay lugar y si es necesario, algunos de estos padres pueden hasta tener su tratamiento psicoterapéutico a lo largo de ese año que dura el tratamiento del niño, en otro horario y con otro pasante.
Susana Boz: –Después se hace un psicodiagnóstico de terminación y todo eso se manda a los derivantes, aparte del informe chiquitito mensual, que dice: “Sigue concurriendo” o “Seguimos trabajando con el nene o con la mamá”.
–¿Qué se les exige a los pasantes además de haberse recibido de psicólogos?
Susana Boz: –A los pasantes se les pide que estén en el taller teórico-clínico, que son los martes a las tres de la tarde, que hagan una supervisión que se combina con nosotros y que tengan una tarde para atender, y que después, cuando termine la pasantía, hagan un trabajo sobre alguna patología, sobre un paciente, sobre un caso X, con inclusión de un poco de teoría.
–¿Qué evaluación hacen después de tantos años de estar trabajando con este sistema de becas y pasantías?
Susana Boz: –Pensamos que, dadas las carencias socioeconómicas de la gente, muchas veces son familias muy desorganizadas. Y el solo hecho de poder tener un horario para el chico o para los padres y poder sostener ese horario organiza algo. Y después la posibilidad de tener un lugar para hablar, para verbalizar lo que les pasa, y el chico para jugar y hablar, es un estímulo para el proceso de simbolizar. Que sea hablar en lugar de actuar o de mandarse acciones impulsivas o somáticas. Todo lo posible que se pueda trabajar en un año.
Claudia Zanotto: –Nosotros pedimos a los pasantes poner en palabras en un escrito cuál fue su experiencia y de una u otra manera siempre lo que dicen es un agradecimiento, que tuvieron muy buena experiencia y que lo que les permitió es ir adquiriendo la identidad profesional. Esto en términos generales, porque hemos tenido personas mayores, psicólogos que no habían podido por distintos motivos de la vida ejercer su profesión tempranamente y que después, ya con hijos grandes, pudieron venir acá, se incorporaron, tuvieron su experiencia y se sienten con esta posibilidad de poder ubicarse del otro lado, que sería del lado del profesional que atiende.





