“Vamos a armar una enorme movilización”

Con motivo de realizarse mañana la segunda edición de la marcha contra la violencia hacia la mujer “Ni una menos”, el Partido Obrero de La Paternal organizó en su nuevo local, ubicado en la intersección de las calles Nicasio Oroño y Magariños Cervantes ,una charla informativa que estuvo a cargo de la dirigente Vanina Biasi.

En primer término, la expositora se refirió a “la movilización que hace un año concentró en todo el país a más de medio millón de personas”, a la que calificó como “histórica en todo sentido”, y definió como “una de las movilizaciones más grandes de este país”. La comparó con “aquellas posteriores a la dictadura militar, en el sentido de que se producían en lugares que no tenían en su memoria acciones colectivas de los vecinos, como pequeños barrios y pequeñas localidades del interior”.  

Dijo seguidamente que ese “es un aspecto doblemente importante cuando se piensa que el tema que movilizó a tanta gente en todo el país tuvo que ver con la defensa de los derechos de las mujeres” y que “en ese sentido esa movilización tuvo carácter histórico” ya que “nunca antes en la Argentina  había habido una movilización de tanta importancia detrás de consignas que tuvieran que ver con el movimiento y con los derechos de las mujeres”.

Recordó a continuación que “esa movilización ocurrió detrás de una serie de consignas que si bien no fueron únicas, porque el movimiento es muy heterogéneo, la expectativa mayoritaria  tenía que ver con que la gente que se movilizaba pretendía que el gobierno de turno hiciera algo al respecto”.

En ese sentido, observó que “era una movilización que todavía no podía llegar a la conclusión de que ese gobierno de turno al  cual le iba a reclamar cosas, más que colocarse en el terreno de la solución se iba a colocar en el de los problemas”, por ser precisamente “uno de los actores principales y motor fundamental en lo que tiene que ver con todas las formas que asume la violencia contra la mujer en esta sociedad”.  

Consideró que “como ocurre en todos los terrenos, hay que librar batallas políticas y tratar de clarificar, pero una cosa es clarificar sobre la base de que todo el mundo ignore una problemática y otra cosa es tener que salir a batallar políticamente en medio de una movilización de medio millón de personas”.

Y enfatizó: “Preferimos este terreno, mejor estar equivocados con medio millón de personas en la calle y no andar penando solos en casa pensando que las cosas tienen que estar mejor pero sin haber movido un dedo para que estén mejor”.

De lo expuesto hasta ese momento, dedujo que “se generó un terreno apropiado para poder desarrollar al movimiento de mujeres y a la lucha por los derechos de las mujeres en otra dimensión de la que existía con anterioridad al último 3 de junio”.  

El rol del Estado y el “problema cultural”

“Entre el año pasado y este ocurrió algo que vimos de manera palpable en nuestra propia participación dentro del movimiento de mujeres”, expresó en el siguiente tramo de su exposición. Explicó que “definitivamente hubo un avance en la organización y en la concientización sobre estos temas en todos los ámbitos” y que “en el movimiento popular la lucha por los derechos de las mujeres avanzó”, pero advirtió que “no hubo ningún tipo de respuesta de parte del Estado”.

Precisó que “el Estado tenía que cuantificar y no cuantificó absolutamente nada” y que “el gobierno kirchnerista procedió a ocultar todo tipo de cifras, no solamente las que hoy se saben con respecto al tema de la pobreza o las que fueron más agitadas en la campaña o en los debates populares, sino cifras muy centrales para poder llevar adelante lo que ellos llaman políticas de Estado respecto de determinadas temáticas”.

Y ejemplificó: “Nunca me voy a olvidar de cuando Ginés González García, el más progresista de los ministros que tuvo el gobierno pasado, en marzo de 2007 se presentó junto a una cantidad de feministas, organizaciones de mujeres, etcétera, y nos dijeron que iban a comenzar a dar año tras año una especie de cifras sobre la situación de la mujer en la Argentina”.

Contó que “aquellas cifras eran maravillosas, decían que el 80% de las mujeres accedían a métodos anticonceptivos, que a pesar de las campañas que hacían instituciones religiosas como la Iglesia católica las mujeres superaban todos los obstáculos y accedían a la educación sexual…“ .

A renglón seguido, informó que “el gobierno no dio nunca más una cifra sobre lo que les pasaba a las mujeres en el país” y que “siete años después de que nos dieran estas cifras nos enteramos de que en la Argentina había aumentado en un 15% el embarazo de niñas de entre diez y diecinueve años y que proliferó el embarazo de niñas de entre diez y catorce”, y subrayó que tres mil niñas de esta última franja etaria “año tras año llevan a término un embarazo”, lo que “significa que en la Argentina crecieron las violaciones de niñas y que nos han vendido de manera bastante fraudulenta todo lo que tiene que ver con la educación sexual y el acceso a anticonceptivos”.  

Refirió que el kirchnerismo planteaba que “desde el Estado ya se hizo todo lo que se podía hacer, lo que pasa es que hay un problema cultural y entonces tenemos que ver cómo atacamos esa cultura machista que se arrastra desde hace mucho tiempo en la Argentina”.

Aclaró inmediatamente que “bajo esta tesis que habían establecido desde el gobierno anterior, el concepto de lo cultural fue absolutamente disociado de las condiciones materiales que generan determinada cultura, y la sociedad dividida en clases y la explotación nada tenían que ver con la generación de determinada cultura en determinado momento histórico”.

“Entonces resulta”, continuó, “que si hay una cultura machista establecida, eso no tiene nada que ver con que un Estado imparta determinada formación dentro del sistema educativo oficial, ni que ese Estado defienda los intereses de una clase minoritaria por sobre los de una clase mayoritaria, ni con que la violencia sea funcional a un régimen social de explotación, sino que tiene que ver con que genéticamente la sociedad estaría conformada para ejercer esto que se llama machismo”.  

Advirtió que “aunque resulte difícil de creer, hay toda una parte de la sociedad que lo ve de esa manera” porque “vivió siempre atravesada por esa violencia, y cuando quiere tratar de ver qué es lo que pasa más allá, se le mete en medio un manto de oscuridad”.

Y recalcó: “No nos cabe ninguna duda de que estamos en presencia de un problema cultural, pero no podemos adherir a la tesis de que el Estado hizo todo porque somos de los que creemos que el Estado hace todo, sí, pero para violentar a las mayorías populares”.

Aseguró que “para que realmente se pueda sojuzgar al conjunto de la clase obrera hay que crear mecanismos de sometimiento dentro de la propia clase, y la violencia contra la mujer es uno de ellos, que funciona como una manera de control social”. 

Y enumeró: “Tenemos el aborto clandestino, la trata de personas, la explotación sexual, el intento cada vez más fuerte – ahora, con la firma de Osvaldo Bayer y no sé quién más- de convertir oficialmente a la prostitución en un trabajo, o sea  todo un reguero de políticas de Estado, algunas más visibles y otras más difíciles de ser visibilizadas por el conjunto de la gente, que van dirigidas a violentar a las mujeres de manera sistemática”.  

La Iglesia católica

No podía faltar en el análisis la referencia a la Iglesia católica. La introdujo contando que “el año pasado Bergoglio habló una semana antes del 3J”. Refirió que en una entrevista con un diario de Tres Arroyos, el actual Papa “contó una anécdota que le había pasado a los diez años, dijo que le había contestado a la maestra y cuando llegó a la casa la madre le colocó un bife como Dios manda y le dijo que no podía rebelarse frente a su maestra porque ella le enseñaba a ser hombre”.  

“En esa pequeña anécdota, Francisco concentraba todo lo reaccionario de lo que la Iglesia católica quiere que sea la familia: pegar a los chicos es una forma de educarlos, los niños no se pueden rebelar frente a los mayores -en la anécdota no cuenta quién tenía razón, si él o la maestra- y, finalmente, ¿para qué te educa la maestra? Para ser hombre. Toda la porquería social que defiende la Iglesia católica estaba concentrada en la pequeña anécdota del papa Francisco”, se indignó Biasi.

Destacó además que “ningún papa habla de manera ingenua  a un medio de comunicación”, que “si hay alguien que tiene conciencia del rol que quiere que cumpla la familia bajo esta sociedad es la Iglesia católica” y que “la posición de Francisco fue muy clara con respecto a lo que defendía desde el punto de vista del ordenamiento familiar”.

La movilización de mañana  

La última parte de la exposición estuvo dedicada a la movilización que tendrá lugar mañana. Así, destacó que “este 3 de junio tiene que madurar en el sentido de poder ver todas aquellas cuestiones que desde los partidos patronales y los diferentes gobiernos fueron esgrimidas para hacer, en medio de la movilización popular, como que se hacían cosas, y resultaron ser una estafa que debe ser denunciada a la luz de esta nueva movilización, que va a tener muchas características diferentes de la anterior”.   

Y anunció: “Con la movilización popular y la presión masiva de la gente en la calle vamos a arrancarle al gobierno que nos diga efectivamente cuántas mujeres mueren al año en este país y cuántas denuncian situaciones de violencia, y vamos a arrancarle también que el presupuesto para asistir a las mujeres violentadas de este país deje de ser el 0,0055%  que era hasta el año pasado y que los presupuestos provinciales y municipales no sean tan miserables”.

Reveló luego que alrededor de la movilización “hay una disputa política muy profunda”, y consignó: “El kirchnerismo vino el sábado pasado a querer romper todo, metió doscientas personas de la Tupac Amaru en reuniones que veníamos teniendo con dos por agrupación y pretendió que convirtiéramos la movilización del 3 de junio en una jornada que llevara como primera bandera la libertad de Milagro Sala. Nosotros les dijimos que la que está presa por ser pobre y mujer se llama Belén y está en Tucumán, y que Milagro Sala no está presa ni por ser pobre ni por ser mujer ni mucho menos indígena. Querían poner también, por supuesto, ‘abajo la persecución a Cristina Kirchner’, pero fundamentalmente lo que hicieron fue venir a romper la organización de la movilización”.

Y concluyó: “Vamos a armar una enorme movilización, logramos imponer la consigna ‘El Estado es responsable’, queríamos poner ‘Ni una menos: como ayer, el Estado es responsable’ pero algunas personas no quisieron y terminó siendo ‘Ni una menos, vivas nos queremos’, que es una de las consignas del enorme movimiento mexicano de mujeres y ‘El Estado es responsable’. Con esas banderas nosotras vamos al Congreso de la Nación  para marchar a la Plaza de Mayo”.