La Fray Justo en el ojo de la tormenta
- Por Valeria Azerrat
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Las familias de la escuela 16 D.E. 14 Fray Justo Santa María de Oro, que dejaría de funcionar para que su actual edificio situado en Álvarez Jonte 1964 albergue a la secundaria Argentinos Juniors, temen la posibilidad de que los alumnos queden sin una vacante en 2026. Mientras, el jefe de Gobierno, Jorge Macri, en una reunión con vecinos en el Instituto Cabrini confirmó la decisión y dijo que “es una fusión para que los chicos aprendan bien”, a la vez que aseguró: “No se cierra nada, es falso. Lo que estamos haciendo es juntar dos escuelas que tienen vacancia para que la experiencia en el aula sea de aprendizaje integral”.
Con un mensaje en el que pareció no estar en el detalle respecto del conflicto en materia escolar, Macri recibió decenas de consultas de los presentes entre las que, ya hacia el final del encuentro, estuvo la situación que atraviesan las instituciones educativas de Villa General Mitre.
La demanda hecha hacia el titular del Ejecutivo porteño comprende a la decisión que semanas atrás adoptó su gestión y que impacta de lleno sobre las comunidades de la zona. Desde el Ministerio de Educación a cargo de Mercedes Miguel anunciaron que mudarán al edificio de la Fray Justo a los estudiantes de la secundaria Argentinos Juniors.
El traslado responde al pedido hecho desde el club deportivo al Gobierno porteño de desalojar el espacio que ocupan las aulas bajo la tribuna de la calle Boyacá para avanzar en la obra de modernización del estadio. Por ello, desde 2026 la secundaria funcionaría en el edificio de la Fray Justo.
Ello trae como consecuencia el cierre como tal de la primaria y el jardín en el próximo ciclo lectivo y la reubicación de los alumnos en la Escuela 15 Provincia de Mendoza, que está a unos 700 metros y que, al igual que la Fray Justo, tiene el esquema de jornada simple, dividida en turno mañana y tarde.
El traslado es resistido por las familias, los alumnos y docentes de la Fray Justo, una escuela centenaria del barrio a la que concurren unos 114 niños y niñas y que se caracteriza por ser una institución inclusiva, que contiene alumnos con neurodivergencias.
Juntos organizaron diversas actividades en protesta: hubo semaforazos, abrazos al edificio y una “caminata por la educación” para exigir que el establecimiento siga en funcionamiento. Su acción más reciente –el pasado viernes– fue un nuevo semaforazo en la esquina de Álvarez Jonte y Andrés Lamas para renovar su pedido a las autoridades educativas. Las familias que participaron con carteles con la consigna “No al Cierre de la Escuela” expresaron, en esta oportunidad, su preocupación ante la posibilidad de que los alumnos no consigan una vacante para el próximo año de concretarse la decisión del Gobierno porteño.
El malestar, además, se agrava ante la cercanía de la fecha prevista de inicio de inscripciones para el ciclo lectivo 2026 que, por lo general, es a fines de septiembre, de manera virtual a través de la plataforma oficial del Gobierno de la Ciudad.
Angie, mamá de dos alumnos de la escuela primaria, calificó de “malísima” la idea de cerrar la institución. “Estamos pidiendo reuniones de manera urgente, pero no tenemos respuestas”, contó. Y sostuvo que hay incertidumbre respecto de lo que pasará con la escolaridad de sus hijos en 2026.
“Nos dijeron que hay tres escuelas para que vayan los chicos, pero no creemos que tengan vacantes suficientes porque son edificios reducidos”, expresó. Y remarcó: “No queremos tener un plan B porque eso sería ceder”.
Por su parte, la docente Lucía González describió un panorama similar: “A las familias no les aseguran una vacante en escuelas de la zona. Mandamos notas para reunirnos con el Ministerio, pero no hay respuesta. Los padres están desconcertados”.
Luciana Fernández, también maestra de la escuela, defendió el rol de la institución escolar al señalar que “es un ejemplo de trabajo de inclusión”. Y refirió: “Trabajamos constantemente con las diversidades y escuchamos a las familias”. Asimismo, subrayó que “las matrículas reducidas hacen a la identidad y a las necesidades de la infancia, entonces no pueden decir que no importa la cantidad de matrícula, que no importa el edificio, porque sí importa. No es lo mismo un lugar que otro”.
De esta manera, la comunidad escolar salió a responder el argumento esgrimido por el Gobierno para justificar el cierre cuando adujo como motivo una matrícula acotada de alumnos.
La palabra de Macri
Durante el encuentro con vecinos del pasado sábado, Macri fue consultado por la situación. Sin permitir que uno de los vecinos que tomó el micrófono para realizar la pregunta terminara de exponer el tema, el jefe de Gobierno se apresuró a responder tajantemente: “No hay un objetivo de cerrar escuelas, sino que discutimos una mejora de cómo los chicos aprenden”.
Posteriormente, hizo una defensa cerrada de la medida durante la cual confundió el cierre de la escuela Fray Justo con la de Argentinos Juniors y dijo que la secundaria tenía una baja matricula de estudiantes, por eso se iba a “fusionar” con otro establecimiento cercano. Más allá del traspié, Macri reiteró que la decisión no representa “cerrar una escuela”, sino que “es cuidar a los chicos para que aprendan bien”.
Tras la intervención de una mujer que, fuera de micrófono, insistió en que se trataba de un cierre, el jefe de Gobierno, presumiendo que se trataba de una docente y visiblemente disgustado, la acusó de “hacer política partidaria” y se animó a decirle que “lo que les molesta es que van a tener que poner el dedito para dar el presentismo porque no quieren laburar”.
Dijo también que realizaron una encuesta con la comunidad escolar de la escuela Argentinos Juniors que tuvo como resultado que “un 82 por ciento está de acuerdo” con la mudanza, mientras que el 18 por ciento restante no la acompaña.
En rigor, cuando la entidad deportiva pidió que fueran desalojadas las aulas por las obras en la cancha, el Gobierno porteño había previsto el traslado a un edificio en el barrio de Parque Avellaneda, a unas 50 cuadras de su actual localización. En consecuencia, la comunidad escolar inició una campaña de visibilización para oponerse que determinó que desde el Ministerio de Educación se reorientara la búsqueda hacia un edificio alternativo en la zona. Así fue que llegaron a la Fray Justo, situada a solo 300 metros.