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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 6 de octubre de  2024
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“El ajedrez toma cada vez más protagonismo”

“El ajedrez toma cada vez más protagonismo”

Maestro FIDE de ajedrez, nuestro vecino Martín Bitelmajer, con sus jóvenes 27 años, lleva en su bagaje una destacada carrera como jugador. Sin embargo, lo que ocupa un lugar central en su vida es su trabajo como docente del juego ciencia con el cual también se vincula al barrio: todos los sábados por la mañana, en el Polideportivo Malvinas, el grupo de ajedrecistas aficionados de la Asociación Atlética Argentinos Juniors aprende y disfruta con sus clases magistrales.
Ya desde muy chico, Martín Bitelmajer despuntaba con excelentes campañas en los máximos torneos que correspondían a su categoría. Llegó a coronarse campeón metropolitano (ciudad de Buenos Aires) en las categorías sub 10, sub 12, sub 14, sub 16 y sub 18, campeón del Mercosur sub 12, subcampeón argentino sub 12 y sub 14 y subcampeón panamericano sub 12. En 2005 obtuvo el título de campeón argentino sub 18 y de campeón sudamericano sub 18. En 2006 retuvo el título de campeón argentino sub 18. Ya como Maestro de la Federación Internacional de Ajedrez (Maestro FIDE), título que logró en 2009, obtuvo en 2013 el primer puesto en el campeonato de la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE) y en 2015 el subcampeonato en el Abierto de Salto (provincia de Buenos Aires).
–¿Qué significa ser maestro FIDE de ajedrez?
–Es la primera etapa de la maestría. Viene Maestro FIDE, después Maestro Internacional y luego Gran Maestro. Esas son las tres etapas.
–¿Cómo llegaste a obtener el título de Maestro FIDE?
–Superando el ranking internacional de 2300 puntos de Elo. Luego de salir campeón argentino sub 18 tenía 2240 de Elo. Después tuve una seguidilla de torneos, campeonato mundial y otro torneo continental con el que superé los 2300, llegando a 2325. Y ya al superar 2300 de Elo, pagás un canon por única vez y te validan el título de Maestro FIDE de ajedrez.
–Empecemos de más atrás: ¿cómo surgió tu inclinación por el ajedrez?
–Viendo a mi viejo con mi hermano jugar al ajedrez. Yo tenía siete años y no me dejaban jugar porque ellos se aburrían, no tenían paciencia para explicarme, y justo al poco tiempo se abrió un taller en la escuela primaria a la que iba: la Nº 7 Distrito 18 en Villa Luro. Se abrió el taller de ajedrez, y para poder ganarles a mi viejo y a mi hermano me agarró la curiosidad de poder aprender. Así arranqué. Luego, cuando aprendí a jugar, empecé a competir en torneos escolares y como obtuve resultados positivos me dio más ganas de seguir. Mariano Fraschini, Maestro Internacional, mi mismo profesor del taller de la escuela primaria, me vio que tenía condiciones y que tenía muchas ganas. Entonces me llevó a Vélez Sarsfield, donde él también enseñaba, y ahí empecé a jugar en forma de interclubes.
–¿Quiénes fueron tus maestros más importantes?
–Fraschini, que fue mi profesor desde los siete años a los doce, tanto en la escuela primaria como en Vélez. Me enseñaba en los dos lados. Luego de Vélez hago un traspaso al Club Argentino de Ajedrez, que queda en Paraguay al 1800, donde me entrena en forma particular Facundo Quiroga, que también fue Maestro Internacional, con quien estuve hasta los dieciséis años aproximadamente. Luego cambio con Pablo Lafuente, también Maestro Internacional en ese momento, hoy en día Gran Maestro. Más adelante tuve otros maestros como Diego Valerga y Sergio Slipak.
–¿De chico le dedicabas muchas horas al estudio del ajedrez?
–No estudiaba mucho. Lo que sí hacía es jugar muchas partidas. Desde los ocho años hasta los doce jugué todos los torneos escolares que había. Y también jugué todos los torneos entre clubes. Mucha práctica más que estudio. Ya a los dieciséis le di bastante duro al estudio porque hasta el sub 14 los resultados eran bastante positivos, pero en el sub 16, los dos años en los campeonatos nacionales me cagaron a palos, me mataron… Entonces no me quedó otra que ponerme a estudiar y fue justo con el cambio de Pablo Lafuente.
–¿Cómo es tu agenda y cuál es tu objetivo como jugador?
–Hoy en día estoy jugando pocos torneos por la falta de tiempo debida a los compromisos laborales, pero cuando puedo, de a poco intento volver al circuito. Participo en torneos de pocos días que se jueguen en un fin de semana o en la liga nacional por equipo que se juega los días sábados. Mi objetivo para el año que viene es organizarme mejor los días y horarios para volver a pleno a la competición.
–¿En qué consiste tu método de entrenamiento?
–Al estudiar y preparar las partidas que tengo que enseñar, ahí es cuando me entreno a mí mismo. Y es mi forma hoy en día de mantenerme en ritmo. Ese es mi mecanismo.
–¿Cómo definirías tu estilo de juego?
–Soy bastante flexible. Me puedo adaptar al juego táctico como al posicional. Por lo general empiezo por un juego posicional para terminar en posiciones confusas, complicadas, donde la táctica me ayuda bastante. Creo que puedo calcular varias jugadas, varias posibilidades, lo que me da bastante ventaja en el análisis a largo plazo.
–¿Qué jugadores de la historia del ajedrez son de tu preferencia y por qué?
–Me gusta mucho [José Raúl] Capablanca. Capablanca jugaba un ajedrez muy sencillo. Sencillo para ese nivel. Nunca lo veías hacer cosas rarísimas, como hoy en día que ves una computadora que hace jugadas rarísimas y dificilísimas de ver. Capablanca siempre fue muy metódico y además tenía un gran talento. Luego otro jugador que me gustó mucho la actitud ganadora que tenía era [Alexander] Alekhine, que fue el que lo sucedió a Capablanca como campeón mundial. Alekhine era un jugador totalmente agresivo en su forma de jugar, un jugador que preparaba mucho las partidas. Fue como uno de los primeros grandes estudiosos del ajedrez. Todos los grandes maestros tenían sus cosas: [Tigran] Petrosian tenía el arte de evitar los ataques futuros, imaginaba cuáles piezas rivales lo podían atacar y cómo podía adelantarse a esos pasos. Un arte de la defensa increíble. Luego me gustaba mucho [Mijail] Tal porque era un genio táctico; siempre decía que había dos tácticas: las tácticas buenas y las tácticas de él. Todo el mundo decía que Tal era malísimo pero así y todo fue campeón mundial. Era malísimo, decían, porque claro, él tenía mucha intuición, calculaba, sacrificaba, cosa que hoy en día tanto no existe, pero no era que sacrificaba para dar jaque mate, sino que sacrificaba porque complicaba las posiciones y eran posiciones confusas, y también psicológicamente eso era muy complicado para el rival. Tal vez después si lo analizabas con computadora, objetivamente no eran tan buenas, pero en la táctica era un monstruo. [Bobby] Fischer me gustaba mucho. La agresividad del juego, siempre buscaba todas posiciones agresivas donde las piezas fluían mucho. Me gustaba mucho que siempre buscaba la jugada más fuerte. Era un estudioso y un talentoso, un obsesivo del ajedrez; las partidas eran artísticas, vistosas. Después [Gary] Kasparov me gustó mucho. Totalmente agresivo. Una mentalidad ganadora. Se sentaba y ya pensaba que lo iba a destruir al rival. Concentración 100 x 100. Nunca se levantaba de la silla. Era un animal; no se cansaba, podía jugar seis horas y seguía como si fuese la primera jugada. Normalmente un ajedrecista se cansa. Además tenía un juego con mucha táctica, vistosamente lindo. Y el otro que me gusta no es campeón mundial: [Vasili] Ivanchuk. Es el más normal de todos los monstruos. ¿Qué significa? Puede perder con cualquiera pero le puede ganar a cualquiera. Es un jugador que te sorprende constantemente para bien o para mal.
–¿Y entre los argentinos?
–Mi ídolo es [Pablo] Ricardi. Me acuerdo cuando tenía alrededor de doce años, las primeras veces que iba al Club Argentino lo vi jugando una partida contra un jugador fuerte de primera, y veo que gana un final que en ese momento yo decía: “En ese final no hay nada que hacer, es empate”; y le da una maniobra, una forma de juego a las piezas que termina ganando con mucha elegancia. Siempre me quedó grabada esa posición, y a partir de ahí dije: “¡Guau! ¡Qué increíble! ¡Cómo juega!”. Otro jugador que me gusta mucho por la actitud ganadora es [Diego] Flores, un jugador de la nueva generación. Después he visto algunas partidas de [Oscar] Panno, pero no tengo el conocimiento de haberlo visto en una partida real, mientras que tanto con Ricardi y Flores me tocó jugar y su presencia al sentarse frente al tablero era importante.
–¿Podés recordar alguna partida que hayas disfrutado en particular?
–Las que más recuerdo son las partidas importantes donde logré salir campeón argentino. Es lindo saber que podés ganar en los momentos críticos. Después hay otras partidas que les he ganado a grandes maestros como a Diego Valerga en el torneo Pro-Am de Villa Martelli en el año 2009, que también me dio mucho placer porque le terminé dando un mate muy elegante y había calculado varias jugadas.
–¿Qué pensás de la movida ajedrecística en la ciudad y en el país?
–El ajedrez toma cada vez más protagonismo. Hace muchísimos años, desde que yo me acuerdo, que no hay tanto protagonismo. La Federación Argentina está organizando torneos a lo largo de todo el país, de Tierra del Fuego hasta Salta. Es bastante federal el ajedrez hoy en día, hay mucha actividad de torneos. En Capital Federal todos los fines de semana hay torneos. Hay torneos en Salto, en pueblos de 30.000 habitantes en donde vos decís “qué va a haber ajedrez”; hay mucha actividad; en Coronel Suárez, en muchas localidades se están haciendo lindos proyectos, y se ven niveles de juego de ajedrez y los chicos van progresando mucho. Todavía no hay tanto auspicio económico. Hay algunos proyectos de becas del Gobierno pero todavía no alcanzan para que uno pueda vivir del ajedrez en forma profesional.
–¿Qué balance hacés de tu actividad como docente en Argentinos Juniors?
–El grupo ha mejorado un montón. Tenemos cuatro jugadores con ranking internacional. Cuando arrancamos no había ninguno. Es un grupo bastante homogéneo, competitivo, con un nivel parejo, lo que ayuda a que mejoren. Y además de a poquito le estamos sacando el miedo a jugar los torneos. Se están sacando de a poco los miedos de que ellos pueden ganarle a cualquiera. Era eso lo único que faltaba.
–¿Cuáles son las típicas dificultades con las que se enfrenta el aficionado que intenta progresar en el juego y cómo puede superarlas?
–Una de las cosas que yo pienso siempre en relación con el ajedrez es que hay que sacarse los prejuicios. Muchas veces nosotros perdemos una partida y decimos: “No juego más esta apertura, no juego más esta jugada porque perdí”. Las personas somos resultadistas pero no vemos el balance objetivo de las posiciones. ¿Qué digo yo siempre? Saquémonos todos los prejuicios y analicemos en forma objetiva. Yo puedo perder pero tal vez puedo sacar un balance positivo. Lo mismo pasa en la evaluación de las posiciones de las partidas. Nosotros decimos, por ejemplo, “tengo una posición mejor”, pero no la estamos evaluando correctamente. Cada vez que nosotros evaluamos una posición tenemos nuevos problemas que solucionar y las posiciones van cambiando. No siempre son las mismas. Entonces al cambiar hay diferentes dificultades y hay diferentes maneras de pensar. Lo que yo quiero que mis alumnos hagan es que puedan razonar por sí mismos y que saquen conjeturas, ideas. Que estén bien o mal, no importa. Lo importante es tener la idea y después se va mejorando. Uno de los principales problemas en jugadores que son un poco mayores de treinta años es que la táctica, el tema de poder analizar varias jugadas en adelante, es una dificultad. Normalmente, si uno aprende el ajedrez de chico, la visualización táctica de varias jugadas adelante se te hace más innata.
–A propósito de los chicos, ¿qué importancia le atribuís al ajedrez en su formación?
–A los chicos el ajedrez les ayuda mucho porque les da una personalidad. También aprenden a respetar reglas de juego; respetan al rival, porque este es un juego en el que hay que admitir que el rival pudo haber jugado mejor y ganado. También el ajedrez es muy importante porque te ayuda a superar tus problemas, a insistir. Si perdés, seguís insistiendo, perseverás hasta que puedas entender bien el juego. Te da muchas herramientas tanto en la personalidad como en la visualización, en poder imaginarte una posición sin tocar las piezas. Un chico puede jugarte una partida a ciegas. Te puede adelantar un montón de jugadas y eso se puede aplicar en muchas cosas de la vida. Si nosotros podemos hacer un proyecto de vida a largo alcance podríamos estar proyectando una mejor vida. El ajedrecista no piensa solamente en el presente sino que piensa en qué va a hacer a futuro. Y eso es lo que más les da a los chicos. También yuda mucho a las matemáticas, en cálculos matemáticos que los hacés sin un papel y una hoja, los hacés mentalmente, porque lo hacés todo el tiempo con el ajedrez; todo el tiempo tenés que calcular, en el ajedrez pasa eso.
–Sabemos de tu actividad como organizador de los Torneos Amistad junto a profesores de otros clubes. ¿Cuál es el objetivo de esta experiencia y qué tienen programado para lo que resta del año?
–Con respecto a la organización de los Torneos Amistad, el objetivo es acercar a los aficionados de cada club para que se diviertan, aprendan y disfruten todos juntos de este juego que nos apasiona. En los dos torneos que hemos organizado en conjunto con Benjamin Mela (profesor del Club Atlético Boca Juniors) y Leandro Krisa (profesor del Club Hebraica), la convocatoria fue muy buena. La primera etapa, hecha en el club Vélez Sarsfield, donde también soy profesor, hubo 28 participantes, y en la segunda etapa, que se realizó en Obras Sanitarias, que nos prestó las instalaciones, vinieron 21 participantes. Este torneo es hecho a pulmón y las ganas que tenemos los profes es que los alumnos disfruten y conozcan este maravilloso juego. La próxima etapa está prevista para realizarse en Argentinos Juniors por el mes de noviembre. Por el momento apuntamos a los adolescentes y adultos. Tenemos previsto para el año que viene incorporar más clubes y organizar torneos para los chicos.

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