“Lo que realmente importa no se saca a la luz”

Convocado por la TV Pública para una nota informal con motivo de la campaña de las próximas PASO, el primer precandidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires por Política Obrera, Marcelo Ramal, concurrió a la esquina de las avenidas San Martín y Juan B. Justo, en nuestro barrio de La Paternal, invitado allí por ese medio en razón de las conocidas simpatías del político y economista por Argentinos Juniors. Al término de esa actividad, compartió una charla con partidarios y vecinos en la pizzería Torino, oportunidad en la que tuvo lugar esta entrevista.

–¿Qué significa tu candidatura en estos comicios?

–Es parte de una historia y de un derrotero que tiene que ver con una lucha muy extensa del Partido Obrero en la Legislatura porteña y en el movimiento obrero de la Capital. Nosotros, Política Obrera, hemos buscado rescatar la historia de una izquierda obrera, socialista e independiente que, naturalmente, quiere llegar al Congreso y volver a la Legislatura para hacer de estos lugares una tribuna política para que la clase obrera pueda liderar una transformación social en la Argentina y por lo tanto sacar a todo el país de una crisis que es completamente visceral.

–¿Cómo caracterizarías a esta crisis?

–Hay algunos datos que todos conocemos: 50% de pobreza, 60% de pobreza infantil, la mitad de los salarios que no llegan a la línea de pobreza, es decir, la pobreza no como una condición del excluido, del que no trabaja, sino como una situación que involucra a buena parte del que trabaja, incluso en blanco. ¿Y por qué hay que hablar de una crisis histórica? Porque el sistema capitalista, en estas condiciones que estamos viviendo en la Argentina, no les asegura a los trabajadores ni siquiera el derecho de ser explotados; el único derecho que tiene el trabajador en la sociedad capitalista, que es el de poder trabajar, aun aportando a la sociedad la riqueza social que es mucho más de lo que percibe, le es negado. Al mismo tiempo, el capitalismo ni siquiera puede mantener el mundo del trabajo, del que se supone debería servirse para obtener beneficios.   

–Desde el gobierno se argumenta que la pandemia no les dejó hacer todo lo que hubieran querido…

–En la Argentina, la pandemia puso de manifiesto el carácter rabiosamente capitalista de la experiencia del Frente de Todos. Te doy dos datos: por un lado, financiaron todo lo que se conoce como “el paquete de la pandemia” remunerando a los bancos con el 40% de interés, es decir que en vez de tomar en la emergencia las riendas del sistema financiero, dijeron “vamos a emitir moneda y para absorberla les damos a los bancos pagarés con un rendimiento del 40% anual”, de manera que en el año de la pandemia y de los muertos los bancos hicieron ganancias extraordinarias y 3 de cada 4 pesos de ese dinero fueron entregados a las empresas; solo el otro cuarto fue para el IFE u otras asistencias directas.

–¿Por qué en la campaña tu agrupación pone tanto énfasis en el acuerdo con el FMI?

–En esta elección se habla de todo pero lo que realmente importa no se saca a la luz, y es que entre bambalinas se está armando el acuerdo con el FMI que más allá de los aspectos financieros sobre tasas, 10 años, 20 años, 3 años de gracia, más allá de todo ese diseño, es muy claro que tiene como contrapartida una cierta política económica. El otro día, y perdoname la digresión, hablando con mis alumnos en una clase me preguntaban cuál es la garantía que tiene un título de deuda pública, es decir, cuando un acreedor tiene un título de deuda pública, qué representa en términos de un capital físico: ninguno, porque a diferencia de una acción o de un título de una empresa, que tiene como contrapartida un cierto activo como una máquina o una herramienta, algo físico, en el caso del título de deuda pública el Estado gasta el dinero y por lo tanto los recursos que obtuvo se desvanecen en el aire. ¿Y cuál es entonces la garantía del título de deuda pública? La política económica de un país. Es indudable que el acuerdo con el FMI va a tener como contrapartida una determinada orientación de política económica, cuyos dos pilares son una nueva reforma previsional y una reforma laboral, en ese orden.

–¿Podrías explicar una y otra, y por qué ese orden?

–Primero la reforma previsional, que es la más importante porque es plata contante y sonante. Si la Argentina aumenta la edad jubilatoria de 65 a 70 y de 60 a 65, son 5 años donde los que debían ser nuevos jubilados no lo son, lo que significa un fabuloso embolse de recursos para reforzar el pago de la deuda pública. Por otro lado, la miseria previsional de cobrar un haber jubilatorio como el actual actúa como un incentivo para reabrir el negocio de la jubilación privada, porque una franja de trabajadores (un bancario, un chofer de colectivo, alguien que está un poco por encima en el salario) empieza a ahorrar en un fondo privado. Ahí están agazapados los fondos de inversión, los mismos fondos que son acreedores de la deuda: BlackRock, Templeton. El gran negocio de esos fondos a nivel mundial es el negocio jubilatorio, es decir, armar fondos de pensión privados, y esto es lo que no se dice en la campaña electoral.

–¿Y en cuanto a la reforma laboral?

–Ya está en discusión; para no entrar en mayores detalles, el objetivo final es convertir al trabajador argentino en monotributista, en términos más o menos generales; Brasil acaba de aprobar una reforma similar inspirada justamente por el Fondo Monetario. Entonces ¿qué es lo que va a pasar? Como el acuerdo con el FMI dura como mínimo 10 años, es decir que no es un problema de gobierno sino de Estado, el FMI ya le dijo al gobierno “muchachos, lleven esto al Congreso para que todo el mundo ponga los dedos”. Entonces, el Congreso que se elige ahora es el que va a tener esta votación del acuerdo con el FMI. Es muy importante que el electorado lo sepa y que sepa también no solo cómo va a votar cada uno de los miembros del Congreso sino la lucha política que va a dar contra este acuerdo. Por eso, la banca tiene que ser un factor de clarificación, una tribuna política y también una convocatoria a la movilización popular.