El papa Francisco y sus huellas en La Paternal
- Escrito por Victor Pais
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Gran conmoción internacional provocó el fallecimiento del papa Francisco tras doce años de ejercer el pontificado. Dada su condición de argentino y jesuita, su designación representó una doble ruptura con el canon tradicional de la Iglesia católica, ya que fue el primer papa no europeo y a la vez el primero perteneciente a dicha orden religiosa.
“Un recuerdo muy grato tengo para con él, ya que trabajamos juntos y me ha enseñado mucho su vida ministerial, su vida sencilla, su vida de hombre de fe, de hombre con empatía para con el prójimo, para con el próximo; él, que vivió con la humildad, la entrega, la alegría también por sobre todas las cosas”, expresó a Tras Cartón, poco después de conocerse la triste noticia, el padre Eduardo Gabriel Tesone, cura que conduce la parroquia Encarnación del Señor, ubicada en Manuel Rodríguez 2444, entre Nicasio Oroño y Fragata Sarmiento.
A su vez contó: “Yo tengo que agradecer algo muy grande ya que en la semana del fallecimiento de mi madre en julio de 2013, [Francisco] tuvo la deferencia de llamarme por teléfono a mi celular y desearme el pésame, frente a lo cual yo me quedé helado. Y dos frases muy lindas me dijo que me quedaron grabadas en el corazón: primero, ‘la peor perdida que puede tener un sacerdote es la de la mamá o el papá’; y segundo, ‘cuando llegué desde Brasil a Roma celebré la Eucaristía por tu madre’. Impresionante, impresionante esa empatía que tenía con sus sacerdotes y con la gente”.
Y finalmente anunció: “Le vamos a pedir al papa Francisco que desde el cielo interceda por cada uno de nosotros para que nos siga cuidando como lo hizo a lo largo de su ministerio como Obispo Auxiliar de Buenos Aires, como Cardenal Primado de la Argentina y como Santo Padre”.
A propósito de la parroquia Encarnación del Señor, el momento se nos hace propicio para recordar que Francisco pasó por ella cuando era el arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio y a nadie se le hubiera ocurrido siquiera aventurar que iba a ser ungido papa.
El suceso ocurrió en marzo de 2011 cuando se hizo presente allí para instituir como párroco a Rafael Marino, ceremonia con la que además se les puso broche a las celebraciones por el cincuentenario de esa comunidad y a la que asistieron alrededor de doscientas personas.
El entonces arzobispo ofreció en aquella ocasión una homilía con un mensaje que ya prefiguraba lo que iba a ser su prédica como sumo pontífice. Entre otros conceptos, definió que la función de un párroco es la del “hermano sacerdote que el obispo designa en una comunidad cristiana para que la acompañe, para que escuche, para que ayude, para que dialogue, para que haga crecer a esa comunidad en la responsabilidad” y que “en eso tiene que imitar mucho a Jesús el nuevo párroco, en caminar junto a su gente”. Y subrayó: “Jesús caminó mucho, y si leen bien el Evangelio se van a dar cuenta de que la mayor parte del tiempo la pasó en la calle, es decir, entre la gente”.
Casi dos años después, en los días posteriores a que Bergoglio fuera elegido papa, a propósito del tema le realizamos una entrevista al padre Marino, quien, acerca de la conmoción que provocó la designación en la sociedad argentina, señaló: “Yo creo que lo primero que nos salta es nuestra idiosincrasia, es decir, Dios es argentino, Maradona, Messi, Francisco… Eso es parte del folclore y no significa nada más que fervor mediático. Creo que los argentinos tendríamos que leer esto de otra manera, no diciendo que Dios es argentino, sino reconociendo que si él, que está en el lugar donde está, vive como vive, nosotros no podemos dejar de verlo, de analizarlo y de vivirlo. En algunas cosas, el argentino tendría que bajar del caballo, pisar el llano y ver la realidad; en el tiempo que estuvo acompañándonos, él nos mostró precisamente que una de las cosas que teníamos que hacer es mirar la realidad desde el llano y pisando la tierra. Por eso se ocupó tanto de la gente humilde; se animó a poner la cara en el tema de la trata y el trabajo esclavo; pasó lo de Cromañón y a todos nosotros nos dijo: ‘Muchachos, hay que estar al lado de esa gente’ y denunció que a Buenos Aires le falta llorar sus dolores y sus injusticias; pasó lo de Once y automáticamente fue como decir ‘es un hecho muy fuerte de dolor, hay que estar al lado de ellos’”.