“El objetivo es ingresar mucho y gastar menos”

Al cierre de esta edición se completaba en la Legislatura de la Ciudad la ronda de reuniones previas al debate en el recinto del Presupuesto 2015: en muchas de ellas tuvo destacada y crítica participación el diputado Marcelo Ramal (PO-FIT). Reconocido economista y docente de la UBA, en esta entrevista analiza el proyecto de la próxima ley de leyes porteña con el certero enfoque del especialista, al que enriquece con la sagaz observación del político y la sensible mirada del hombre de izquierda.

–¿Qué puede decirnos del nuevo presupuesto de la ciudad?

–En primer lugar, se trata de un presupuesto de ajuste, fundado básicamente en dos cuestiones: la primera es que ratifica una política de confiscación impositiva con fuertes aumentos en el ABL y en las patentes, y la segunda es que reduce el peso de los rubros sociales fundamentales como salud, educación y vivienda, cuyos porcentuales en el conjunto del gasto declinan. En segundo lugar, es un presupuesto que está “colgado del pincel”, por decirlo de alguna manera, porque asume como un hecho consumado que la ciudad va a poder refinanciar el vencimiento de 475 millones de dólares de deuda que cancelan en abril del año que viene. Se lo marqué en la reunión a [el ministro de Hacienda, Néstor] Grindetti porque hasta resulta gracioso que, en medio de tantos tomos y biblioratos, en un punto fundamental como ese, el presupuesto diga textualmente “la ciudad espera emitir títulos de deuda para refinanciar este vencimiento”. Con ese fin, la Legislatura votó una ley que le daba amplias facultades al Ejecutivo para poder avanzar en esa refinanciación; por supuesto, nosotros no la votamos, pero esto es importante señalarlo, porque a esta esperanza de refinanciación hay que colocarla a la luz de lo que está ocurriendo nacionalmente.

 
–¿Por qué dice esto?

 –Porque tenemos una crisis de deuda en la ciudad que está embutida dentro de una crisis de deuda nacional, y en este punto la situación de la ciudad se complicaría si, por ejemplo, la Argentina no cerrara el litigio con los fondos buitre o con el juez Griesa; entre paréntesis, esta situación explica la razón por la cual [el jefe de Gobierno, Mauricio] Macri es el primer abanderado de un arreglo con aquellos. A partir de esto, podemos imaginarnos dos escenarios o una combinación de ambos: uno es que se produzca esta refinanciación a un costo muy gravoso para los próximos ejercicios e hipotecando la ciudad a futuro, y el otro es que esta refinanciación no se pueda hacer total o parcialmente y entonces el Gobierno tenga que juntar los dólares para esos vencimientos sobre la base de ajustar todavía más los gastos en educación, salud y otros rubros. En este punto se entiende la razón por la cual, por ejemplo, se ha establecido en las premisas económicas del presupuesto, según figura en el mensaje que lo acompañó, que habría una devaluación que llevaría el dólar de 8,50 a 12,50 y la inflación presupuestada y los aumentos salariales también presupuestados están en el orden del 25% o 28%. Claro que si la devaluación es del 50% la inflación no va a ser del 25%; lo que ocurre es que Macri está previendo hacerse con un colchón de recursos para el caso de que le fracase la refinanciación.

 –¿Podría explicar este mecanismo?

 –El objetivo es ingresar mucho gracias a la inflación y gastar mucho menos: yo entendí muy bien cómo funciona esta lógica hace tres meses, cuando se discutió en la Legislatura la ampliación del presupuesto 2014; estas ampliaciones siempre se presentan bajo el argumento de que ha habido demandas salariales y demandas de los contratistas, y por lo tanto hay que asignar nuevos gastos. En realidad, el problema de la ampliación no tiene que ver con los gastos sino fundamentalmente con los ingresos: la ciudad se encontró hacia el tercer trimestre del año con 9.000 millones de pesos “de más”, que no estaban presupuestados, que vienen en primer lugar del efecto inflacionario que favorece la recaudación de ingresos brutos, porque este impuesto está relacionado con los precios: cuánto más caras son las cosas, más recauda la ciudad en ingresos brutos; y en segundo lugar por la devaluación, porque las tenencias dolarizadas de los bancos también pagan ingresos brutos. Fue así como la devaluación de enero llenó de pesos al Tesoro de la ciudad, y en esa sesión dije irónicamente que a esta ampliación de presupuesto el ministro Grindetti la debería titular “gracias Cristina, gracias Kicillof” porque la ciudad engruesa su presupuesto con la misma dinámica con la cual se engruesa el presupuesto nacional, es decir, sobre la base del efecto inflacionario que por supuesto paga la población que trabaja.

–¿Qué hacen con esos fondos?

 –La lógica de ese reparto es muy clara: los acreedores de deuda dolarizada de la ciudad cobran indexado a la devaluación, los contratistas de la basura cobran indexado con el índice de precios, los asalariados cobraron un aumento del orden del 20%. Es una ciudad que ingresa recursos a una tasa del 40% de incremento anual y paga sus gastos sociales a una tasa del 20%: con la diferencia paga la deuda pública y los contratos indexados, esta es la lógica del presupuesto.

 –¿Y qué ocurre con las exenciones impositivas?   

 –Tienen que ver con que en la ciudad de Buenos Aires muchísimas actividades económicas se han hecho inviables por el costo altísimo de los alquileres al calor de la especulación inmobiliaria. La salida que esto requeriría sería justamente una política impositiva fuertemente progresiva sobre la especulación inmobiliaria, gravando la propiedad ociosa, lo que llevaría a que cayeran los alquileres; pero el Gobierno no lo hace. Así, acuden grupos empresarios que le dicen “no puedo trabajar en estas condiciones, tengo una productora de cine, o una galería de arte, o un café”, el Gobierno busca retenerlos sobre la base de no cobrarles impuestos y vienen entonces los distritos promocionados y las exenciones impositivas. Tanto el distrito tecnológico como el de las artes, el audiovisual, el de las industrias culturales, etcétera, no pagan ingresos brutos, es decir que constituyen una suerte de sistema de zonas francas. Mientras tanto, la ciudad sigue funcionando y de algún lado hay que sostener la salud y la educación; ¿cómo se compensan esas exenciones? Con impuestazos en el ABL, las patentes, la grúa… es decir, reforzando la presión impositiva sobre los vecinos.

 –¿Cuál ha sido su experiencia de participación en las rondas de presupuesto?

 –Hasta ahora participé en cinco: en la general y en las de educación, salud, desarrollo urbano y cultura, y ahora voy a participar en las de vivienda y desarrollo económico; y en todas marqué falencias concretas de distinto tipo: para dar un ejemplo, infraestructura escolar tiene un aumento del 1,9% del año pasado a este, lo cual, si estamos hablando de una inflación prevista del 28%, es como si hubiera bajado un 25% de año a año, en una situación en la que hemos relevado en todas las comunas del sursudoeste de la ciudad una necesidad de 33 escuelas si quisiéramos paliar la falta de vacantes que quedó de manifiesto en la inscripción pasada. En la ronda de salud marqué el problema más grave, que tiene que ver con los trabajadores: enfermeras y médicos. La enfermera de la ciudad de Buenos Aires está ganando hoy un salario conformado del orden de los 6.200 pesos y un salario básico de 1.800, para llegar a 8.000 o 9.000 pesos trabaja doce o catorce horas por día en una actividad que no debería pasar de las seis horas, que es justamente lo que plantea el proyecto de ley que hemos presentado.

 –¿De qué modo impactan en el presupuesto de la ciudad las definiciones económicas del Gobierno nacional?

–Por supuesto que son decisivas, pero lo que me interesa destacar en este punto es que el macrismo, que parece opuesto a la conducción nacional, tiene sin embargo un muy fuerte hilo conductor común con esa política que supuestamente rechaza, como por ejemplo en esta cuestión de la deuda y también en el hecho de que se financia con la inflación.

 –¿Podría un Gobierno de la Ciudad enfrentarse a la política del Gobierno nacional?

 –Por los recursos con que cuenta, la ciudad de Buenos Aires tiene todas las condiciones para constituir una avanzada en una orientación completamente antagónica a la que existe a nivel nacional. Es la ciudad donde se concentra una porción fundamental de la riqueza social del país, y digo concentra en el doble sentido de que está en la ciudad y además está fuertemente concentrada. El gran capital no paga impuestos por su condición de estar radicado en la ciudad de Buenos Aires: por ejemplo, un shopping que funciona en Santa Fe y Bulnes no es lo mismo que uno ubicado en una localidad de la provincia de Buenos Aires, hay una renta económica que tiene que ver con la localización, pero eso la ciudad no lo percibe desde ningún punto de vista; después están las propiedades que también están concentradas con fines puramente especulativos. Indudablemente, la ciudad de Buenos Aires podría ser la locomotora de una transformación social que enfrentaría límites desde la política nacional, pero cuando los gobiernos locales presentan este argumento de las manos atadas y todo ese tipo de cuestiones simplemente están disimulando que, al igual que a nivel nacional, siguen una política tributaria del capital financiero, del capital inmobiliario y contraria a los trabajadores.       

 –¿Qué balance hace del 2014 con relación a la ciudad y a la Nación?

 –Vamos a empezar por el plano nacional, donde creo que ha dejado enseñanzas muy fuertes, particularmente para el movimiento obrero y para la juventud que lucha, en el sentido de que ha mostrado los límites insuperables del gobierno kirchnerista desde el punto de vista de una política pretendidamente popular. Este es el año de los arreglos con Repsol, con el Club de París y con el CIADI, de la caída real del salario, del acercamiento con la Iglesia, de la represión en la Panamericana, de Sergio Berni… Creo que todo esto tiene que contribuir a que una parte muy importante de la población, sobre todo de los trabajadores, haga su balance para superar al kircherismo como experiencia política. Creo también que ha sido el año que ha mostrado que la oposición tradicional que pretende reemplazar al kirchnerismo está envuelta en crisis y capitulaciones tan graves o aún mayores que las que podemos achacar a aquel; una oposición en fragmentación, farandulizada, jaqueada por el narcotráfico y las inundaciones allí donde gobierna, que no tiene para ofrecer una orientación social diferente de la del kirchnerismo. En este cuadro, el Frente de Izquierda ha realizado el ejercicio de una acción parlamentaria a la escala de casi una decena de provincias, con una bancada en el Congreso Nacional, que hemos empleado para instalar una agenda diferente de la que escuchamos todos los días por parte del Gobierno o de la oposición que ya ha gobernado el país, y creo que esto ha servido también como un elemento impulsor de los reclamos de los trabajadores y de los vecinos que viven de su trabajo. 

 –¿Y en cuanto a la ciudad?

 –En la ciudad hay una suerte de calma chicha, parecería que Macri está en el mejor de los mundos, pero lo que hemos dicho sobre el presupuesto demuestra que la ciudad es una olla a presión, donde el Gobierno está acumulando tensiones económicas muy fuertes y tensiones sociales todavía mayores en los hospitales y en las escuelas, por ejemplo. En ese contexto, un elemento fundamental en el sostén del macrismo es la colaboración política y sindical que le prestan el kirchnerismo y buena parte de la oposición que está agrupada en el UNEN, votando alternativamente a favor, en la Legislatura, puntos que hacen al sustento del macrismo. Además, el kirchnerismo no puede ser una oposición consecuente a Macri porque chocaría muy rápidamente con los límites de su propia política nacional: ¿cómo impulsar para el maestro de la ciudad un salario que cubra la canasta familiar, cuando el kirchnerismo no lo otorga a nivel nacional? Y ni hablar de los hospitales.

 –Pasando a otro tema, ¿qué opina de esta prodigalidad legislativa en la entrega de distinciones a figuras del deporte y del espectáculo?

 –Acá hay varias cuestiones: una, que son premios que se otorgan en la especulación de transformar a esas personas en futuros candidatos o dirigentes políticos, lo que refleja el enorme vacío de estos partidos, que tienen que apelar a figuras del deporte o del espectáculo. En particular, cuando se declara personalidad destacada a un jugador de fútbol, se arma en la Legislatura un clima festivo de falsa unidad, los legisladores van y lo saludan... Yo rechazo todo eso porque, por un lado, tiende a crear una suerte de ficción de unidad de los bloques políticos y, por el otro, porque sirve de coartada para alimentar vínculos con barras bravas. Y la otra cuestión es que esta parafernalia de declaraciones y diplomas apunta a cubrir otro vacío, que es el de la propia Legislatura, donde, si se prohibieran por algún motivo las declaraciones de interés o las personalidades destacadas, no habría nada para tratar porque todos los proyectos que implican algo relevante están bloqueados en las comisiones.