Fue homenajeada Élida Carvani en el CeSAC 22
- Escrito por Victor Pais
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Como antesala al brindis de fin de año de la mesa de gestión comunitaria del Centro de Salud y Atención Comunitaria (CeSAC) 22 se realizó un homenaje a Élida Carvani, médica sanitarista fallecida recientemente que integraba dicho colectivo barrial, así como otros espacios orientados a la defensa de la salud pública.
El encuentro tuvo lugar en el mencionado CeSAC, ubicado en Fragata Sarmiento 2152, y contó con la presencia de su director, Federico Pettinicchio, varios familiares de la homenajeada, profesionales de la salud que la conocieron en el hospital Piñero, donde trabajó durante años, y muchos de sus compañeros de militancia.
Fue precisamente Pettinicchio quien inauguró la ronda de oradores. Tras hacer referencia al proceso de lucha vecinal que culminó con la recuperación del edificio en el que hoy funciona el CeSAC y que antes ocupaba la ex Liga Israelita contra la Tuberculosis, Pettinicchio señaló: “En este tránsito hemos conocido gente con la cual hemos generado un vínculo fuerte, como son todas las personas que integran el colectivo por la recuperación del edificio de la Liga, que es donde estaba Élida. La conocí hace cinco años y medio. Una persona que tenía un espíritu militante que ojalá yo pueda tener en algún momento. Jubilada y todo era incansable. Iba a donde había que ir, estaba donde tenía que estar y siempre tratando de garantizar el derecho a la salud”. Subrayó, luego: “Si nosotros estamos acá es por ese grupo que se animó incluso a frenar un remate judicial tomando el edificio, y Élida lo respiraba ese coraje”.
Concluyó Pettinicchio expresando que “la salud se logra con el compromiso colectivo y con la participación efectiva de la comunidad, y en eso coincidíamos mucho con Élida”.
A su turno, Gabriel Rosenstein, médico del hospital Tornú y referente del colectivo barrial que convocó al acto, entre otras cosas, recordó: “Con Élida y con el doctor [Ricardo] Zambrano tuvimos la utopía de armar un proyecto de centro de salud. Queríamos un centro de salud de tercer nivel. Eso implicaba programas, algún acceso a la ecografía y algunas determinaciones que no son frecuentes en los centros de salud, y logramos eso”.
Dijo también que “uno de los que más discutía con Élida era yo y creo que nos admirábamos, porque Élida aparte de todo, conmigo, por lo menos, fue la militante más compasiva que me crucé”. Argumentó su apreciación con el señalamiento de que “Élida siempre tuvo la capacidad de poner los paños fríos y poder ver al otro”. Y añadió: “La otra cosa que recupero de Élida es la fidelidad. Sistemáticamente fue fiel a una identidad. Siempre acompañó y estuvo presente en todos los lugares que se hacía necesario que estuviera”.
Ya sobre el final de su intervención, Rosenstein, con la voz quebrada por la emoción, aludió a “una frase, creo, conocida por todos que la define [a Élida] y es la frase de otra mujer, que dijo: ‘No pido nada para mí y aunque deje jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria’”. Esa otra mujer a la que refirió Rosenstein es Eva Perón y la cita es una aproximación a un tramo de uno de sus discursos más recordados.
Se escucharon luego otras sentidas palabras de familiares y compañeros de la homenajeada y el encuentro concluyó con el anunciado brindis.