Cambios laborales por la emergencia sanitaria
- Por Tras Cartón
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La población ocupada que, debido a la emergencia sanitaria, realizó trabajo en su domicilio o teletrabajo como actividad principal, asciende en la Ciudad a 405.500 personas, representando el 30,8% de los trabajadores ocupados; casi seis de cada diez de esos trabajadores son mujeres.
Así lo expresa un informe elaborado y dado a conocer recientemente por el Instituto de Estadística y Censos del gobierno porteño, y titulado “Modalidades del trabajo en la Ciudad de Buenos Aires: cambios provocados por la emergencia sanitaria”.
En los párrafos iniciales, el estudio pone de manifiesto que “durante la emergencia sanitaria y como consecuencia de la aplicación del aislamiento y posteriormente del distanciamiento social, se aceleraron los modelos de trabajo que prescinden de la co-presencia”, y que fue así como el trabajo a domicilio y el teletrabajo “se volvieron significativos para la comprensión del mercado laboral actual”.
Por otra parte, afirma que “uno de los desafíos que implicó el aislamiento y posterior distanciamiento social fue el de constituir nuevas modalidades de trabajo que limitaran al mínimo el uso común de los espacios”, y que en ese contexto el trabajo desde el domicilio resultó significativo, “no solo para el mantenimiento de la actividad económica, sino como una herramienta eficaz para disminuir la expansión del virus”, produciendo además alivio en la movilidad espacial, descongestionando el tráfico urbano y reduciendo la contaminación.
El Informe puntualiza que, de acuerdo con la Ley 25.800/2003, que reconoce el convenio sobre trabajo a domicilio y la recomendación N°184 de la OIT, la expresión “trabajo a domicilio” refiere a todo trabajo que una persona “realiza en su domicilio o en otros locales que escoja, distintos de los locales de trabajo del empleador, a cambio de una remuneración”.
En cuanto al teletrabajo, el Informe remarca que en abril de 2020, en plena crisis sanitaria, se aprobó la Ley Nº 27.555, que establece que “habrá contrato de teletrabajo cuando la realización de actos, ejecución de obras o prestación de servicios (..,) sea efectuada total o parcialmente en el domicilio de la persona que trabaja, o en lugares distintos al establecimiento o los establecimientos del empleador, mediante la utilización de tecnologías de la información y comunicación (TIC)”.
El Informe considera que ambas modalidades “comparten algunas categorías de análisis”, como “la dimensión del sector informal”, y señala en ese sentido que “en el caso del trabajo a domicilio la inserción es predominantemente precaria, y en el del teletrabajo, la incidencia de la informalidad todavía es un aspecto por estudiar”.
Asimismo, ambas modalidades “generan interrogantes sobre la conciliación entre el espacio laboral y la vida familiar” y otras cuestiones como “el aumento de la jornada de trabajo, el consecuente aislamiento laboral, el nacimiento de un nuevo tipo de trabajador relacionado con la ‘generación de confinamiento’”, etcétera.
A todo esto, siete de cada diez personas ocupadas bajo estas modalidades se desempeñan en el sector privado, registrándose una alta concentración de trabajadores (61,28%) en establecimientos de 40 empleados o más en plantilla.
En consonancia con las definiciones expuestas, el Informe expone que casi toda la población ocupada que realizó trabajo desde su domicilio a consecuencia de la pandemia, lo hizo bajo la modalidad descripta como teletrabajo.
Así, 85 de cada 100 afectados a esta modalidad a causa de la pandemia, forman parte de la población asalariada y, de ella, casi la totalidad tiene registro en la seguridad social (95,6%).
Para empezar a trabajar en esta modalidad, son determinantes las calificaciones ocupacionales, al punto que siete de cada diez personas ocupadas que poseen calificación profesional o técnica se encuentran en condición de teletrabajadores.
Por otra parte, el estudio manifiesta que, entre muchas modificaciones de hábitos y rutinas, la emergencia sanitaria provocó cambios de los lugares donde los trabajadores desempeñaban sus tareas.
En efecto: en el primer trimestre de 2021, casi cuatro de cada diez residentes porteños ocupados habían cambiado su lugar de trabajo desde la declaración del Aislamiento Preventivo, Social y Obligatorio –ASPO–; resultaron especialmente afectados los trabajadores asalariados, donde la incidencia asciende al 45,4%, mientras que menos de dos de cada diez trabajadores independientes registraron cambios.
A su vez, casi siete de cada diez trabajadores que cambiaron el lugar donde ejercen su tarea tienen calificaciones profesionales y técnicas. Sin embargo, el porcentaje de puestos de alta calificación en el total de trabajadores ocupados es de solo 48,8%.
En otro orden, el informe recuerda que la crisis económica derivada de la pandemia tuvo como consecuencia la suspensión total o parcial de las actividades productivas, resultando más fuertemente afectados sectores como el comercio mayorista y minorista; hoteles y restaurantes; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; actividades culturales y recreativas, y actividades turísticas.
En ese contexto, casi la mitad de los ocupados en el sector de servicios declaró haber cambiado su lugar de trabajo, seguido por el de industria y construcción, con el 23,3%, en tanto que el de comercio, muy golpeado por las medidas restrictivas, registra solo el 10,7%.
El Informe concluye confiando en que “la experiencia durante la emergencia sanitaria COVID-19 impulse un mayor aprovechamiento del trabajo en el domicilio, aun después de superado el impacto directo del virus en la economía y el mercado laboral”.