Edición impresa junio 2010
OSVALDO GUERRICA ECHEVARRÍA, ESPECIALISTA EN PROBLEMAS AMBIENTALES
“Nadie planifica en la ciudad”

Por Haydée Breslav
El reconocido especialista analiza en la presente entrevista las causas y efectos de los principales problemas ambientales, cuya primera causa atribuye al uso y explotación irracional del suelo.
–¿Cuáles son los principales problemas ambientales de la ciudad?
–No sé a cuáles llamar principales, porque son todos concurrentes al desastre ambiental de la ciudad; además, están íntimamente ligados a los del Gran Buenos Aires, porque prácticamente formamos una sola megaciudad donde la General Paz es una avenida más. En primer lugar, los problemas se derivan del uso y explotación irracional del suelo; eso hace que las densidades en determinados puntos poblacionales sean excesivas, y excesiva la cantidad de vehículos que circulan; mencionemos también la falta asombrosa de espacios verdes de recreación gratuita y la eliminación del río como fuente de esparcimiento y de contacto natural de la población con el agua, digo eliminación en el sentido de que se perdió la costa pública, y además el agua está tan contaminada que es imposible bañarse.
–¿A quién le cabe la responsabilidad de esa contaminación?
–A los mismos intereses que promueve el desarrollo inmobiliario, es decir, los que rigen la “planificación”, así entre comillas, porque en realidad nadie planifica en la ciudad, sino que eso se va haciendo a medida que a algún empresario se le antoja invertir en algo, ya sea tomar la concesión de un relleno costero o edificar una torre en cualquier lugar de la ciudad; depende de ellos y no de ninguna planificación centralizada, que es inexistente.
–¿Qué magnitud alcanza la falta de espacios verdes?
–Están en alrededor de dos metros cuadrados de espacios verdes parquizados por habitante, más un metro y algo más que aporta la Reserva Ecológica –que no son parquizados pero tienen su característica especial– cuando tendríamos que andar entre los 10 y los 15 metros cuadrados por habitante; esto significa que estamos en el 20% de lo que necesita una ciudad del tamaño de Buenos Aires. En la ciudad, las únicas tierras aptas para ser espacios verdes que quedan son las de dominio público del Estado nacional –ferroviarias, del Mercado de Hacienda, etc.– que totalizan unas 300 hectáreas. És la última oportunidad de tener más espacios verdes.
–Pero en muchos de esos terrenos se han establecido asentamientos…
–La necesidad de vivienda es evidente, y es lo que ha hecho que casi todos los terrenos ferroviarios, como están abandonados, hayan sido ocupados en parte. Al respecto, la posición básica era que todas esas playas ferroviarias se convirtieran en nuevos espacios verdes, pero viendo esto que vos anotás, lo que planteamos es que en los mismos terrenos en que están asentadas las familias, y donde siempre hay construcciones de algún tipo, como grandes galpones, se adecuen esas instalaciones existentes para darle a toda la gente que está allí vivienda transitoria, hasta tanto se concrete un plan nacional o de la ciudad en ese sentido, y le permita acceder a la vivienda definitiva.
–¿Dónde podrían construirse esas viviendas?
–En la trama parcelizada de la ciudad hay distintos lugares donde se puede generar todo un programa de vivienda social, como herencias vacantes y un sinnúmero de inmuebles del Gobierno de la Ciudad y del nacional, que los funcionarios tienen ocultos, porque los negocian ellos, o los malvenden con un sistema de venta espurio.
–Por último, ¿a qué se debe que las inundaciones sean más serias y frecuentes?
–El tema de las inundaciones está muy ligado a todo esto que venía diciendo, es decir, la ausencia de espacios verdes y los rellenos sobre la costa, que alargan el recorrido de los arroyos que recogen las lluvias: al alejarse de la desembocadura, hacen más lento el desagote. Agreguemos a eso que la superficie absorbente que queda sobre la ciudad es cada vez menor, por la pérdida de espacios verdes, la construcción indiscriminada y los mecanismos perversos ejecutados por las autoridades, como la impermeabilización de sectores de playas públicas –50 de ellas han perdido más del 30% de superficie permeable entre 2005 y 2010–; hay que mencionar también la elevación de los niveles de las calles por las sucesivas pavimentaciones, repavimentaciones y rerrepavimentaciones, y la existencia de paredones, como los de ferrocarril, que dividen tierras absorbentes de zonas inundadas.

