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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 24 de diciembre de  2025

Edición impresa enero 2010
LA CIUDAD Y EL BICENTENARIO

La Plaza Mayor

Por Miguel Ruffo
Ya estamos transitando el año del bicentenario y, en virtud de este trascendental aniversario de la patria, lanzamos a partir de este número la primera de una serie de notas dedicadas a contar cómo era Buenos Aires por aquel lejano y épico 1810. Cada una de las entregas estará destinada a ilustrar sobre un aspecto particular de la vida y la ciudad de los porteños. Comenzamos con un tema de índole urbanística: el espacio público ocupado centralmente por aquella que hoy conocemos como la Plaza de Mayo y que en ese entonces era… la Plaza Mayor

 

Buenos Aires, al igual que todas las ciudades indianas, tenía la cuadrícula como forma urbanística. Este planteo de organización del espacio urbano se remonta a la Grecia Clásica, habiendo sido propuesto por Hipodamo de Mileto. Los romanos lo llevaron a la práctica en la organización de sus campamentos militares (Castrum). Cuando los españoles conquistaron América, y como parte de la nueva mentalidad renacentista, adoptaron este esquema urbanístico para sus ciudades.
El espacio se dividía en manzanas cuadradas separadas por calles rectas. La zona central de la ciudad era la Plaza Mayor, en torno a la cual se reservaban los solares para que se levantaran los principales edificios públicos: Cabildo, Iglesia Mayor, Fuerte o Casa del Gobernador o Adelantado. La Plaza Mayor era centro cívico político, religioso, festivo y de mercado. Era una plaza seca, es decir, no tenía ni cespéd ni árboles, sino que era de tierra que se convertía en barro con las lluvias y levantaba polvo con los vientos.  
Hacia 1810 esta Plaza estaba dividida en dos partes por medio de la Recova. La parte este entre la Recova y el Fuerte (que se levantaba en el lugar que ocupa la actual Casa de Gobierno) se denominaba Plaza del Fuerte o Mercado y la parte oeste entre la Recova y el Cabildo se denominaba desde 1808 Plaza de la Victoria, en recuerdo del triunfo sobre los ingleses que invadieron Buenos Aires en 1806 y 1807.
El Cabildo, que como institución data de la fundación de la ciudad en 1580, como edificio, data de la primera mitad del siglo XVIII. Era más grande que el Cabildo actual. Tenía dos plantas con arcadas, balcón concejil y una torre con reloj y campana en la parte central de su cuerpo. Al momento de la Revolución de Mayo, la campana carecía de badajo, debido a que se lo había retirado después de la revolución del 1º de enero de 1809, cuando el partido peninsular (español) había intentado hacerse con el poder imponiendo la renuncia del virrey Santiago de Liniers, sostenido por los Patricios de Cornelio Saavedra. Cuando se abrió la Avenida de Mayo, el Cabildo perdió tres arcadas del lado norte, y cuando se abrió la Diagonal Julio A Roca perdió, otras tres arcadas del lado sur. Su torre original era más alta que la actual. Cuando el arquitecto Mario Buschiazzo lo reconstruyó a fines de la primera mitad del siglo XX, tuvo que hacer la torre más baja debido a la reducción del cuerpo del edificio que opera como sostén de la misma.
La Iglesia Mayor se convirtió en Catedral a principios del siglo XVII, cuando se creó el obispado de Buenos Aires o del Río de la Plata, y se designó a fray Pedro de Carranza como primer obispo. La Catedral, que ocupaba el mismo solar que actualmente, estaba a medio construir. Su fachada con torres laterales se había derrumbado a fines del siglo XVIII y la fachada actual recién se construyó en la década del 20 del siglo XIX –de manera tal que hacia 1810 carecía de fachada– durante el período rivadaviano, de allí su impronta neoclásica que la asocia al republicanismo y la asemeja a un templo greco-romano. El relieve de su tímpano data de 1861. Cuando se produjo la Revolución de Mayo, el obispo de Buenos Aires era Benito Lué y Riega.
El Fuerte, que comenzó a ser demolido en la década del 50 del siglo XIX, llevaba el nombre de Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria. Era un edificio de forma cuadrilonga, con cuatro torreones en cada una de sus esquinas. Sus muros orientales daban al Río de la Plata, mientras que los occidentales, que daban a la Plaza, estaban rodeados de un foso y tenían un puente levadizo que relacionaba su puerta principal de acceso con aquella.
La Recova, que se construyó durante el virreinato de Joaquín del Pino (1801-1803), era un edificio que se levantaba en la mitad de la Plaza a la altura de las actuales calles Defensa-Reconquista. Tenía una estructura de arcadas, con un arco central denominado Arco de los Virreyes, que comunicaba la Plaza del Fuerte con la Plaza de la Victoria. La Recova era un mercado y fue construida para organizar las actividades comerciales en la Plaza Mayor. Fue demolida por el intendente Torcuato de Alvear a mediados de la década del 80 del siglo XIX.
Junto al Cabildo y hacia el norte se encontraban el Seminario Conciliar o Casa del Obispo y los Altos de Riglos. Se denominaba Altos a las casas de dos plantas. En la Plaza del Fuerte, hacia el sur, en el solar que actualmente ocupa la AFIP, se encontraban los Altos de Escalada, y más hacia el oeste, pero del mismo lado sur, en la Plaza de la Victoria, los Altos de Crisol.
Junto a la Catedral y hacia el este se encontraba el campo santo (cementerio), adjunto a la misma en el solar que actualmente ocupa el Palacio Episcopal. Más hacia el este, en el solar donde hoy se encuentra el Banco de la Nación, se levantaba a medio construir el Coliseo, que estaba destinado a funcionar como teatro. La bajada del lado noroeste se conocía como Hueco de las Ánimas debido a que se creía que en ese descampado vagaban los espíritus de los muertos     
En 1811, en ocasión del primer aniversario de la Revolución de Mayo, se levantó para conmemorarla la Pirámide en la mitad de la Plaza de la Victoria. Nos estamos refiriendo a la primitiva Pirámide de Mayo, que se encuentra en el interior de la actual y que tenía otro emplazamiento.

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