Edición impresa enero 2010
ORQUESTA ESCUELA DE TANGO EMILIO BALCARCE
Melodía porteña

Por Haydée Breslav
La Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce fue creada en el año 2000 por la entonces Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, a instancias de su actual director artístico, el músico Ignacio Varchausky, contrabajista y fundador de la orquesta El Arranque. Ostenta su nombre en homenaje a su primer director, quien desarrolló una destacadísima trayectoria como ejecutante de violín y bandoneón, arreglador, director y compositor; en esta última faceta es ineludible señalar su gran tango La bordona. Al retirarse en 2007, asumió la conducción de la Orquesta Escuela el notable bandoneonista Néstor Marconi, quien, junto a Germán Martínez y Guillermo Rubino, docentes de piano y violín, respectivamente, fue parte fundamental de la tríada que dialogó con Tras Cartón sobre el funcionamiento de la formación y otros temas vinculados con la cada vez más estrecha relación de los jóvenes con el tango.
–¿Cómo definiría a la Orquesta Escuela?
Néstor Marconi: –Es una obra extraordinaria, que ya lleva la décima camada, y ofrece la posibilidad de aprender a tocar el tango a través de todos los estilos –esto no quiere decir que después vayan a tocar como [Osvaldo] Pugliese o como [Juan] D´Arienzo, cada uno tendrá su personalidad– pero, por medio de esos estilos, ellos aprenden este idioma, tan complejo a veces, del tango. Los de mi generación nos hemos familiarizado con los estilos por estar al lado de un [Aníbal] Troilo o de un [Horacio] Salgán, pero los jóvenes los conocen apenas por una grabación, y a veces, si escuchan algo, no saben siquiera quién está tocando. Entonces, aquí estamos reemplazando la forma de absorber esos estilos.
¿Cómo se transmiten los distintos estilos?
Néstor Marconi: –A través de la música escrita, integrada en su mayoría por originales de las orquestas, y de la desgrabada de discos, apoyadas con el instrumento. Hay un conductor de los violines, que es Guillermo, y otro de los pianistas, que es Germán; el de los bandoneones es Ramiro Boero, y el de los contrabajos, Patricio Cotella. Una vez que encaran la música de forma parcial –o sea, los bandoneones por un lado, los violines por el otro, contrabajo y piano por el suyo–, los junto y paso a explicarles cómo son los estilos, e inclusive a tocarlos.
Germán Martínez: –En otra época, las escuelas de músicos eran las propias orquestas; terminadas las orquestas, no había forma de transmitir conceptos de tango. Este proyecto me parece excelente, tanto para los alumnos, que encuentran una orquesta típica donde pueden venir a aprender, como para nosotros, los instructores y coordinadores del trabajo, porque también enseñando se aprende muchísimo, y nos obliga a investigar cada vez más profundamente.
Guillermo Rubino: –Estoy de acuerdo; no suele darse este tipo de situación en que uno enseña tocando en una orquesta, y encima algo tan importante y tan nuestro como el tango. Esto de enseñar también significa aprender: volcando conocimientos adquiridos viendo y escuchando a grandes músicos, uno tiene a su vez la posibilidad de ir aprendiendo día a día, porque éste es un trabajo vivo, que transcurre de manera muy dinámica y con material nuevo; siempre estamos estrenando algún que otro tango.
–¿Se refiere a tangos nuevos o a la incorporación de temas tradicionales?
Néstor Marconi: –Ahora estamos estrenando La llamo silbando, de Horacio Salgán, por ejemplo. Nosotros hacemos dos o tres temas de cada estilo: [del de] Troilo estamos tocando en este momento Chiqué [de Ricardo Luis Brignolo] y Responso [de Troilo]; teníamos también Nostálgico [de Julián Plaza]. Y [del estilo] de [Carlos] Di Sarli estamos haciendo Milonguero viejo [de Di Sarli], Organito de la tarde [de Cátulo Castillo] y A la Gran Muñeca [de Jesús Ventura]. En el año siempre elegimos dos de cada estilo para tocar en un concierto con doce, trece o catorce temas.
–¿Cuántos conciertos hacen?
Néstor Marconi: -En la Biblioteca Nacional tocamos los cuartos sábados de cada mes, y siempre sale alguna otra cosa, pero ésta no es una orquesta de espectáculos. Si bien es necesaria la experiencia de tocar en un escenario, la idea no es una orquesta que funcione para hacer conciertos; esto no tiene fines de lucro. El objetivo es la enseñanza, y apuntamos a que el chico salga de aquí con una mejor y más amplia idea de cómo tocar el tango y de cómo tocar el instrumento; de allí hará su propio camino.
–¿Cuentan con apoyo oficial?
Néstor Marconi: -No el suficiente, muchas veces hay que luchar a pulmón. La parte financiera no está a mi cargo, pero sé que es bastante dura, y que hay inconvenientes con respecto a que el presupuesto cubra todas las necesidades de la orquesta.
–¿Cómo ven al tango en la actualidad?
–Néstor Marconi: -No hace falta averiguar demasiado: con escuchar lo que está pasando en toda Europa, en toda Asia, en todo Estados Unidos… No es que acá recibamos las cosas por rebote, pero hay un movimiento en la juventud que no había antes; desgraciadamente, no hay tantos lugares, y es muy difícil meter en algún lugarcito un grupo grande con la cantidad de gente que tiene la Orquesta Escuela. Pero lo interesante es que a los jóvenes les gusta tocar tango; hubo una época en que uno iba por la calle con el bandoneón y lo miraban medio mal, y ahora las chicas andan con el bandoneón en la mochila.
–¿Qué representa el tango para los jóvenes?
Guillermo Rubino: –Es una profesión que, en mi caso personal, trato de tomar con mucha responsabilidad, por ser música, y música nuestra; creo además en un equilibrio entre estudiar y trabajar sobre toda la historia del tango, que es tan rica, e investigar también de acá para el futuro: mucha gente, como Germán, está componiendo y arreglando, trabajando con cosas nuevas.
Germán Martínez: –Para mí es una pasión y es aquella música que me permite expresarme dentro de la música, valga la redundancia. Y aquello que comenzó como un gusto por ver qué había en el tango, por encontrarlo afín a mi sensibilidad, hoy es mi medio de vida, y lo que me interesa continuar estudiando.
Néstor Marconi: –Es necesario darle doble valor al aporte de los jóvenes, porque no creo, desgraciadamente, que se pueda decir que hacer tango es un buen medio de vida; si los jóvenes están es porque real y honestamente les gusta esta música, y no porque piensen llenarse de oro. Hay muchos grupos que, cuando les pregunto si ganan algo, me contestan “no, el hecho es mostrar lo que queremos hacer”.
–¿Qué significa para ustedes la figura de Emilio Balcarce?
Néstor Marconi: –Fue el alma de todo esto; a Emilio lo conozco de la época de Pugliese, del Sexteto Tango; siempre fui muy amigo de él. Saber que alguien tan representativo es el “responsable” de esta obra me enorgullece muchísimo, y más aún el hecho de que me haya dejado su lugar.
Germán Martínez: –Tuve la suerte de trabajar con él durante un año y medio, antes que renunciara. Para nosotros, haber podido estar al lado de la gente que hizo el género es fundamental; y junto a la figura de Emilio como músico, arreglador y compositor, y también como persona, con su calidez y su amor por este proyecto… no tiene precio.
Guillermo Rubino: –Lamentablemente, no tuve la suerte de tocar con él, porque entré este año, pero sí conozco su obra y su trayectoria, y es para celebrar que haya sido parte de este proyecto desde el comienzo, y le haya consagrado tanta energía durante tantos años.
–Por último, ¿qué opinan de la resolución de la Unesco que declara al tango Patrimonio de la Humanidad?
Néstor Marconi: –¡Aplausos! Hace años que lo tendrían que haber hecho, no descubrieron nada.

