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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 24 de diciembre de  2025

Edición impresa agosto 2010 

EDITORIAL

Prioridades

 

Por Víctor Pais

Si bien obedece a acusaciones que, de comprobarse, darían cuenta de prácticas merecedoras de severos castigos penales y de una implacable condena política, la crisis institucional de la ciudad desatada por el procesamiento judicial a Mauricio Macri afecta menos al pueblo porteño que la problemática padecida por el común de los argentinos, como la suba incesante del precio de los alimentos y de todo lo imprescindible para la subsistencia, el insuficiente suministro de gas en medio de la ola polar, la devastación cada vez mayor que sufre la salud pública y los tarifazos que, resulte bueno o malo el abastecimiento, registran todos los servicios básicos.

De todos modos, no sería sorpresivo que un gobernante con una agenda en la que no figura nada parecido a contribuir con la resolución de estas urgencias –como lo demuestra el hecho de que subejecuta todos los presupuestos relacionados con el gasto público– se dedique a montar sistemas de espionaje e inteligencia con elementos que constituyen la peor lacra de la sociedad. Resulta la lógica preparación de quien sabe que la persistencia en la aplicación de políticas antipopulares va a ir generando cada vez más antipatía entre las masas, y la antipatía se puede convertir en ira y en lucha. Por eso hay que anticiparse, identificar, controlar y reprimir, llegado el caso, a quienes levanten la cabeza un poco más allá de lo conveniente.
La gran pregunta es si la Justicia que ha procesado a Macri, que no es precisamente una justicia popular, será capaz también de generar las condiciones para que se realice un proceso transparente y con absoluta independencia de los altos intereses que se ponen en juego. ¿Estaría dispuesta a avanzar hasta las últimas consecuencias ante la eventualidad de encontrar a Macri culpable y tener que condenarlo? ¿O será tan sólo un instrumento de una oposición coyuntural que, lejos de querer que la sangre llegue al río, apuesta sí a dañar lo más posible al jefe de Gobierno porteño para poder ocupar su lugar y arrebatarle la caja y los negocios de nuestro rico distrito?
Porque sentaría un peligroso precedente y porque podría destapar ollas cargadas de agua sucia con la que podrían salpicarse hijos y entenados, una justicia sin condicionamientos, eficaz y honorable en su tarea, conlleva un riesgo para todo el sistema político que sustenta el modelo neocolonial en el que está sumergida la Argentina. No es casual que una figura como Menem, con la cantidad de causas judiciales que carga en su mochila, permanezca sin recibir sentencia. No es casual que De la Rúa, procesado por los hechos criminales de diciembre de 2001, haya sido sobreseído. ¡Ah! Verdad. Videla está preso. Hay que haber violado la Constitución, derrocado un gobierno, ordenado el asesinato de treinta mil compatriotas y así, tal vez, después de treinta años, haya un tribunal que sancione el justo castigo a tales atrocidades...
Pero volviendo a la ciudad, en el terreno político electoral, sí, Macri seguramente va a pagar caro. Ya está pagando caro. Y entre tanto, muchos porteños laburantes, con bronca, con dolor, porque a veces no alcanza ni siquiera para el paquete de yerba, no perciben esta crisis institucional como algo prioritario en su vida.

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