25 años de impunidad
- Por Tras Cartón
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Con motivo de haberse cumplido 25 años del atentado contra la Embajada de Israel, que aún sigue impune, se organizaron distintas actividades.
Haciendo memoria
Como se recordará, hace ya un cuarto de siglo una explosión destruyó la casona donde funcionaba la sede diplomática, ubicada en la calle Arroyo 910, próxima a su intersección con la de Suipacha. A raíz del hecho, 29 personas resultaron muertas –de las cuales sólo se ha podido identificar a 22– y otras 242 heridas. El atentado provocó asimismo serios daños en un hogar de ancianos ubicado frente a la embajada, una escuela y una iglesia católica cercanas y casas de vecinos.
Acaso no esté de más puntualizar que las víctimas eran seres humanos de distintas nacionalidades, credos y condiciones: entre los muertos hubo argentinos, israelíes, bolivianos, un uruguayo, un italiano, ancianas alojadas en el mencionado geriátrico, un sacerdote católico y personas que pasaban por el lugar. Porque el terrorismo no discrimina.
Se trató del peor ataque terrorista en la historia de la Argentina hasta la voladura de la AMIA. Como señaló el escritor Marcos Aguinis, “se tiende a olvidar que el mayor atentado terrorista perpetrado en el continente americano tuvo lugar en Buenos Aires, casi una década antes que se derribaran las Torres Gemelas de Nueva York”.
Transcurría entonces el cuarto año del primer mandato del presidente Menem. Aguinis recordó también, a propósito del atentado, que “las calles se llenaron de manifestaciones ciudadanas que repudiaban el crimen”, pero que “la Justicia nacional reveló su tradicional astenia” y “en vez de progresar de forma decidida en la investigación, prefirió enredarse en lucubraciones”.
En virtud de lo establecido por los artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional en lo que hace a “todos los asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros”, se hizo cargo del caso la Corte Suprema, que el 24 de marzo abrió el expediente 143/1992, que aún continúa en su poder. En cuanto a las pesquisas de la instrucción, le fueron asignadas a la Comisaría 15 de la Policía Federal.
El expediente estuvo en un principio a cargo de Alfredo Bisordi, secretario penal de la Corte, bajo supervisión del octogenario presidente del tribunal, Ricardo Levene (hijo), y posteriormente al de la Corte encabezada por Julio Nazareno, conocida por su mayoría automática menemista.
Después de varios intentos por cerrar la causa, recién en 1997 se designó a un secretario especial, Esteban Canevari, quien empezó a impulsar la pesquisa con mayor responsabilidad. El cambio en la composición de la Corte impulsado años después por Néstor Kirchner y la designación en 2005 del fiscal especial José Luis Mandalunis para revisar lo actuado hasta ese momento hicieron abrigar por parte de sobrevivientes , familiares de víctimas y la ciudadanía en general, ciertas esperanzas que finalmente resultaron frustradas.
Sin embargo, los esfuerzos de los familiares lograron que el año siguiente la Corte, compuesta entonces por Enrique Petracchi, Carmen Argibay, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda, Raúl Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco y Ricardo Lorenzetti, declarara que la causa era imprescriptible.
En ese contexto, produjo estupor que en 2015 Lorenzetti, actual presidente del máximo tribunal, manifestara públicamente que la causa era “cosa juzgada”.
Lo cierto es que, después de 25 años, el expediente acumula 250 cuerpos, sin que nunca hubiera habido siquiera un detenido: el crimen sigue impune, y otros crímenes vinieron después. En palabras de Aguinis, “en este aniversario del atentado a la embajada de Israel corresponde enfatizar cómo la impunidad que siguió a ese crimen fue un estímulo para crímenes mayores y el embarramiento mayúsculo de nuestras instituciones”.
El acto central
Como ya es triste tradición, el acto central se realizó en la plaza seca delimitada por la calle Arroyo y Suipacha. Además de sobrevivientes y familiares de víctimas, asistieron la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti; los ministros de Relaciones Exteriores, de Seguridad y de Cultura, Susana Malcorra, Patricia Bullrich y Pablo Avelluto, respectivamente; el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj; el titular del Sistema Federal de Medios, Hernán Lombardi; el gobernador de Tucumán, Juan Manzur; el vicejefe de Gobierno de la Ciudad, Diego Santilli; el ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner; el embajador de Israel en la Argentina, Ilán Sztulman; el director general de la Cancillería israelí, Yuval Rotem; otros funcionarios nacionales, porteños e israelíes, miembros del cuerpo diplomático, dirigentes comunitarios y mucho público.
El acto se inició con el sonido de la sirena que marcó el instante del atentado, tras lo cual el rabino Tzvi Grunblatt rezó el kadish por los que allí murieron. A continuación se leyeron los nombres de los 22 que fueron identificados y se depositaron flores en homenaje a su memoria.
En la oportunidad habló en representación de los sobrevivientes Daniel Pichón, quien remarcó que "a 25 años, olvidar es morir dos veces”, y reclamó: “¿Cuántos años más vamos a tener que esperar? Lo que pretendíamos y seguimos pretendiendo no fue logrado. Señores de la Corte Suprema, las palabras que pueden decir pueden herirnos. El silencio es un asesino serial. Sin Justicia dudo que haya República. Aquí seguimos estando, somos las voces de los que fueron callados, somos los rostros de los que ya no están”.
Por su parte, el actual embajador de Israel en la India, Daniel Carmon, cuya esposa murió en el atentado, dijo: “El 1992 significa un año de quiebre, se interrumpió mi vida cotidiana. Fue el día que el coche bomba estalló, mató y dejó a decenas de heridos, el día que mis cinco hijos perdieron a su madre. Las heridas permanecerán para siempre”.
A su vez, Yuval Rotem destacó que “hay momentos en la vida de un individuo, de una organización y de una Nación que definen todo lo que sucedió hasta determinado momento y todo lo que pasó después”. Y recordó “ese aciago día que el embate de un coche bomba segó la vida de muchos: israelíes y argentinos, familiares, empleados locales, vecinos y transeúntes”.
Luego, el embajador Sztulman, que en un momento dado evocó la memoria del fiscal Alberto Nisman, resaltó que “no pueden pasar impunes otros 25 años”. Instó a “no dejar que la sangre derramada sea un capítulo oscuro en la historia de nuestras naciones” y a “la unión en la memoria de las víctimas y en la búsqueda de la verdad”, y subrayó que “tenemos el deber de continuar luchando por los valores humanos”.
Cerró el acto la vicepresidenta Michetti, quien expresó: “Estamos haciendo memoria para honrar a las víctimas, pero pensando en un futuro de construcción de paz, una paz que sigue triunfando sobre el terrorismo y sobre la violencia”. Y agregó: “Tenemos que poner todos los días nuestro grano de arena para que esa paz sea cada vez más efectiva, más presente y más concreta”.
Seguidamente, anunció que “los senadores del oficialismo y de la oposición han firmado la resolución que da por terminado el secreto sobre los documentos de la Comisión Bicameral del seguimiento del atentado de la Embajada y de la Amia”, y manifestó: “Nos debemos la verdad y la justicia y vamos a trabajar denodadamente por ellas, y honrando a las víctimas decimos: paz sin terror”.
Una definición largamente esperada
Previamente, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, recibió en la Residencia de Olivos a sobrevivientes y familiares del atentado, acompañados por el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.
En la oportunidad, el presidente oficializó un concepto que muchos veníamos sosteniendo desde el momento mismo del ataque: “Finalmente hemos comprendido que no fue un atentado contra una comunidad, en este caso la comunidad judía, sino contra todos los argentinos”, dijo.
Reconoció que “han pasado muchos años que acumulan dolor, frustración y desilusión, porque a pesar de todo lo que se ha batallado seguimos sin tener claros culpables”.
Por otra parte, manifestó que, a partir de la asunción del gobierno nacional por parte de Cambiemos, la Argentina “emprendió un cambio radical” y que le cabe desempeñar “un rol activo fundamental en la comunidad internacional”. Y enfatizó que “la herramienta de ahora es el diálogo”.
Por último, agradeció a los presentes por haber concurrido y los convocó “a que sigamos trabajando por la paz en la Argentina y en el mundo”.
Sin embargo, sobrevivientes y familiares se muestran escépticos. En declaraciones periodísticas formuladas a la salida del encuentro, el sobreviviente Jorge Cohen expresó: “La esperanza de justicia no la perdemos, aunque cada día es un poco menor”.
Dijo también que “en estos 25 años ha habido un factor común, que es la falta de justicia” y que “la impunidad es la marca más profunda de este aniversario y también de los anteriores”.
Otra sobreviviente, Lea Kovensky, manifestó en un canal internacional de documentales históricos: “Pude trabajar el tema del atentado, buscar sentido al haber sobrevivido, generar nuevos objetivos de vida y encontrarme con gente que son familiares y sobrevivientes del atentado e incorporarlos a mi vida. Lo que no puedo cerrar es el agujero que me queda porque la justicia no hace su papel, no investiga, no profundiza, no se encarga de buscar a los responsables… ese agujero que sólo se cerrará cuando se haga justicia”.
Fuentes: Télam e Iton Gadol