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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 28 de octubre de  2025

Edición impreza marzo 2011 

A DOS AÑOS DE LA SANCIÓN DE LA LEY DE EXPROPIACIÓN DE LA EX LIGA ISRAELITA

Sin noticias del centro de salud

 

Por Víctor Pais

El inmueble de la ex Liga Israelita Argentina (Fragata Sarmiento 2152) continúa cerrado, a pesar de que una ley dispone que funcione en él un centro de salud.


El pasado 5 de marzo se cumplieron dos años de la sanción de la ley por la cual se declara de “utilidad pública y sujeto a expropiación” el inmueble que perteneció a la Liga Israelita Argentina de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de la Salud Familiar y Comunitaria (en sus orígenes, conocida como Liga Israelita Argentina de Lucha contra la Tuberculosis). Sin embargo, el Ejecutivo porteño persiste en no implementar la norma.
La Liga Israelita fue fundada a principios del siglo pasado por inmigrantes de origen judío del barrio de La Paternal, preocupados por atender el grave flagelo de la tuberculosis, tan común entre los sectores más pobres de la población de entonces. Con el tiempo, no sólo extendió y diversificó sus servicios sino que también se convirtió en un centro de salud de referencia, con aranceles accesibles y abierto a todos los vecinos, fueran o no de la colectividad.
En mayo de 2007, después de un año de la clausura de su edificio, sito en Fragata Sarmiento 2152, el psiquiatra Samuel Szurman y el psicólogo Daniel Mingorance, dos profesionales que transitaron buena parte de su carrera en la Liga y permanecieron allí hasta el momento del cierre, expresaron a Tras Cartón sus impresiones acerca de la dramática situación de la institución, y no ahorraron críticas a la conducción ni tampoco autocríticas.
“En la primera semana del mes de mayo, los representantes legales de la comisión directiva nos anuncian que estamos ante una quiebra, que la Liga se va a cerrar y que no se nos va a pagar. ‘Calculen que esto se va a producir entre una semana y seis meses’, nos dicen. A la semana se cerró”, recordaba Daniel Mingorance, integrante del servicio de Psicopatología desde 1990.
Samuel Szurman ingresó en la Liga en 1968 y se desempeñó como jefe del mismo servicio donde trabajaba Migliorance. En su opinión, fue la incapacidad de la dirección, sumada al desfavorable contexto socioeconómico por todos conocidos, lo que precipitó el triste desenlace. “No creo que haya habido mala voluntad o una situación de provecho propio. En absoluto pienso eso. Lo que sí hubo fue incapacidad para manejar la institución”, destacó. Y concluyó con una sentida autocrítica: “No se hizo nada. Estuvo todo mal encarado. No se salió a la calle. Se podía haber pedido ayuda a la Municipalidad”.
“Desde que me integré se sabía que había problemas de gestión y que la administración o la dirección de la institución seguía funcionando como en las décadas anteriores –comentó Migliorance–. Había problemas financieros y entonces se resolvían haciendo líquidas algunas de las donaciones que se habían recibido (...). O sea, había un agujero financiero, se desprendían de un bien y se tapaba el agujero”. Pero lo definitorio fue la falta de proyecto: “Con el transcurso de los años lo que se fue haciendo evidente es que no había proyecto (...). No había otro proyecto más que seguir pensando, como en los años 60 o 70, que alguien muy bien dispuesto de la comunidad judía iba a donar lo que hacía falta, en lugar de pensar a la institución dentro de un proyecto autosustentable”, subrayó el psicólogo.
Pocos meses después, a fines de diciembre de 2007, un naciente movimiento vecinal que tomó la reivindicación de la reapertura de la Liga como centro de salud propició tanto el freno del remate del edificio como la intervención de los legisladores porteños, a través de los cuales se llegó a la instancia de la ley de expropiación.

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