Edición impresa abril 2010
SEMANA DE LA MEMORIA
Como cada marzo
Por Haydée Breslav
El recuerdo de los horrores de la última dictadura reunió a una vasta concurrencia que respondió a la convocatoria de numerosas organizaciones de la Comuna 15, en ocasión de cumplirse un nuevo aniversario del golpe del 76.
Con el objeto de congregar a los vecinos en un “encuentro barrial por la memoria y la justicia”, diecisiete agrupaciones ciudadanas de La Paternal, Villa Crespo, Caballito y zonas aledañas dispusieron para los días 20 y 26 de marzo últimos la realización de sendos actos.
El primero tuvo lugar en la Plaza 24 de Septiembre, de Villa Crespo, llamada de las Tres Fronteras porque allí suelen desarrollar actividades los vecinos de ese barrio y también los de La Paternal y Caballito. Asistieron las diputadas de la ciudad Delia Bisutti y Laura García Tuñón (ambas de Proyecto Sur), miembros de numerosísimas entidades sociales, políticas, culturales y barriales de las citadas comunas, y un público estimado en más de 250 personas.
En la oportunidad, varios oradores alternaron sus intervenciones con las de distintos músicos representativos de los tres barrios, en tanto que la producción general y la coordinación estuvieron a cargo del Centro Cultural Osvaldo Pugliese, de Villa Crespo, que dirige Carlos Méndez. Condujeron eficazmente el acto Marta Guzmán y Agustín Camisa.
En primer término actuó la murga Cachengue y Sudor, y seguidamente la Comisión por la Memoria y la Justicia de La Paternal y Villa Mitre descubrió en la vereda de la avenida San Martín una baldosa conmemorativa. A continuación Silvia Saladino, de la Comisión de Homenaje a las Víctimas de Vesubio y Protobanco, inició la serie de oradores; lo hizo para referirse a las causas judiciales contra los represores.
A su turno Enrique Fukman, ex detenido desaparecido, no omitió mencionar los intereses económicos que alentaron el golpe y se beneficiaron con sus consecuencias. Promediando el acto, se invitó a hacer uso del micrófono al enfermero del hospital Lagleyze Juan Pérez Colman, quien reafirmó que el Ejecutivo porteño planea dejar sólo ocho hospitales en funcionamiento. Por último, la diputada García Tuñón manifestó que “la lucha va a hacer posible un país distinto, con justicia para todos”.
Por otra parte, muchos y variados fueron los números ofrecidos. Además de la nombrada murga, actuaron Los imparables de La Paternal, conducidos por Mónica Renzano, mientras que el barrio de Villa Crespo estuvo representado por el grupo de percusión Matizambo, del Centro Cultural Alberto Olmedo.
No faltó un segmento dedicado a la literatura, en el que Tomás Guevara leyó el cuento Allá va la vida, de Jorge Giles; asimismo, se proyectaron videos alusivos de Gonzalo Collado, de la organización Ideas Compartidas.
Una de las actuaciones más aplaudidas fue la del grupo de teatro comunitario Matemurga, de Villa Crespo, que presentó escenas de su espectáculo La caravana¸ y junto con un emocionado público cantó las estrofas de Pinocho Routin que empiezan y terminan con el verso “¿Quién quemará las últimas banderas?”. Muchos creyeron que ése sería el final del espectáculo, pero no fue así, pues el cierre le correspondió al grupo de candombe de la Asamblea del Cid, del barrio de Caballito.
Antes de iniciarse el acto se había colgado, sobre un alambrado que divide la plaza y entre carteles identificatorios de distintas organizaciones, un papel de un metro por cincuenta centímetros, para que los vecinos relataran experiencias e impresiones acerca del hecho que se recordaba. Al término de la jornada, habían quedado registrados dos testimonios.
En la Escuela Tomasa de la Quintana
Con la consigna “Lo contrario del olvido no es sólo hacer memoria, sino hacer justicia”, el segundo acto se desarrolló en la Escuela Nº 1 Tomasa de la Quintana, de Villa Crespo, y consistió en una mesa redonda con cuatro panelistas y la participación como moderador de Carlos Méndez.
La apertura estuvo a cargo de la directora del turno noche, Eugenia Rubio, quien precisó que el propósito de la actividad era “recordar entre todos lo que pasó para que se transmita a la memoria colectiva”.
El primer expositor, Gustavo Molfino, comenzó diciendo que en 1984, con el retorno de la democracia, decidió “dar charlas y difundir lo que hemos pasado y lo que se ha vivido en esa época”, y consideró que “el uso de la memoria es fundamental para que las cosas no vuelvan a pasar”. Seguidamente contó su trágica historia familiar, signada por la represión en todas sus formas: prisión y exilio, secuestro y tortura, desaparición y muerte.
No menos conmovedor fue el relato de su sobrino Martín Molfino, a quien le corresponde el número 98 entre los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo, y que es hijo de Marcela Molfino y Guillermo Amarilla, ambos desaparecidos. En ese sentido, manifestó: “Estoy muy orgulloso de la familia que tengo y de quienes fueron mis padres, por una cuestión humana y de lucha y resistencia”. Más adelante, expresó: “Saber quién es uno implica muchísimas cosas, desde el más mínimo detalle: saber dónde uno nació, dónde debería haberse criado, de dónde vienen los deseos y gustos personales…”.
En su breve intervención el tercer panelista, Pompeyo Ramos-Marrau, exhortó a “ser solidarios y luchar por que haya mayor equidad y mayor justicia en nuestra comuna, nuestro barrio y nuestro país”.
El último expositor fue Carlos Slepoy, quien puso de manifiesto, entre otras cosas, que “la dictadura no pudo cumplir el propósito de eliminar a todos los sectores que piensan con su propia cabeza y construyen su propia historia, pero sí consiguieron un país dividido, parcelado, con la mitad de la población en la pobreza, un sector muy importante en la indigencia y el dominio absoluto de la economía por parte de grandes consorcios internacionales”.
Y agregó: “La dictadura dejó un legado muy fuerte que determinó que, siendo uno de los países más ricos del planeta y pudiendo alimentar más que sobradamente a la totalidad de la población, tengamos que asistir a esta enorme vergüenza y a este enorme dolor de que haya tantos argentinos con hambre”.
Por su parte, Méndez destacó la necesidad de rescatar formas de convivencia perdidas durante la dictadura, y precisó: “En estas jornadas que nos propusimos realizar quisimos reencontrarnos con los vecinos para mirarnos a la cara y decir ‘podemos y debemos volver a ser solidarios’”.
Seguidamente, la directora Rubio invitó a hablar a Alejandro González y a Alejandro Báez, docentes de la Escuela Nº 25 del barrio de Villa Crespo, quienes denunciaron el deterioro edilicio y el eventual cierre de ese establecimiento.
Por último, alumnos del curso de cerámica entregaron sendos obsequios a los panelistas, y actuó el grupo musical Pobre Rebeca.

