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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 24 de diciembre de  2025

Edición impresa abril 2010
HOSPITAL LAGLEYZE

Por la vuelta


Por Haydée Breslav
Después de un mes sin funcionar, el Hospital Oftalmológico Dr. Pedro Lagleyze reanudó la actividad en diversas áreas, mientras que en otras continúan los trabajos para superar los daños causados por las inundaciones de febrero, a partir de las cuales el establecimiento había interrumpido sus prestaciones.


Con la puesta en funcionamiento de los distintos servicios, que tuvo lugar el 29 de marzo último, continúa el proceso de reapertura del hospital, que comenzó el 12 de ese mes, con la habilitación de la guardia. En cambio, al cierre de esta edición no habían recuperado aún su uso el quirófano, los consultorios externos y las salas de internación, donde no se había completado la nueva instalación de gas dispuesta para el establecimiento.
Proseguían asimismo los trabajos de reparación de la red de electricidad, seriamente afectada pues el anegamiento del sótano provocó averías en los tableros. Por otra parte, en algunos sectores del hospital era objeto de desfavorables comentarios el hecho de que, a pesar de la urgencia, el Gobierno de la Ciudad hubiera establecido turnos de ocho horas para las distintas tareas, y no enviara personal para trabajar los fines de semana ni los feriados.

Sentencia

Esta reapertura progresiva se efectúa en cumplimiento de la resolución de la titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº 5, Elena Liberatori, quien el 9 de marzo dispuso hacer lugar a un recurso de amparo interpuesto por el diputado Jorge Selser, presidente de la Comisión de Salud de la Legislatura.
El legislador presentó el recurso después que el ministro de Salud de la Ciudad, Jorge Lemus, ordenara el “cierre preventivo” del hospital, invocando “cuestiones estrictas de seguridad”. Como informamos en nuestra edición anterior, la medida avivó rumores acerca de un proyecto del Ejecutivo porteño para cerrar definitivamente el establecimiento, y recibió pronta y contundente respuesta de parte de las comunidades hospitalaria y vecinal, que organizaron distintos actos para manifestar su rechazo. Así lo explicó el propio Selser: “Como consecuencia de la actitud asumida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en relación al Instituto Lagleyze y su cierre preventivo, que en realidad era un cierre definitivo encubierto, advertimos la maniobra del Ministerio y nos presentamos ante la Justicia”.
El fallo ordena la  reapertura y la reparación edilicia del hospital; previamente, la magistrada había efectuado una inspección ocular en la que observó, y así lo hizo constar en el acta respectiva, que el establecimiento podía estar en condiciones operativas desde el primer piso hacia arriba.
Asimismo, citó a ambas partes a su despacho. A la reunión, que se realizó el 15 de marzo, concurrieron el diputado Selser, el ministro Lemus, el subsecretario Gabriel Novick y el titular de la Dirección General de Recursos Físicos del Ministerio, Moisés Avuj, a quien la jueza emplazó para que presentara un plan de obras.
Por otra parte, y según informó Selser, el fallo “prohibió expresamente que se transfirieran equipos y personal a otros hospitales, porque la jefa de la Región Sanitaria, la doctora [Norma] Goldín, había impuesto verbalmente al director [Ernesto Anauati] de la obligación de cumplir una medida que era justamente la de transferir equipos al hospital Durand”.
En cuanto a los hechos que siguieron, consideró: “Después de la resolución de la jueza, el hospital se está recuperando muy de a poco; en realidad, se esperaba un tiempo no mayor de una semana, pero eso no se logró porque el Gobierno de la Ciudad empezó a hacer otras obras, que no digo que no sean necesarias, como una nueva instalación de gas, pero obviamente  demoran el proceso de apertura definitiva del instituto”. Y agregó: “También hay problemas con insumos, que no son provistos en tiempo y forma: se trata de insumos importantes como anestésicos locales, que se necesitan para cualquier tipo de intervención. Tampoco se nombra al personal que ya había concursado: de las 58 personas que lo habían hecho en distintas áreas, sólo se designó a 22. Creo que el Gobierno va a hacer lo imposible para incumplir parcialmente su compromiso, pero sabe que estamos vigilando esta situación del mismo modo que los gremios, los médicos y la comunidad, y no le va a ser fácil cerrar el hospital”.
El accionar de la Justicia le mereció la siguiente reflexión: “En todos los casos en que se ha afectado la continuidad de los hospitales públicos, como el actual caso del Lagleyze, el del Tobar García o el del Hospital del Quemado, la Justicia siempre obró a favor de la prosecución del funcionamiento de esos institutos y, además, de la continuación de todo lo que tuviera que ver con la reparación y el mantenimiento edilicios, la estabilidad del personal, la provisión de insumos, etcétera, así que por suerte tenemos una Justicia que piensa independientemente del jefe de Gobierno”.

De madrugada

Entre los vecinos que participaron en las distintas actividades organizadas para protestar contra el cierre, se destacó por su consecuencia y entusiasmo Diego Pissotti, miembro del Centro Cultural La Muralla y de la Constituyente Social. En la madrugada del domingo 7 de marzo le tocó presenciar un episodio tan confuso como sospechoso, que así comienza a relatar:
“Después de haber participado en el abrazo del viernes 5, varios trabajadores del hospital nos vinieron a avisar que a ellos les habían pasado el dato de que había una orden interna del Gobierno de la Ciudad para retirar equipamiento. El legislador Selser había presentado un recurso de amparo, pero nos llamó la atención que no hubiera entrado el mismo viernes; después nos enteramos de que habían retirado el personal de limpieza, y nos dio la sensación de que se estaba creando una especie de zona liberada; es sabido además que el fin de semana es el momento en que menos gente hay en el hospital”.
El análisis de esas circunstancias llevó a tomar medidas de precaución. “Conociendo las intenciones que tiene con respecto a las políticas de salud el actual gobierno, el análisis que hicimos fue que iban a venir a llevarse todo, sin dejar ni una lamparita. Entonces decidimos lanzar la vigilia, hacer guardia en la puerta del hospital y armar una cadena de teléfonos”.
Y realiza una precisa descripción del incidente sospechoso: “A las tres de la mañana, vemos que por Juan B. Justo, desde la avenida San Martín, avanza hacia el hospital, y dobla en Fragata Sarmiento, una camioneta del Gobierno de la Ciudad y atrás, pegadito, un patrullero de la Federal. Salgo corriendo para la esquina y los veo parados en el semáforo de Fragata Sarmiento y avenida San Martín: se habían puesto a la par y a una distancia en que parecía que estuvieran conversando; después doblan por avenida San Martín. A todo esto, yo estaba parado en Juan B. Justo y Fragata Sarmiento, y veo que pasa la camioneta del Gobierno de la Ciudad, pero no sigue por San Martín sino que se mete por Paysandú; a los cinco minutos de esto, otra camioneta del Gobierno de la Ciudad dobla por Nicasio Oroño y toma por Juan B. Justo hacia el lado de San Martín, o sea que pasa frente al Lagleyze”.
Esto provocó lógica inquietud entre los vecinos que compartían la guardia en la puerta del hospital. “En ese momento éramos cinco, aunque estábamos en cadena de teléfonos; dos compañeros salieron a recorrer, y observaron que había varias Trafic con vidrios polarizados: no les dimos importancia porque esperábamos un camión y, si bien era un movimiento, no parecía un operativo de incautación. El resto de la noche pasó tranquilo; después, hablando con uno de los muchachos que trabaja en el mantenimiento del hospital, aprovechamos para preguntarle cuál era el tamaño del famoso vitréctomo [costoso aparato para cirugías de retina]; justamente había una Trafic parada enfrente. Y nos contestó: ‘Entra en una camioneta como esa que está ahí’”.

Después

La vigilia prosiguió, expectante y tesonera. “Estuvimos hasta las ocho de la mañana del lunes; igual seguimos en vigilia hasta que llegó la notificación del amparo, creo que fue después de las siete de la tarde, y ahí nos relajamos un poquito. Pero en todo momento teníamos la certeza de que no tendríamos el hospital si no se hubieran puesto firmes los trabajadores, y los vecinos junto a ellos”.
En ese sentido, Selser recomendó a los vecinos que “por el momento se mantengan a la expectativa, tomen todas las precisiones posibles y establezcan un contacto directo con las autoridades y los médicos del hospital porque no hay que dormirse en cuanto a la posibilidad de un nuevo intento de cierre”, y aseguró: “Nosotros los vamos a estar acompañando permanentemente en este reclamo”.

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