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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 24 de diciembre de  2025

Edición impresa septiembre 2010 

EDITORIAL

Configuraciones

 

Por Víctor Pais

Vivimos en un país con grandes riquezas –la Argentina lo es, sin duda– pero con la mayoría de sus habitantes sumergidos en las múltiples y diversas escalas de la precariedad social. La persistencia y la intensificación de un injusto sistema de acumulación económica, en correspondencia con un sistema político que le es perfectamente funcional, explica por qué un derecho básico, como un plato de comida todos los días, no está al alcance de muchos de quienes tienen sus pies puestos sobre esta tierra de la bandera celeste y blanca.

Desarticular tal sistema económico y sustituirlo por otro integrador, donde nadie tenga que soportar el horror del hambre o el de no tener horizonte, es una tarea que deben llevar adelante los pueblos y que tal vez insuma la dedicación y el sacrificio de muchas generaciones. Por eso no alcanza con premisas generales que, si bien tienen validez para caracterizar un período más o menos prolongado de nuestra historia, devienen en un instrumento inservible a la hora de buscar cómo abordar la referida tarea en cada coyuntura política.
¿Y cómo se configura este momento? El sistema de acumulación económica tiene grandes cortocircuitos internos. Es feroz la disputa entre corporaciones por la hegemonía y las riquezas. Tenemos un gobierno nacional que dispone del Estado y lo usa para esa compulsa, aunque, con su retórica, pretende hacernos creer que lo democratiza. Actúa en los hechos como todos los gobiernos constitucionales que lo precedieron en su tarea de gerentes del saqueo: a contramano de lo que declama en sus discursos. Esto no siempre parece visualizarse con suficiente claridad. Hay factores que contribuyen a cubrir de mantos de neblina (y de mentiras) el límpido cielo de la verdad. Pero si somos conocedores de lo que puede hacer tan sólo una leve brisa con las nubes, ¿qué podría ocurrir si el que arremetiera fuera un viento huracanado y constante?
Los pueblos de la Argentina en numerosas oportunidades han demostrado capacidad y coraje para afrontar situaciones más que adversas. Sin embargo, la virtud todavía no ha sido suficiente como para que se configure un torrente capaz de emprender y sostener con decisión un camino de independencia: un camino que resista con vigor la penetración de los monopolios extranjeros y las políticas de sus agentes vernáculos.
He ahí una pista de lo que nos toca en suerte: no habrá posibilidad de comenzar a desarticular este injusto sistema de acumulación económica si no nos convencemos de que la cosa empieza por volver a poner en valor ese concepto emancipador que sirvió alguna vez para que el mundo nos reconociera como nación.

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