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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 7 de octubre de  2025

Edición impresa diciembre 2009
EDITORIAL

Palabras para un brindis

Por Víctor Pais


Otro fin de año en ciernes sin que se haya revertido ni frenado el proceso de deterioro de las condiciones de vida de las mayorías populares en nuestro país. ¿Qué esperanza podemos cultivar los argentinos de a pie para la solución de los problemas que nos acosan en medio de estas miserables peleas por espacios de poder en las altas esferas de una vetusta institucionalidad política?


¿Qué esperanza podemos cultivar quienes tenemos que resolver día a día la producción de nuestra subsistencia si no asumimos que el lastre que nos hunde en la ausencia de perspectivas de prosperidad y progreso asienta sus pilares en nuestra realidad de pueblo oprimido y que, por lo tanto, no queda otro camino que el de rebelarnos contra la lógica de la “ley del más fuerte” si queremos apostar a disfrutar de una existencia plena?
Y el primer acto subversivo con el que podemos empezar a generar cortocircuitos en el esquema que nos imponen las diferentes facciones de la multifacética elite dominante pasa por reconocernos como parte de una comunidad con una historia y una identidad cultural que, como las llamas que corren peligro de apagarse, urge reavivar y mantener encendidas. Sin este insuficiente pero elemental gesto, nuestro destino se verá bien representado en la imagen que espantaba al poeta Raúl González Tuñón: ser la mosca aplastada bajo la campana de vidrio.
Saldada esa asignatura, enseguida advertiremos que sobran tareas: hay mucha mentira por desenmascarar, hay mucho dolor por aliviar... Y aquí se presenta sin mayor trámite la inmediatez que nos convoca, que nos proporciona sentido y que llamamos barrio: el territorio con el que nos topamos apenas salimos a la calle y que nos ofrece múltiples posibilidades para ensayar ese gesto inaugural tan necesario, tan imperioso.
Otro fin de año en ciernes, decíamos. Y arrimándose al galope el potencialmente hermoso desafío que nos propone 2010. Dirán que estas cuestiones de calendario son convenciones con las que nos ilusionamos que se ordena un poquito nuestra vida. O, por lo menos, que se desordena con cierto criterio. Tal vez, pero si sirven de pretexto para una comunicación fraterna, en buena hora.
Por eso, ¿qué más? A toda la gente de buen corazón, salud y felices fiestas.

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