TPL_GK_LANG_MOBILE_MENU

 

bantar 

TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 7 de octubre de  2025

Edición impresa noviembre 2009

FESTEJADA PRESENTACIÓN TEATRAL EN RESURGIMIENTO

La vejez en clave de farsa

Por Haydée Breslav
Ante un público que colmó la sala del Centro Cultural Resurgimiento, se presentó el 24 de octubre último la obra D’Arienzo y Pugliese: Dos gallos ciegos, de Alberto Cattan, con la actuación de Hugo Alba y Ernesto Sigaud, y la dirección de  Jorge Villar.


Desde la Biblia hasta el tango, el tema de la vejez ha sido ampliamente transitado por las literaturas de todos los pueblos y en todos los tiempos. En la inmensa mayoría de los casos, el asunto se desenvuelve en drama, cuando no se precipita en tragedia; también suele asumir las formas de la endecha, el apotegma o la admonición. Paralelamente, cuando la comedia clásica castiga a los viejos, no lo hace por el solo hecho de serlo, sino por estar esa cualidad ligada a otras como la codicia, el autoritarismo, etcétera. Y las tradiciones no escritas de los antiguos pobladores hablan de veneración.
En este contexto, es necesario destacar la audacia de la propuesta de Cattan, quien no duda en acentuar los rasgos grotescos que encuentra en la senectud, para lo que contó en la oportunidad con la entusiasta colaboración de actores, director y vestuarista, y mereció la no menos entusiasta respuesta de la platea, que festejó cada una de las incidencias de la obra.
Es indudable que ésta –estructurada en torno de los conflictos de dos jubilados que, maltratados por los hijos, encuentran la salida liberadora– mueve a reflexionar sobre el lugar que ocupa la vejez en nuestra actual sociedad. Hace unos años, el titular del Instituto de la Tercera Edad de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, Eugenio Semino, le manifestó a esta cronista que “hay sociedades, como las de la Unión Europea y otros países desarrollados, que han considerado al adulto mayor como un importante sujeto de consumo”, mientras que “en nuestras sociedades, en cambio, los cuatro millones de adultos mayores son objetos a ser consumidos”. Vale la pena consignar al respecto que, de esos cuatro millones, las tres cuartas partes, vale decir tres millones de personas, cobran la jubilación mínima, o sea, 26 pesos por día.
A estas y otras muchas reflexiones da lugar la pieza, por lo que nos permitimos sugerir a Resurgimiento –a favor de sus reconocidas vocación de participación social y capacidad de convocatoria– la organización de jornadas de debate sobre el tema. Esos debates bien podrían desarrollarse a continuación de la obra que comentamos o, en su defecto, de la proyección de alguna de las tantas películas que han abordado dignamente la cuestión, desde la paradigmática Umberto D, de Vittorio de Sica.

Secciones

Contacto

Nosotros

Archivo