Diciembre 2012
BICHEROS DE LA PATERNAL
“La idea es involucrar a todo el barrio”
Por Haydée Breslav

Ellas son Fabiana y Vanesa Andrade, Claudia Daverio, Marta Del Pilar, Marta Di Licio, Sandra Franco y Paola Guardamagna: todas mujeres, pero para nombrar al grupo eligieron el masculino genérico. Las une el interés por los muchos perros y gatos que deambulan por las calles del barrio sin rumbo y sin dueño, y se esfuerzan para que la causa de esos desdichados animales no esté perdida, y ellos dejen de estarlo. En esta entrevista coral, varias integrantes de Bicheros de La Paternal hablan de sus logros, refieren las dificultades con las que se enfrentan a diario, destacan la ayuda que reciben de vecinos y profesionales y revelan que son muchos quienes aún no han tomado conciencia de los compromisos que la tenencia responsable de animales implica.
–¿Qué es Bicheros de La Paternal, y quiénes lo integran?
–Somos siete chicas (por ahora) que conformamos un grupo que empezó en abril de 2009 y tiene por modalidad ayudar o rescatar a animales en situación de calle o de maltrato, dándolos en adopción para que tengan un hogar donde puedan estar bien y una familia que los cuide y los atienda; nos conocimos empezando a ayudar a algún animalito, y así tomamos contacto. La idea nuestra es trabajar en el barrio: en otros, como Villa del Parque, Belgrano y Palermo, funcionan agrupaciones similares, y estamos todos vinculados por Facebook o por mail. Igualmente, a nosotras nos llegó a mitad de año un alerta por un perrito en Lugano, y fuimos con nuestro veterinario. A veces tenemos casos extremos, que vemos que nadie atiende, o casos extra, como hacernos cargo de un animal que encontramos en el microcentro, o en la ruta; depende de la situación.
–¿Colaboran los vecinos?
–Muchísima gente colabora, y si bien no todos pasan a integrar el grupo (parece que no, pero esto demanda mucho tiempo) las puertas están abiertas para quien tenga ganas de cooperar, ya sea desde adentro como desde afuera. Lo hacen de diversas maneras: económicamente, donando dinero que depositan en nuestra cuenta, o por ejemplo con tránsito, es decir prestando su casa para que los animales pasen por allí al ser rescatados hasta que se consiga una adopción; por otra parte, sólo dos de las chicas del grupo tienen vehículo, y muchas veces se necesita llevar un animal hasta algún refugio porque no conseguimos tránsito o el que conseguimos queda lejos de la zona de La Paternal. También colaboran donando ropa para ferias que hacemos para recaudar fondos, comprando rifas, etcétera. Al principio no éramos conocidas y la cosa era más difícil, pero haciendo una campaña de divulgación y viendo los vecinos cómo trabajamos, hoy por hoy nos prestan más ayuda. La idea es involucrar a todo el barrio: nosotras somos el motor, pero la intención es que el barrio se mueva.
–¿Cómo se financia el grupo?
–Es importante consignar que no somos una ONG, ni siquiera una asociación registrada en algún lugar, sino un grupo de mujeres voluntarias que intentamos ayudar, y no recibimos absolutamente ninguna subvención. Y los costos en todo esto son altos: desde un pensionado que sale 400 pesos por mes como mínimo, muy mínimo. Todos los gastos que implican los animales los cubrimos con ferias americanas, que hacemos una vez cada dos meses en el Centro Cívico Caracas; al referente, Sergio Grillo, le gustan mucho los animales y nos presta el lugar. Nosotras pedimos donaciones de ropa, de libros, de adornos, de cualquier cosa que esté en buen estado, y lo vendemos todo muy barato para que la gente venga y se lo lleve. También recibimos donaciones de dinero y vendemos rifas y objetos como remeras, pines, tazas y perfumeros para placar con el logo de Bicheros, que lo hizo el diseñador Martín Mele.
–¿Cuántos animales llevan rescatados hasta el momento y a cuántos les encontraron hogar?
–En tres años, más o menos ochenta; a casi todos los rescatados les encontramos hogar, porque si no el círculo no cierra, ningún perro ni gato quedó sin que supiéramos qué pasó con él. Ahora hay diecisiete animales, entre gatos y perros, para darlos en adopción: están repartidos en casas de vecinos, en refugios y algunos los hemos tenido nosotras hasta hace poco. También se da el caso de que alguien encuentra un perro y lo aloja transitoriamente en su casa porque no hay donde llevarlo, y nosotras hacemos de intermediarias, le brindamos atención veterinaria y proporcionamos nuestra estructura en lo que hace a difusión y demás.
–¿Los animales se entregan vacunados y desparasitados?
–Vacunados, desparasitados y castrados sin excepción, sean machos o hembras: si el que lo va a adoptar no lo quiere castrado, no se lo damos en adopción. Todos los animales están en perfecto estado de salud: ahora tenemos un perro que se llama Facundo, nos han pedido por él y todavía no lo hemos dado en adopción porque tiene problemas de cólicos y es necesario resolverlos antes. Hay animales que no se dejan agarrar y seguimos igual con el plan de vacunación, desparasitación y esterilización, como en el caso de Alfajor: a nosotras nos avisaron de ese perro y lo castramos, vacunamos y desparasitamos, le dábamos de comer y le hacíamos el seguimiento; sin embargo, vivió en la calle seis meses hasta que pudimos sacarlo, inclusive contratamos un equipo de adiestradores porque no se dejaba poner el collar ni nada. Es un perro muy grande, un gran danés: los vecinos le tenían miedo y le querían pegar y le tiraban piedras… En realidad, la idea es esterilizar, vacunar y desparasitar a los perros incluso si son callejeros, y lo mismo pasa con los gatos de las casas tapiadas, por ejemplo, que los atrapamos, los vacunamos y esterilizamos, y después vuelven al lugar.
–¿Adónde concurren para brindar atención veterinaria a los animales?
–En el [Instituto de Zoonosis Luis] Pasteur atienden muy bien, dan turnos rápido, dependiendo del caso, y la atención es gratuita; en [el Hospital Escuela de] la Facultad [de Ciencias Veterinarias], si bien cobran, lo hacen de manera simbólica. Ahora salió una ley por la cual se dispone la creación de un centro de atención veterinaria gratuita en cada comuna; cuando se establezca en la nuestra vamos a poder atender los animales allí. También recurrimos a veterinarios del barrio que atienden en forma gratuita, como Mario Ehrlich, que ayuda a los animales rescatados yendo al lugar y no se limita solamente a la atención médica, porque colabora inclusive con insumos. En última instancia, vamos a veterinarias privadas, donde por lo general nuestros animales han sido bien recibidos, y nos han cobrado honorarios muy inferiores a los usuales. En ese sentido queremos mencionar a la doctora María Elena Martínez, que le practicó una compleja operación a un perro, Lolo, que había sido atropellado, salvándole la vida y haciendo que volviera a caminar, y fijó sus honorarios en un monto cinco veces menor que el que corresponde a una intervención de esas características.
–¿En qué medida participan los organismos del Estado en la salud y el bienestar de los animales?
–El Gobierno de la Ciudad tiene un Departamento de Sanidad y Protección Animal, que depende de la Agencia de Protección Ambiental (APrA) del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, que hace campañas de esterilización en forma gratuita: vienen con el móvil, los veterinarios y los insumos, y buscan que alguien ofrezca un lugar donde hacer esas castraciones. Hace más o menos un año nos contactamos con ellos, y por otro lado hicimos gestiones para obtener el lugar, y ahora cada dos meses, como Bicheros de La Paternal, llevamos a nuestros animales y avisamos a la gente del barrio para que lleve los suyos. Y a través del Pasteur, el Ministerio de Salud de la Ciudad lleva adelante campañas de vacunación antirrábica que se realizan todos los fines de semana en los distintos barrios. Por su parte, el Gobierno nacional creó un programa que se llama Protenencia, destinado a difundir el concepto de tenencia responsable, y correlativamente organiza campañas de esterilización y vacunación en todo el país.
–¿Hacen un seguimiento después de la adopción?
–Sí, pero previamente hacemos una evaluación del perfil del adoptante, y comprobamos que no se trate de alguien que adopte reiteradamente animales y los devuelva: entre las proteccionistas circula un listado de la gente que hace eso, y es lo primero que consultamos. Para sacar el perfil, hacemos ciertas consultas que a algunos les pueden sonar un poco invasivas, como por ejemplo “con quién vivís, dónde, vamos a tu casa, te entregamos el perro y queremos saber dónde va a estar, si no va a estar tirado en una terraza al rayo del sol o atado a una cucha”, o sea que la condición, después de haber rescatado a un animal, es que se recupere, se sociabilice y esté bien de salud. Existe lo que se llama tenencia responsable, que entraña una serie de compromisos que debe asumir una persona para que el animal goce de una buena calidad de vida, empezando por darle una alimentación adecuada y proporcionarle atención veterinaria; pero a través de nuestra experiencia hemos comprobado que muchísima gente no tiene conciencia de lo que implica la responsabilidad de tener un animal. Si hubiéramos dado animales sin controlar adónde iban, con quién y demás, seguramente ahora tendríamos la mitad de los que tenemos para dar en adopción, pero preferimos asegurarnos un buen adoptante, y continuar con los animales nosotras a dejarlos en cualquier lugar.
–¿Cómo se manifiesta esa falta de conciencia?
–Si se trata de un perro, ese perro va a tener que salir por lo menos dos veces al día, a necesitar un espacio según el tamaño y las características del animal, y a ocasionar gastos en lo que hace a alimentación, higiene, atención veterinaria, etcétera. Mucha gente no tiene esto en cuenta, y cuando se cansa de pasear al perro o de cambiarle las piedritas al gato, el gato vuelve y el perro también; tampoco tiene en cuenta el carácter del animal, y no termina de entender que a un perro se lo educa y a un gato también; o lo toma como un juguete, “mi hijo quiere un gatito, mi hijo quiere un perrito”. Esto es lo que provoca que después termine devolviendo al animal porque no supo qué hacer con él. “No hay forma, no puedo, se porta mal”, dicen, pero no hicieron lo que deberían haber hecho para poder criarlo; hasta un caniche toy te puede enloquecer la vida si no le ponés un límite. Todos los animales lo necesitan; es muy extraño un animal que por naturaleza sea obediente.
–¿Qué pasa una vez que el solicitante es aprobado?
–Tiene que firmar un contrato de adopción y hacemos un seguimiento lógico, no le invadimos la vida a nadie: por ejemplo, si maneja Facebook puede subir fotos cada tanto; también puede mandarnos las fotos por mail. Nosotras llamamos o enviamos mensajes para saber si los animales están bien; algunos adoptantes son del barrio y los cruzamos. La relación no termina con la adopción: los adoptantes a veces nos consultan después si los animales tienen alguna dolencia, por ejemplo, y nosotras siempre estamos atrás para apuntalar.
–Por último, ¿cuáles son sus recomendaciones para las próximas fiestas de fin de año y vacaciones?
–Navidad y fin de año se vuelven un problema por la pirotecnia: muchos animales se asustan y se escapan, como tienen una mayor sensibilidad auditiva el estruendo les produce un efecto terrible. Por eso hacemos hincapié en el tema de la identificación de los animales: es importante que tengan su collar y su chapita con un número de teléfono. También recomendamos no dejarlos en terrazas, en balcones ni frente a las casas, de donde se puedan escapar. Y para las vacaciones, lo que recomendamos es acudir a los pensionados para animales; hay muchos en la Capital y en la provincia, algunos más baratos y otros más caros, donde una persona que sale de veraneo puede dejar a su perro. A los gatos es más fácil dejarlos en la casa, porque puede ir un vecino todos los días a darles de comer, pero si ese no es el caso también hay pensionados para gatos. Por otra parte, muchos aprovechan las vacaciones para deshacerse del animal; en Cariló y en Mar de las Pampas, por ejemplo, gente con buen poder adquisitivo le compra a su niño un cachorro de raza, y después lo dejan abandonado.

