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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 7 de octubre de  2025

Edición impresa agosto 2009 

EDITORIAL

De huevos y serpientes

Por Víctor Pais

Hambre

Grabado de Perla Margulies

Cómo no van a generar “el escándalo del hambre” tanta hipocresía y cinismo, tanta burla, tanta provocación sazonando una política de brutal transferencia de los bolsillos populares a los bolsillos de los que ya tienen de sobra billetes de todos los colores y procedencias como para empapelar por dentro y por fuera sus mansiones.

A esta altura de la gestión K, el sonsonete de la “distribución de la riqueza” no es más que una muletilla infame que ofende la inteligencia y alimenta el sentimiento de la ira en los cada vez más golpeados y humillados sectores populares.
“Distribución de la riqueza”, repitieron y repiten los K y todo su séquito. “Que hagan un esfuerzo los que más tienen”, aún se atreven a reclamar. Como si ellos y los beneficiarios de su política vinieran de otra galaxia y no pertenecieran a ese selecto grupo de “los que más tienen”, como si hubieran sido elegidos para desempeñarse como árbitros, y ni siquiera, ya que los árbitros pueden sacar una tarjeta roja, imponer autoridad y castigar al que infringe la norma; en cambio, acá se trata sólo de impostura y clientelismo. Pero sucede que el ciclo del crecimiento económico llegó a su fin. Ahora los crecimientos que están en el tapete son los de la inflación, los despidos… y el hambre. Ahí tenemos uno de los primeros efectos “escandalosos” de la crisis de la que alguna vez dijeron que estábamos “desacoplados”.
Pongamos ahora la lupa sobre la ciudad que habitamos. ¿Cómo se prepara el “opositor” jefe de Gobierno Mauricio Macri para hacer frente a este panorama? Con la misma desatención y desprecio que el Gobierno nacional tiene hacia los derechos básicos de la población en materia de salud, educación, trabajo, vivienda… y, además, a sabiendas de que para gobernar sin resolver los problemas de la ciudadanía eso es insuficiente, con una política de seguridad que tiene como hipótesis de conflicto las consecuencias de otro tipo de crecimiento: el de la protesta social.
Y ahí está, entonces, el pito que toca la recién creada policía metropolitana. ¿No constituye acaso una herramienta fundamental para garantizar el orden ante el inevitable curso que irán tomando las luchas populares y ante los violentos estallidos que se van a producir debido a la persistencia de estas políticas de Estado que se llevan a cabo tanto desde el gobierno local como desde el nacional?
Por eso creemos que el impresentable Fino Palacios, elegido por el macrismo para comandar esa fuerza, es tan sólo el emergente de una circunstancia, pero que el meollo esencial de la cuestión es el carácter que tal fuerza tendrá y el rol que se le va a asignar.
Sabemos que será un cuerpo mucho mejor equipado y remunerado que la Policía Federal. Sabemos, también, que se especializará en reprimir contravenciones y que la figura de la contravención es una herramienta fundamental de la Justicia de un régimen colonial como el que padecemos para castigar acciones como cortes de calles u otras que, casualmente, son aquellas a las que deben recurrir las organizaciones sociales para hacer oír sus reclamos. Y sabemos lo bien que cierra el paquete: todo indica que la investigación y represión de delitos como robo y homicidios –incluidas, según la propaganda oficial, dentro de las competencias de esta nueva fuerza– quedarán relegadas a un muy segundo plano. De esos asuntos tendrán que seguir ocupándose, o mejor dicho, seguir fingiendo para que creamos que se están ocupando, los mal pagos agentes de la Federal.
De más está decir que Macri tiene bien claro dónde está el peligro para los intereses que defiende. Y, por lo visto, no quiere perder tiempo. Como tampoco lo perdieron los K y sus amigos y socios –entre ellos Franco Macri, el papá del jefe de Gobierno– para beneficiarse con los fabulosos negocios a los que accedieron a través del control del aparato estatal.

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