Edición impresa julio 2011
PRIMERA ELECCIÓN DE COMUNAS
Por calles, plazas y veredas
Por Haydée Breslav
para Tras Cartón y La Rayuela

Al cierre de esta edición faltarán pocos días para que la ciudadanía porteña elija a los primeros integrantes de
“Aquí estamos encargados, como municipales, del barrido de las calles y de sacar las basuras, y todas esas grandezas y retóricas amplificaciones están fuera de lugar. Hagamos algo útil para que no se nos aplique la afirmación taimada del paisano, al ver la lozanía de ciertas plantas: ‘muchas guías… y de zapallos nada”.
DOMINGO F. SARMIENTO
(en una sesión del primer Concejo Deliberante de
Qué se vota
En esta elección, el votante encontrará que las boletas constan de tres paños que llevan, sucesivamente, los nombres de los candidatos a jefe y vicejefe de Gobierno, a legisladores y a miembros de
El director general de Descentralización y Participación Ciudadana del Gobierno de
Precisa que “como las decisiones que se toman tienen que ser por consenso, se requiere que el número sea impar, porque la excepción es que el presidente defina con voto doble si eventualmente falta uno y empatan, pero la lógica es que cada uno tenga un voto”.
Especifica asimismo que el objetivo es que “se respete la participación de las minorías dentro de
Los miembros de
“
Cabe consignar además que al cierre de esta edición
Macchiavelli consideró que “no podemos pretender que todas las decisiones las tengan que tomar siete personas”, y soltó: “El órgano colegiado no sirve. Necesitamos un responsable operativo. Cumplimos en advertir que así como está se pone en riesgo la gobernabilidad y operatividad de la comuna y proponemos una solución”.
Para qué se vota
Macchiavelli describe las competencias de las comunas con descarnada franqueza: “Los servicios que tienen que brindar son mantenimiento de vías secundarias y espacios verdes. No más”.
Así lo establece, en efecto,
Graña ejemplifica: “En el caso de algún problema que tenga, ya sea en la vereda, en la calle, en la luminaria o en un árbol, que son las cuatro cuestiones básicas de espacio público, como esa competencia deja de estar en el gobierno central y pasa a tenerla
Rafael Gentili, diputado de la ciudad por Proyecto Sur y presidente de
En su opinión, “sacándole todas esas competencias, el jefe de Gobierno podrá encarar la solución de los grandes problemas que implican hablar de una institucionalidad para la región metropolitana, cosa que no puede afrontar si sigue preocupado por el estado de las plazas y la reparación de los baches”. Y remata: “Para nosotros, esa es la función de las comunas”.
No son pocos, sin embargo, los que consideran insuficientes las atribuciones comunales. “¿Va a haber masas pidiendo el arbolito o que corten el pasto en la plaza?”, ironiza Gustavo Spektor, candidato del Frente de Izquierda a integrar
En cambio, Carlos “Lito” Grisafi, candidato del Frente para
Por su parte, Graña resalta la importancia de los consensos. “El peor escenario es que haya siete personas discutiendo durante cinco horas si tapan primero este bache o el bache de acá a la vuelta”, estima.
Cómo se vota
“La ciudad de Buenos Aires no tiene aún ley de partidos políticos, la forma en que se participa es según los principios pautados en la ley nacional, que no considera hasta el momento partidos vecinales”, hace saber Graña.
Atrás quedaron, al menos por ahora, las aspiraciones de quienes imaginaron que, en la nueva etapa institucional, podrían crear y formar parte de agrupaciones vecinalistas para competir en los comicios comunales, y de quienes hubieran preferida votar por ellas.
A esto debe agregarse que el 12 de mayo último
En la oportunidad se adujo que, de ser así, el alto porcentaje de desconocimiento de los comicios comunales por parte del electorado redundaría en un caudal de votos muy escaso para
En consecuencia, para las elecciones del 10 de julio los candidatos a jefe y vicejefe de Gobierno, a legisladores y a miembros de
Al respecto, el Movimiento Comunero emitió un documento en el que afirma, entre otras cosas, que “de esa manera, el voto se desnaturaliza en lo que hace a su función”, que en el caso del voto territorial “se aleja de lo directamente participativo, pues el objetivo político de juntar a todos los cargos no tiene otra interpretación que lograr el denominado ‘efecto arrastre’” y que “la lista sábana también se utiliza y organiza para que pueda desarrollarse el poder político de los aparatos partidarios”.
El documento concluye diciendo que “el autoritarismo y la designación a dedo no armonizan con la democracia participativa”.
Así las cosas, para el armado de las listas la metodología se redujo a reproducir a escala comunal los procedimientos empleados en la selección de candidatos a los distintos cargos electivos de la ciudad y de
Es preciso admitir sin embargo que, al menos en nuestras comunas, en no pocos casos figuran a la cabeza de las listas hombres y mujeres familiarizados con la problemática de la zona a través de la militancia o de la gestión, y conocidos a su vez por los ciudadanos, quienes pronto tendrán ocasión de decidir sobre los méritos y deméritos de una y otra.
¿Se vota?
A pocos días del 10 de julio (y a excepción de los frecuentadores de la política local y de los referentes de asociaciones de diversa índole –sociales, culturales, deportivas, etcétera– que responden a orgánicas partidarias) la ciudadanía, acuciada por problemas y preocupaciones de otra especie, muestra en general poco conocimiento y menos interés en las primeras elecciones comunales.
El vecino común, a quien los candidatos invocan prometiendo que le van a defender los derechos, no sabe muy bien de qué se los van a defender y, lo que es peor, ni siquiera de qué derechos se trata.
La oposición no duda en atribuir este estado de cosas a la desinformación que achacan al Gobierno de
“Nosotros veníamos haciendo mucha difusión, pero era lo mismo que vender frazadas en verano; la gente no está acostumbrada a estas cosas.
Ante este complejo conjunto de circunstancias, nos viene a la memoria la figura del presidente Roque Sáenz Peña, autor de la ley electoral de 1912 que estableció la obligatoriedad y el secreto del voto, eliminó el fraude y permitió el acceso a la presidencia de Hipólito Yrigoyen y, posteriormente, de Juan Perón. Su nombre, ilustre por ese solo hecho, es el que hoy lleva la plaza de Juan B. Justo y Boyacá.
Escrito hace casi un siglo, su Manifiesto en ocasión de las primeras elecciones conforme a la nueva legislación conserva estremecedora vigencia.
Expresa allí que “es menester que los gobiernos se coloquen sobre los partidos” y formula una expresión de deseos que aun hoy (particularmente hoy) logra conmover: “Sean los comicios próximos y todos los comicios argentinos escenarios de luchas francas y libres, de ideales y de partidos. Sean anacronismo de imposible reproducción tanto la indiferencia individual como las agrupaciones eventuales, vinculadas por pactos transitorios. Sean, por fin, las elecciones la instrumentación de las ideas”.
El último párrafo es una exhortación dirigida al país; su remate, dos palabras que se han hecho célebres: “Quiera votar”.

