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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 7 de octubre de  2025
Mayo 2009

Situacion del Hospital Oftalmologico Dr. Pedro Lagleyze

Las luces y las sombras 

Por Haydée Breslav 

“No hay intención de cerrar el lagleyze”. Lo dijo la jefa de la Región Sanitaria Nº III, en momentos en que arreciaban las versiones sobre el traslado de servicios al hospital Durand como paso previo al cierre definitivo del establecimiento. En éste, representantes de distintos sectores coinciden en manifestar que permanecen atentos al desarrollo de la situación, destacan la importancia del hospital en lo que hace a cantidad y calidad de prestaciones, y señalan muchas y serias carencias derivadas del desfinanciamiento de que es objeto por parte del Gobierno de la Ciudad.

En el curso de una reunión que mantuvo el 24 de abril último con médicos del Hospital Oftalmológico Dr. Pedro Lagleyze, la jefa de la Región Sanitaria Nº III del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad, doctora Norma Goldín, manifestó que “no hay intención de cerrar” el establecimiento. El encuentro se realizó a pedido de miembros de la filial correspondiente al Lagleyze de la Asociación de Médicos Municipales, y participaron su presidente, el doctor Ricardo Masini, así como sus colegas Ricardo Zaldúa y Daniel Monis, y el director del hospital, doctor Ernesto Anauati, quien concurrió invitado por esa agrupación gremial.Las palabras de la funcionaria vienen a minimizar versiones circulantes en los últimos tiempos acerca de un posible cierre del establecimiento, que incluso dieron lugar a pintadas de un partido político. Según esas versiones, el cierre estaría precedido por el traslado de los servicios de cirugía al hospital Durand. En este contexto, interpretaron algunos como confirmativas las palabras del propio jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien en oportunidad de su visita a Villa General Mitre, y respondiendo a una pregunta de Tras Cartón, dijo que el Lagleyze “es un hospital importante del barrio, que está en situación complicada”, la que “se está viendo con mucha atención”; anunció que “se va a trabajar también en combinación con el Durand”, y que se procurará “resolver los problemas de sobredemanda que tiene el hospital”. 

“Macri no está bien informado” 

Estas manifestaciones del jefe de Gobierno merecieron el comentario de distintos sectores vinculados al hospital. María Angélica Aracena, técnica en Farmacia e integrante de la junta interna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), así opina: “Tal vez Macri no está bien informado sobre la importancia de este hospital. Nos preocupa que el jefe de Gobierno no tenga en claro cuál es la dimensión que el Lagleyze tiene; aquí la atención no solamente excede el ámbito de la Capital o del conurbano, sino el de toda la provincia de Buenos Aires, y se extiende a todo el país y también a países limítrofes. Se trata de un hospital especializado que ha trabajado durante muchos años con gente muy preparada para resolver problemas específicos sobre oftalmología; no pocas veces los pacientes llegan acá después de haber recorrido otros hospitales”, destaca.En su análisis, muchos de los problemas del hospital son consecuencia directa de la falta de medios. “Año tras año se nos ha ido achicando el presupuesto; la cuestión no es que no podemos atender la sobredemanda, sino que, al no contar con el presupuesto que pedimos, las necesidades no se cubren y, por supuesto, el hospital no va a poder rendir”, y sintetiza: “Si tenemos cada vez más demanda, hay que destinar más fondos al presupuesto”.En ese sentido, ejemplifica: “Para este año, pedimos para bienes de consumo un presupuesto de 2.775.270 pesos, y nos dieron 870.511; para bienes de uso, que comprenden aparatología y demás, se pidieron 3.241.717, ¡y nos dieron 10.000! Como se ve, es mucha la diferencia entre lo que el hospital necesita y lo que realmente recibe del Gobierno de la Ciudad”.Entre las carencias, algunos casos tienen ribetes insólitos. “Tenemos un autoclave viejísimo, que se rompe continuamente, y cada tanto hay que suspender cirugías por no poder contar con ropa esterilizada. Gastamos mucho en arreglos que no terminan de solucionar el problema; nos prometieron que nos darían el dinero para comprar un autoclave nuevo, pero hasta hoy no nos lo han destinado”.También se hace sentir la falta de personal no médico: la sección de Mantenimiento cuenta sólo con seis trabajadores. “La gente que se jubiló dejó cargos que se perdieron porque no se han cubierto; al momento de asumir este Gobierno contábamos con dieciséis cargos, ya financiados y dispuestos para este hospital, pero nunca nos fueron dados, y queremos saber dónde están”.En cuanto a las versiones sobre cierre o traslado de servicios, es terminante sobre las consecuencias que de cumplirse tendrían: “Muchos pacientes de este hospital quedarían sin atención, porque el Durand no podría absorber a todos los que atendemos, que no son pocos. Nosotros, como ATE, nos oponemos al cierre o achicamiento de cualquier hospital y reclamamos que se nos dé el presupuesto necesario para que este establecimiento pueda afrontar toda la demanda, sobre todo en situación de crisis”.Insiste en que los trabajadores no bajan las defensas. “Estamos atentos a este estado de cosas, y en caso de concretarse el cierre o el achicamiento, vamos a reclamar el apoyo de los pacientes y de la población, porque la defensa de cada hospital significa prestar un servicio a la comunidad a que nos debemos”. 

“Ya hemos visto un intento de cierre”

Por su parte, la psicóloga Sara Rosenkranz, de la Asociación de Profesionales del Lagleyze, recuerda un antecedente: “En el 93, en la época de Menem, ya hemos visto un intento de cierre de este hospital; nos movilizamos mucho y llamamos en nuestro apoyo a diputados y a senadores, porque también querían unificarlo con otro hospital, o cerrarlo totalmente”.Las experiencias recogidas a lo largo de su trayectoria profesional no la alientan a confiar en los gobiernos de turno. “Hace 40 años que estoy en el ámbito hospitalario, y fui viendo cómo los sucesivos gobiernos dejaron caer la salud pública: todos prometen y prometen, pero dan muy poquito y nadie, nunca, tomó el toro por las astas y dijo: ‘Voy a mejorar el hospital’”.Y precisa: “Una compañera nos trajo una lista de todo lo que el actual gobierno les suministró en cuanto a equipamiento a los hospitales Santa Lucía y Durand –hablo de ellos porque ambos tienen Oftalmología desarrollada– y acá, nada de nada”.En cuanto a la demanda, especifica: “Acá se atienden, por guardia, 450 personas por día, y en los distintos consultorios entre 400 y 450, también diariamente; la clase media que ha perdido sus prepagas está concurriendo al hospital, y aparte, en los 60 años que tiene, la población aumentó. Se hacen 15 cirugías diarias, algunas de las cuales son de alta complejidad, como las vitrectomías, que se practican en muy pocos hospitales”.Rechaza las actitudes que pretenden menoscabar la importancia del establecimiento. “Cuando dicen ‘el hospitalito del barrio’ parecería que fuera una salita, y no es así; éste es un hospital que tiene nivel nacional, e incluso internacional. Quizá no se le dé tanta trascendencia a un oftalmológico porque acá no se juega la vida de nadie, como en un hospital general, pero se juegan la luz y la sombra”.A eso contribuye una falencia, sobre la que advierte: “Hay una falla, que es la falta de comunicación. En las fiestas de fin de año todos los medios van al Santa Lucía y al [hospital del] Quemado, y acá atendemos tanta gente como ellos; pero lograron un contacto con la prensa que nosotros no pudimos manejar, y al contar con más difusión consiguen más cosas”.No encuentra razón que justifique un traspaso de cirugías al hospital Durand. “Yo también quiero que me lo expliquen”, dice. “Un lugar como éste, con una Guardia que trabaja las 24 horas durante los 365 días del año, cuenta con profesionales de prestigio internacional y forma especialistas para todo el país, ¿que pase la cirugía programada a un lugar que es bueno, sí, pero no alcanza la dimensión de éste? Es una cosa insólita”, precisa.Si así fuera, no se hace ilusiones sobre las consecuencias. “Esto se transformaría en una salita de emergencia, donde los pacientes vendrían a la guardia, y paulatinamente se iría pasando toda la parte de cirugía; luego de un tiempo, lo dejarían morir. Sería como un cierre encubierto, de a poquito y en cómodas cuotas”.¿Qué harán entonces? “Resistiremos, como resistimos en otros momentos; si hace falta, saldremos a la calle los que coincidimos en sostener el hospital público y defender a este hospital, tan querido por los que aquí trabajan, los pacientes y el barrio todo”. 

“Sería mucho más fácil mejorarlo”

El doctor Ricardo Masini es médico de planta del hospital Lagleyze, donde preside la filial de la Asociación de Médicos Municipales; en ese carácter participó de la reunión con la jefa de la Región Sanitaria Nº III: “Le hemos pedido a la doctora Goldín que nos aclarara la situación, y entonces nos dijo que no hay intención de cerrar el hospital”, cuenta. Y observa: “Igual nosotros estamos atentos”.Al respecto menciona, como antecedente: “En este último tiempo habíamos recibido alguna noticia de que querían transportar la parte quirúrgica del hospital hacia el Durand, cosa que veo muy difícil de implementar”, y explica: “Primero, sería casi cerrar un hospital, con la historia que tiene, y la importancia en la formación de nuevos médicos; y segundo, no sé cómo el hospital Durand –por más que los médicos de acá nos traslademos allá– va a poder absorber la demanda quirúrgica que tenemos; éste es un hospital de referencia en cirugías de altísima complejidad”.Sin embargo, hay quienes sustentan y abonan esa postura. “Algunos sanitaristas sostienen que, por ser éste un hospital monovalente, muchas cirugías, sobre todo las de pacientes cardíacos o diabéticos muy graves, no se pueden hacer porque requieren una complejidad mayor a nivel sistémico; pero la verdad es que son muy pocos los casos”. Ofrece un ejemplo: “Hay en el mundo muchísimos hospitales de primera línea, como el Wills Eye Hospital de Filadelfia, que es monovalente y está entre los primeros de Estados Unidos”.Y prosigue: “Aseguran que los monovalentes no tienen mucho sentido, pero este hospital, con la cantidad de pacientes que aquí se atienden,   realmente le ha servido a la comunidad a través de los años, y son muchas más las cirugías que se hacen que las que se suspenden por ser monovalente; me parece que sería mucho más fácil mejorarlo que trasladarlo a un ala del Durand”.    Considera que las mejoras edilicias no serían demasiado costosas. “Este hospital tiene 60 años; hay otros que tienen más de 100. No es un edificio muy viejo, y no es mucho el dinero que hay que poner para  repararlo. Por otra parte, el doctor Lemus [ministro de Salud del Gobierno de la Ciudad] manifestó interés en la idea de comprar el terreno de atrás. Sería una buena oportunidad para crear allí un nuevo Lagleyze o construir una parte nueva”.En lo que hace a las principales necesidades, puntualiza: “Hace falta un mejoramiento de toda la parte edilicia, y de todo lo que es mantenimiento; precisamente en la reunión con la doctora Goldín le hemos pedido un par de cosas puntuales que necesitamos con urgencia: una, que arreglen la cocina, porque tenemos muchos problemas con las cañerías, que inundan el departamento médico; y la otra, que nos dijeron que sí, la provisión de un facoemulsificador, que es un aparato para operar cataratas. Tenemos un par de ellos rotos, y nos estaban retrasando las cirugías”.Pasa a enumerar las prioridades en lo que a aparatología se refiere. “Necesitamos cuatro cosas de alta complejidad: un vitréctomo, que se emplea en la cirugía de diversas patologías de retina; un facoemulsificador; un paquímetro, que sirve para medir el grosor de la córnea, y un autoclave esterilizador. Para el Gobierno de la Ciudad no significa mucho dinero: un vitréctomo vale 30.000 dólares, un facoemulsificador lo mismo, un paquímetro 3000… Con un poquito de inversión, este hospital levantaría mucho el vuelo”.Nuevamente, la falta de recursos se revela como clave de la cuestión. “El problema es que el hospital ha sufrido un desfinanciamiento que no nos ha permitido desarrollar nuestra actividad como necesitaríamos. Cada vez se invierte menos: tenemos la suerte de haber recibido algunas donaciones muy importantes que en gran medida permiten que el establecimiento siga funcionando: COAS nos ha donado un tomógrafo de retina de altísima complejidad, que permite diagnósticos muy precisos de retina y de nervio óptico, sobre todo para maculopatía, y un microscopio quirúrgico, también de ultimísima generación, que posibilita practicar vitrectomías de manera muy avanzada”.En cambio, observa que “el Gobierno de la Ciudad está contribuyendo muy poco: este año, y el pasado, recibimos para materiales una financiación de 10.000 pesos, que no alcanzan ni para un consultorio. El hospital se está manteniendo gracias, en buena parte, a la voluntad de los médicos, de las enfermeras y del personal no médico”.Y concluye: “Precisamente los médicos y el personal de la casa, así como los vecinos de la zona, debemos defender el hospital, que es nuestro”.

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