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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 23 de abril de  2025
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Ramona Galarza, chamamecera… y tanguera

Ramona Galarza, chamamecera… y tanguera

La noticia de la muerte de Ramona Galarza nos impactó especialmente ya que nuestro recordado colaborador Roberto Selles le realizó una sentida entrevista para nuestra edición gráfica de noviembre de 2011. A manera de homenaje, la reproducimos aquí. Llevaba como título el que tomamos para esta nota.

Sabíamos que esa gran voz, no solo del cancionero litoraleño sino de toda la Argentina, llamada Ramona Galarza había reconocido ser ferviente admiradora del tango. Fue ese el motivo por el cual decidimos entrevistarla.

Nuestro amigo Oscar De Elía –al que no podemos dejar de agradecerle–, segundo director de la Orquesta Juan de Dios Filiberto, nos la presentó. Pero más allá de la enorme cantante que todos conocemos, hemos encontrado en Ramona Galarza, “la Novia del Paraná”, una persona de una modestia –pareciera que para no desentonar con su segundo nombre, Modesta– y una amabilidad poco comunes. El disparador del diálogo fue, precisamente, ponerla al tanto de nuestro conocimiento de su fervor tanguero.

–Lo que pasa es que, en mi época de chiquilina, se escuchaba mucho tango en Corrientes…

–Es natural, si se tiene en cuenta que Magaldi-Noda, Pracánico, Dorita Davis, Corsini, Canaro, Cátulo Castillo y otros tangueros cultivaron, aunque esporádicamente, el chamamé, y chamameceros como Ángel Guardia, Osvaldo Sosa Cordero, Damasio Esquivel, Raúl Barboza, el Cholo Aguirre, entre otros, hicieron lo propio con el tango.

–Es cierto, pero le cuento cómo llegué a entonar mi primer tango. Fue en la Orquesta Folklórica de la Provincia de Corrientes, que dirigía el maestro Ernesto Dana y en la que yo cantaba. Él consideraba que el tango también es música folclórica y me ofreció cantar uno con su agrupación. Era allá por los 50.

–Alguna vez le oí decir que suele dormirse escuchando tangos…

–Sí. Me duermo con la radio encendida y siempre con tangos. Por ejemplo, escucho a Edgardo Meza, que suele ponerlos a las cinco de la mañana; esto es porque, por supuesto, duermo poco. Los domingos, también los escucho, pero en Radio del Plata.

–¿Qué intérpretes le agradan, Ramona?

–Tantos… Por ejemplo, De Angelis, que era amigo de mi marido; Di Sarli… Todo lo que sea bueno. Tengo, además, mi colección de discos tangueros.

–¡Qué bien! A propósito, su esposo era ejecutivo de una grabadora, ¿verdad? ¿Cómo se llamaba?

–Fernando Gervasio López, nacido en Melincué, Santa Fe, director artístico de Odeón. Había hecho muchos amigos chamameceros, a raíz de su labor; él solía visitarlos, de modo que viajábamos bastante a Corrientes, cosa que a mí me alegraba muchísimo. Pero también tenía, como le dije, amigos tangueros…

–¿Eso influyó en el hecho de que usted haya grabado algunos tangos con ritmos litoraleños, como Es nuestra despedida de Pontier y Silva, o Fatalmente nada de Sucher y Mastra?

–Sí, desde ya. Y lo hice porque mi marido me sugirió que los grabara.

–Su nombre real es Ramona Modesta Onetto…

–Sí, Onetto con doble t. ¿Cómo lo sabe...?

–Es que leo mucho. Pero, ¿de dónde viene Galarza?

–Es mi apellido materno. Mi madre se llamaba Mauricia Galarza y era de Caa-Catí. De allí eran también mi abuela y mi bisabuela.

–Y su padre…

–Se llamaba Carlos Eleuterio Onetto. Por mi parte, llevo nombre de almanaque; Modesta está en el santoral.

–Y “La Novia del Paraná” deriva de su primer disco, que se titulaba como una obra de Osvaldo Sosa Cordero, ¿verdad?

–Sí, de allí procede, pero no fue mi primer disco; antes ya había grabado Litoraleña y MisioneritaLa novia del Paraná debe ser el tercero.

–Sé que a usted le agrada la obra de Julián Centeya. ¿Cómo lo conoció?

–A través de mi esposo. Recuerdo que, en cierta oportunidad, él lo había contratado y el pobre Julián, que siempre andaba con los bolsillos vacíos, le dijo: “Pero… ¿me van a pagar..?”. Una vez nos encontramos con él en Corrientes; no sé por qué motivo estaba allí, quizá para recitar. Lo cierto es que había ido con Soldán. Era carnaval y llegaba mucha gente a Corrientes en esos días, así que, como no quedaban habitaciones en los hoteles, debieron buscar por las afueras, y solo encontraron un “hotel por horas”. Cuando lo contaba, no podíamos parar de reír: “¡Mirá con quién tuve que dormir anoche!”, comentaba…

–Ahora vive en soledad con sus gatos.

Sí, amo a los animales y tengo dos gatos. Cuando viajo, les saco pasaje y los llevo conmigo. Murieron mis padres, murió mi marido, y hoy tengo amigos, sobrinos y mis animalitos. A pesar de todo, le agradezco a la vida; Dios me mandó aquí a cantar y sigo cantando. Y escuchando tangos. Siempre me gustó el tango.

Cuando nos despedimos, esta enorme cantante litoraleña, cuya fama se extendió mucho más allá de nuestras fronteras –anduvo dejando sus trinos por Paraguay, Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón, Australia–, nos agradeció como si le hubiéramos hecho un favor, cuando, en realidad, nosotros somos los agradecidos por toda la belleza que supo regalarnos con su arte. Ramona Modesta Onetto, o sea, Ramona Galarza, es la gran voz del litoral, pero tiene también en su corazón un lugarcito para el tango.

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