La pasión de enseñar
- Por Vanesa Kandel
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“Maestrita”, “Antonio Tormo”, “Una se va quedando” y “¿Cómo vuelvo?” son los cuentos de la escritora argentina Hebe Uhart que dieron origen a la adaptación teatral realizada por María Merlino, quien, bajo la dirección de Diego Lerman, le pone el cuerpo y la voz al unipersonal ¿Cómo vuelvo? Leyenda campestre de una maestra errante, obra que desde agosto pasado forma parte de la cartelera porteña.
El personaje magníficamente creado por María Merlino, en su doble faceta de adaptadora y actriz, condensa en un solo recorrido biográfico diferentes momentos de la vida de maestras de pueblos de provincia que se funden en una mirada, o mejor, un punto de mira: el margen de una profesión, el margen de una geografía… Con el trasfondo de imágenes campestres silenciosas y atemporales, proyectadas en una enorme pantalla, vemos primero a la maestrita adolescente pasar del entusiasmo y el ansia de los inicios a la perplejidad; del ímpetu y la torpeza a la decepción; del enojo y la rabia a la comprensión.
Pasan los años y, de escuela en escuela, la pobre maestrita siempre se topa con la misma tosquedad, con el mismo desdén amable: todas las instituciones por las que transita con su portafolio cargado de láminas y proyectos, todas las directoras y vicedirectoras e inspectoras que la observan y la miden pertenecen a un mundo plano en el cual ella no encaja, en el cual ella siempre resulta “desubicada”.
En el final, aquella jovencita errática, admiradora de Dostoievski y César Vallejo –le dio ese nombre a su caballo–, que se dormía y despertaba escuchando canciones de Antonio Tormo, inspiradora de sonrisas huecas no exentas de cierta compasión en los pasillos de la burocracia escolar, se ha convertido en una mujer madura y aplomada: esposa, madre, maestra y directora de una escuelita rural que alberga a poco más de diez alumnos, parece haber encontrado su lugar a la vera de la ruta. Y sin embargo… “Una se va quedando”, nos dice entonces de frente, en tono confesional, y luego de contarnos con lujo de detalles una anécdota que podría ser banal –un viaje con sus alumnos, el encuentro con otros paisajes y otras tonadas, un affaire casual, una infidelidad– se pregunta, nos pregunta: “¿Cómo vuelvo?”, con la voz temblorosa, los ojos secos, la piel ajada… “¿Cómo vuelvo?”.
Y si bien su pregunta pide ser leída en primer término en relación con el desvío y la transgresión cometida –cómo volver al orden luego de haberlo trastocado–, también es válido pensarla al revés: cómo salir del estancamiento, cómo volver a la inocencia y a la errancia, al mundo glorioso que ella tenía en su cabeza, al deseo que se ha secado y resecado, a la pasión de creer y de enseñar... ¿Cómo? Nos quedamos –nos retiramos de la sala– con esa inquietud entre los labios.
¿Cómo vuelvo? Leyenda campestre de una maestra errante se presenta los sábados a las 20.00 y a las 22.00 en Santos 4040: Santos Dumont 4040.