“Tenemos delante el momento más crítico”
- Por Tras Cartón
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“Si hubiéramos estado en este momento con la mayoría de los grupos de riesgo vacunados, el escenario sería distinto: desde esa perspectiva podríamos haber estado mejor”. Esto dijo ayer el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, durante su habitual conferencia de prensa semanal.
En la oportunidad, el funcionario admitió que “desde el punto de vista sanitario, la campaña de vacunación en la Argentina ha sido más lenta y más demorada de lo que todos pretendíamos y esperábamos”.
Consultado sobre las reuniones de funcionarios de la Nación y de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires a propósito de la segunda ola de la pandemia, Quirós refirió: “Nosotros estuvimos trabajando y reuniéndonos con los grupos técnicos de los ministerios de Salud entre Nación, Ciudad y Provincia, como siempre lo hemos hecho, y siempre tenemos la misma metodología: una primera parte de compartir información y ponemos de acuerdo con la mirada epidemiológica, una segunda parte de discutir áreas o escenarios de toma de decisiones en términos de políticas públicas y una tercera parte de bajar a terreno concreto las medidas que a cada lado de la General Paz o en coordinación con la Nación podríamos tomar”.
Seguidamente, destacó que lo que se ha “procesado en términos técnicos es que la segunda ola en la Argentina, en el Área Metropolitana y particularmente en la Ciudad de Buenos Aires”, es “una segunda ola que lleva dos semanas, tiene una aceleración muy intensiva y números muy altos de casos” y que “en la ciudad tiene un componente de gente de edad joven y de edad mediana muy intenso, y un componente de edad muy avanzada con cierta protección epidemiológica por la vacuna”.
Y prosiguió: “Dada esa descripción epidemiológica, y analizando los mecanismos de transmisión y de generación de la enfermedad que básicamente se ven con toda claridad en el grupo entre 15 y 40 años por la socialización, sobre todo nocturna, pero por la socialización en general; las situaciones y lo que todos podemos ver del transporte público y, sobre todo, que la mayoría de las investigaciones epidemiológicas nos indican que muchos de los contagios están vinculados a encuentros sociales, familiares o laborales en lugares cerrados y mal ventilados, tenemos una mirada común para decidir algunas medidas de restricción en la nocturnidad, en el transporte público y en las reuniones sociales, familiares y laborales en lugares de alto riesgo, sobre todo entendiendo que tenemos por delante tres o cuatro semanas que son el momento más crítico de esta segunda ola”.
Al respecto, observó que “la campaña de vacunación está avanzando más aceleradamente y necesitamos llegar a principios de mayo con los grupos de riesgo más completamente protegidos”.
Y continuó su relato: “Dadas estas coincidencias, las hemos elevado a los grupos políticos de cada uno de nuestros gobiernos y ahora los responsables políticos dialogarán, discutirán y propondrán las medidas operativas que consideren, pero este camino lo hemos hecho como siempre, y esta mirada que estoy describiendo es una mirada común de los tres grupos técnicos”.
Preguntado después por las largas filas para testearse en los hospitales públicos, Quirós explicó que “las unidades febriles de los hospitales públicos son lugares de testeo para personas que se sienten mal, que tienen algún síntoma significativo”, porque “allí hay una infraestructura de médicos, enfermeros y otros trabajadores de la salud para atender a personas de cierto riesgo por la enfermedad y hacer exámenes clínicos”, y que “el proceso de atención es muy lento porque requiere ese examen clínico y luego los estudios complementarios que demoran, a veces, horas”.
En cambio, propuso: “Tenemos un conjunto de dispositivos para las personas que se sienten bien, que han estado de viaje o con una persona que ha tenido la enfermedad, y no quieren volver a su casa porque tienen un compañero de riesgo y se quieren testear previamente, o porque tienen sospechas de que potencialmente podrían estar enfermos”.
Consideró necesario que “todas las personas que se sientan bien vayan a La Rural o a Costa Salguero”, precisó que en “La Rural en treinta minutos van a ser testeados, no es necesario que esperen cuatro horas” y que el lugar “tiene una capacidad de 8.000 test por día, Costa Salguero tiene capacidad de 6.000 test por día y las unidades febriles están realizando hoy 3.000 test por día y no son para alto volumen”.
Posteriormente, ante una pregunta sobre el gran número de pacientes bonaerenses que concurren a los hospitales porteños, el ministro reconoció que “es verdad que la proporción de la provincia ha aumentado estos últimos días”, pero sostuvo que “el sistema público de la ciudad está disponible para todo argentino que sienta la necesidad de atenderse en un sistema poderoso, bien preparado, con gente muy competente”, y aseguró: “Las personas que estén en el conurbano bonaerense que así lo quieran también lo pueden hacer, y nosotros vamos a seguir dándoles el servicio a todos los ciudadanos que necesiten atenderse en nuestro sistema”.
En cuanto a las restricciones, advirtió que “hay que tener mucho cuidado en empezar a hacer interpretaciones de qué pasa con el contagio si algo ocurre a las diez, a las diez y cuarto, a las once menos cuarto o a las once y media”, y afirmó que “lo que sí hemos aprendido en todo este año –porque todos, la ciudadanía y los que tomamos decisiones, ya llevamos un año de aprendizaje– es que las actividades sociales que ocurren con cumplimiento de los protocolos, como hemos tenido y tenemos unas cuantas, pero la más paradigmática es la escuela, son muy poco generadoras de aumentos de contagio”.
Por último, manifestó que “hay que intervenir en las actividades donde los protocolos no se están cumpliendo, siempre considerando tomar la medida de tal modo que genere el mayor beneficio sanitario con el menor perjuicio de la salud mental y de la salud económica”.