“Una situación muy crítica”
- Escrito por Victor Pais
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Ante el gigantesco incremento de los precios de los alimentos en los últimos meses y la embestida del Gobierno nacional contra las organizaciones sociales, que incluye la decisión de interrumpir el suministro a los comedores comunitarios, estimados en alrededor de 45 mil en todo el país, nos propusimos conocer un comedor de nuestra barriada e indagar en cómo impacta el referido contexto en su objetivo de brindar asistencia alimentaria.
Indira, quien nos pidió que no publicáramos su nombre completo, es una de las encargadas del Comedor del Polo Obrero en La Carbonilla, el ya conocido por muchos barrio popular que cuenta con miles de habitantes y está ubicado en terrenos ferroviarios lindantes con la Estación La Paternal.
“Estamos en una situación muy crítica porque siguen llegando compañeros que nos siguen solicitando poder entrar al comedor y lamentablemente no lo podemos hacer agrandar para más de los doscientos compañeros que somos porque somos un comedor de 56 raciones”, señala Indira.
La mujer, que llegó al barrio a fines de 2013 con dos hijos muy pequeños tras ser desalojada junto a muchas otras familias de una casa hotel en Almagro, nos cuenta que el proyecto surgió hace siete años, después de un largo tiempo durante el cual el Polo Obrero luchó por que sea reconocido y habilitada su ejecución.
Explica Indira que el comedor asistía en sus comienzos a alrededor de 150 personas para las cuales el Gobierno de la Ciudad le asignó 50 raciones diarias, solo de lunes a viernes. Desde hace alrededor de cuatro años, se las aumentaron a 56. Hoy, fieles al método que adoptaron desde un principio, alrededor de 30 familias se turnan para alimentarse allí en forma alternada: la mitad del mes, un grupo de quince familias, y la otra mitad, las otras quince.
Indira estima que cada turno de comedor atiende a alrededor de 30 a 40 niños y comenta que muchas de las familias que asisten –en algunas, la “jefa de hogar” es una madre soltera– tienen entre 4 y 5 hijos. Sobre los adultos que asisten al comedor, Indira nos informa que suelen estar dedicados a trabajos informales, como la venta ambulante, la venta de ropa en la calle, la limpieza de hogares y la construcción. También menciona la presencia de personas mayores sin hijos que reciben asistencia en el comedor.
Entre las cuestiones que afligen a Indira, no es menor la de la calidad de los alimentos: “Siempre ha sido relativamente mala, porque siempre nos han llenado de polenta, garbanzos… La fruta llega más o menos. Pero ya estos últimos meses, ya desde el año pasado, todo ha ido para mal. Muchas veces hemos hecho reclamos. Les hemos dicho a los de los camiones que vienen a dejarnos la mercadería que las frutas y las verduras están realmente en mal estado, y nos dicen que eso es lo que a ellos les dan. En varias oportunidades nos ha llegado la carne con un olor bastante desagradable, y la mercadería llega ocho, nueve de la mañana, la metemos en la heladera y a las cinco de la tarde, en el mismo día, ya se está cocinando”.
Frente a la crítica situación que nos relata, Indira concluye en que no hay otra respuesta que salir cada día a luchar “porque hay gente que lo está necesitando y nada les alcanza porque los alimentos han subido una locura”. Y agrega: “El gas está aquí a diez mil pesos. Nosotros en el comedor utilizamos uno por semana, diez mil pesos que usamos semanalmente solamente para poder cocinar. Es muy triste porque cada día sigue subiendo, sigue subiendo y a nosotros no nos aumentan, a nosotros no nos mejoran la calidad de los alimentos y básicamente estamos teniendo un abandono del Gobierno”.