“Hay miles de cosas que se pueden hacer”
- Escrito por Victor Pais
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La Asociación Cultural Deportiva y Biblioteca Popular Florencio Sánchez (Ex Biblioteca Popular Juan M. Becciú), ubicada en Pasaje Granada 1660, tiene en su presidente, Norberto Zanzi, a un incansable batallador por recuperar para la institución, una de las más antiguas de La Paternal, la presencia comunitaria que en sus albores supo ostentar.
Zanzi, quien ocupa el cargo de más alta responsabilidad en la entidad desde octubre de 2016, se había acercado años atrás a ella motivado por la necesidad de disponer de un lugar de reunión para el grupo de vecinos del cual participaba y que tenía por objeto la recuperación del cine teatro Taricco. Poco tiempo pasó para que se fuera involucrando con diversas tareas y se integrara a la comisión directiva. En el curso de su gestión como presidente, más precisamente en diciembre de 2021, hubo un acontecimiento de insoslayable importancia para el devenir de la institución: la asamblea de socios aprobó la reforma del estatuto y el cambio de nombre.
Sobre ese y otros temas discurrió la charla que con él tuvimos en una de las salas de la biblioteca.
–¿Qué es lo que motivó la reforma del estatuto y el cambio de nombre?
–La reforma del estatuto viene por motivos prácticos. El viejo estatuto decía que la comisión directiva se reúne una vez por semana y tiene que tener veintipico de integrantes, y en años de años eso nunca se cumplió; y así un montón de cosas de otras épocas. Esto hay que modernizarlo y tratar de poner cosas que realmente hagamos. Nunca nos vamos a reunir todas las semanas y nunca vamos a ser veinte personas en la comisión directiva. Eso pasa en todos lados y en todos lados se han reformado los estatutos. Y dentro de esa modificación se agregaron otras cosas como el nombre. Esto se llamaba Asociación Cultural Florencio Sánchez y Biblioteca Popular Juan M. Becciú, pero a Juan M. Becciú nadie lo conocía. Decían que era alguien que había donado la casa, pero quedó comprobado de que no.
–¿Cómo fue la participación de los socios en estos cambios? ¿Y cuál es el número real de socios?
–Uno de los motivos por el cual hicimos el cambio del estatuto fue que en el padrón había como 3.000 socios, pero los que aportan son cincuenta u ochenta. La formulación del estatuto tenía todo un sistema antiguo por el cual había que mandar una carta documento a cada socio, un largo y costoso proceso para decirle que no era más socio, cuando de hecho ya no era más socio porque hacía años que no pagaba. Vos lo podías echar, pero para echarlo tenías que mandar una carta documento. Lo que dice el estatuto nuevo es que si vos querés ser socio tenés que hacer una reinscripción, sino dejás de ser automáticamente socio. Así quedaron entre cincuenta y ochenta socios.
–Sabemos que en sus orígenes era una institución que brindaba otras cosas y que lo central no era ser una biblioteca…
–Al principio no era biblioteca. Era una asociación vecinal. Lo de biblioteca, según tengo entendido, empezó como biblioteca ambulante, o sea, empezaron a juntar unos libros y se los llevaban a la gente a la casa.
–Si nos remontamos a datos que tenemos sobre la historia de la biblioteca, uno puede inferir que había una vida social intensa en torno de ella. Cuando vos hablás de modernizar, se podría pensar también cómo volver a los orígenes…
–Justamente es esa la idea. Volver a los orígenes. Entonces volvamos a las ideas que tenían los que la fundaron, volvamos a lo primitivo. Esa es la idea: volver a lo primitivo, ampliado a lo moderno, con computadora, wifi, talleres y ayudas a los vecinos.
–Hablando estrictamente de la biblioteca, ¿cuál es su patrimonio? ¿Cómo está organizado y cómo se va actualizando?
–Acá hay más de 25.000 volúmenes. La biblioteca tiene dos características. Como biblioteca popular que es, es de estanterías abiertas, vos entrás y elegís el libro –todos tienen cartelitos–, o le preguntás a la bibliotecaria por algo específico y ella te orienta, o venís por acá y vas recorriendo las estanterías conforme a lo que vos querés. Los libros vienen por donación, por compra directa o por compra por subsidios. Hay un programa de ya muchos años que se llama Libro % donde la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), que es la que junta a todas las bibliotecas populares, da un subsidio para que en la Feria del Libro se puedan comprar libros con un 50% de descuento.
–¿Y con qué criterio se hacen esas compras?
–A los socios les enviamos por mail un formulario un tiempo antes de la Feria del Libro. Les preguntamos qué libros quieren. Los socios por formulario o en forma directa mencionan el libro que quieren y se hace un análisis de esos libros y de los libros que necesita la biblioteca.
–¿Cuál es tu aspiración como presidente de la asociación?
–Nosotros buscamos que esta sea la biblioteca del barrio, para todos, para cualquier cosa que se quiera hacer. Tenemos normas, lógico. Algunas normas incluyen pagos, pero depende lo que sea… Acá se han filmado escenas de películas, hemos participado de festivales en la calle, hemos puesto libros en la calle, trabajamos con los colegios, los colegios vienen acá o a veces nosotros vamos a los colegios. Una de las falencias de la biblioteca es la poca cantidad de personas dispuestas a comprometerse con tareas generales o específicas. Hay miles de cosas que se pueden hacer, el tema es la capacidad humana.
–¿Qué importancia le atribuís a la mancomunidad de las bibliotecas populares?
–Nosotros estamos en la Federación de Bibliotecas Populares de la Capital. La importancia es que nos pone en relación con la Dirección [General de Promoción] del Libro y la CONABIP y la federación es como un sindicato o un grupo empresarial. Tenemos problemas comunes. Al estar juntos, tenés más fuerza. Se consiguió que el Gobierno de la Ciudad cumpliera la ley [de Bibliotecas Populares] y ahora nos paga una cantidad como subsidio conforme a lo que dice la ley, la pelea para que sea en tiempo y forma, y todo eso lo hace la comisión directiva de la federación. En todo ese tipo de negociaciones, la federación tiene más peso que si voy yo solo.
Otras actividades que se realizan en la asociación
Al margen del servicio de biblioteca, la asociación ofrece talleres de folclore, literatura y memoria. También, en la terraza de su sede funciona una huerta. En coordinación con el Gobierno de la Ciudad, recientemente la entidad realizó una jornada de vacunación y castración de perros y gatos y en una ocasión anterior realizó entregas de anteojos. La institución además es sede desde hace varios años de uno de los Centros Educativos de Nivel Primario (CENP) que impulsa el Gobierno porteño para personas mayores de 14 años que necesiten cursar esa instancia escolar o completarla. Por otra parte, en virtud de un acuerdo con el Instituto Súyay, personas con discapacidad realizan tareas como asistentes de la bibliotecaria.