“Estamos sufriendo una guerra híbrida”
- Escrito por Victor Pais
- Tamaño disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente
Con la participación como disertantes de Eugenio Zaffaroni, abogado penalista, juez, jurista y ex miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y Raúl Gustavo Ferreyra, profesor de derecho constitucional que integró el Consejo Consultivo para el Fortalecimiento del Poder Judicial y del Ministerio Público creado por un decreto presidencial durante 2020, se realizó ante un numeroso público en el Café de los Patriotas, ubicado en Nicasio Oroño y Cucha Cucha, una charla cuya propuesta fue “repensar el Poder Judicial en Argentina”. Fue promotora de la actividad la fiscal federal Gabriela Sosti, quien además ofició de presentadora.
Le tocó a Ferreyra, tras las palabras de apertura de Sosti, ser el primero de los invitados de la mesa en exponer. Lo hizo, en primer término, relatando la trama de Ante la ley, la parábola de Franz Kafka sobre lo inasible e impenetrable que resulta ser la Justicia como institución para la mayoría de los mortales.
Señaló luego que “dentro de dos meses la Constitución Federal de la Argentina va a cumplir 170 años” y que “básicamente el esquema constitucional desde 1853 hasta ahora ha sido bastante parecido a esto: una Constitución que, como decía Juan Bautista Alberdi, era para instituir una República comercial y pastora”. Y destacó que “cuando Alberdi imaginó la Corte Suprema escribió ‘una Corte Suprema que se ocupe’, escuchen bien, ‘exclusivamente de los asuntos vitales del Estado’”.
Tras otras reflexiones relacionadas con las iniciativas de reformas constitucionales que hubo a lo largo de la historia y sugerencias de modificaciones del funcionamiento de la Corte Suprema, dijo respecto de esta: “No es una mera discrepancia lo que tenemos. Hay sentencias de la Corte que son un apartamiento inequívoco del derecho aplicable. Cuando la Corte decide en la causa del dos por uno beneficiar a los genocidas del terrorismo de Estado, es una sentencia en contra del sistema de derechos humanos asumido por la Argentina; cuando la Corte Suprema decide beneficiarnos a nosotros, porteños y porteñas, en detrimento de toda la Argentina, es una sentencia en contra de la Constitución porque viola el sistema federal; cuando la Corte Suprema dice que el Consejo de la Magistratura debe estar integrado de tal manera y se resucita una ley derogada, se viola el sistema de división de poderes; cuando la Corte Suprema, en el medio de la pandemia, dice que hay que abrir las escuelas, viola el sistema de derechos y garantías; cuando la Corte Suprema dice a qué senadores les va a tomar juramento para integrar el Consejo de la Magistratura, viola las atribuciones del Congreso de la República, en este caso, del Senado. O sea, estamos en presencia no de una mera discrepancia”.
Al final de su alocución, Ferreyra sostuvo que “hay que pensar seriamente en un modelo de reforma constitucional”, y luego de abundar sobre lo dicho por filósofos de distintos tiempos sobre el “despotismo judicial”, exhortó: “La lucha por la Constitución es constante. La lucha por la democratización del Poder Judicial, el único poder que no se ha democratizado en 40 años, también es constante. Vengo a compartir con ustedes esta idea de que la lucha continúa”.
A su turno, Zaffaroni comenzó ofreciendo su visión sobre el cuadro de situación actual del país y del mundo y dijo que “hay una incertidumbre sobre el futuro”, cuya causa atribuyó a que “el capitalismo cambió” y a que “de aquel capitalismo productivo con plusvalía, todas esas cosas que se hablaban, hoy eso pasó a la historia, hoy es el capitalismo financiero”. Mencionó más adelante que “estamos sufriendo una guerra híbrida” y que “los intereses financieros nos atosigan a toda la región con golpes de Estado soft, de instituciones, impeachment, juicios políticos, fake news, monopolios de medios de comunicación que crean realidades únicas, y uno de los instrumentos de ese tardo-colonialismo financiero son los poderes judiciales”.
Después de referirse a las “distintas circunstancias” que tuvieron lugar en otros países de la región, dijo de la Argentina: “Llegamos a un estado tal que, si tuviera que trasladarme en el tiempo y decir cómo actualizo la fórmula ‘Braden o Perón’, diría ‘Corte o pueblo’. No hay una conciencia hoy de lo que está significando esto en la vida cotidiana o de lo que puede significar en la vida cotidiana. De esta Corte dependen precios de servicios públicos, la posibilidad de que recuperemos el río Paraná, por el cual sale toda nuestra riqueza, las jubilaciones… Cuidado, de lo que haga esta Corte Suprema depende la vida cotidiana de todos”.
Para dar mayor sustento a esta posición, Zaffaroni aseveró: “La organización que tiene nuestro Poder Judicial es la más irracional del mundo y desafío a cualquiera que se lea toda la Constitución de América Latina y de América, y todas las constituciones de Europa y me diga si hay un Poder Judicial que está organizado institucionalmente peor que el nuestro. No lo va a encontrar. En el plano normativo, no. Nosotros somos irracionales en el plano normativo directamente, en el deber ser, y estos defectos institucionales implican agujeros por los cuales se mete la arbitrariedad”.
Tras un largo desarrollo de este concepto, sintetizó: “Yo creo que esto que estamos viviendo no es una situación antijurídica. Para mí es ajurídica. Y creo que es ajurídica porque lo antijurídico es algo que está violando directamente la ley, pero acá directamente se ignora la ley, no se la viola, cada uno hace lo que tiene poder para hacer, lo que se le ocurre que tiene el poder para hacer, invade otros poderes, hace lo que se le da la gana. Estamos fuera del derecho, nos estamos cayendo directamente fuera del derecho. Ese es el grave problema y el máximo de responsabilidad de esto lo tiene nuestra Corte Suprema, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis jurídico que tenemos en la Corte Suprema”.
Tras otras especulaciones sobre posibles formas de funcionamiento del Poder Judicial, y ya en el tramo final de su exposición, Zaffaroni afirmó que “soluciones existen, lo que pasa es que el movimiento nacional no ha tenido un proyecto”. Y después de subrayar que “el movimiento nacional tiene doscientos años” y ensayar una suerte de cronología de acontecimientos históricos, hizo un llamamiento a “tener claro a quiénes tenemos enfrente y cuáles son los instrumentos de que se valen esos que tenemos enfrente, y cuando digo instrumentos digo también personas, porque instrumentan personas, las cosifican y hay algunas personas que muy graciosamente se prestan a ser cosificadas, a convertirse en instrumentos, y eso pasa con alguna minoría de nuestro Poder Judicial, algunas minorías que lesionan su propia condición de dignidad humana al convertirse en instrumentos de determinados intereses y, sobre todo, de intereses que responden a una mafia internacional financiera”.
Una vez que Zaffaroni dio por finalizada su exposición, ambos conferencistas se ofrecieron a responder a inquietudes del público, por lo que, dado el interés reinante, la charla se prolongó holgadamente.