Un mojón más de un fracaso astronáutico
- Por Miguel Ruffo
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Hoy se cumplen 50 años del lanzamiento al espacio de la sonda Mars 2 por parte de la Unión Soviética. Pocos días después, el 28 de mayo, sería el turno de la Mars 3. Ambas fueron lanzadas para reiniciar la exploración automática de Marte. Con motivo de este aniversario, ofrecemos a los lectores un cuadro de conjunto de la seguidilla de fracasos en que redundaron las mars soviéticas.
El planeta Marte, falso gemelo de la Tierra, ha despertado la imaginación de literatos y astrónomos que se volcaron a su estudio. H. G. Wells, en La Guerra de los Mundos, planteó una invasión de seres procedentes de Marte que querían apoderarse de la Tierra, tema que se reiteró bajo diversas formas en novelas, cuentos y películas, como Invasores de Marte de 1953. Incluso en los años sesenta se publicó en la Argentina una colección de figuritas cuyo tema era la invasión marciana a la Tierra. Entre los astrónomos, Percival Lowell sugirió que los canales de Marte eran construcciones de seres inteligentes para llevar el agua, que escaseaba en el planeta, desde los polos hacia las zonas ecuatoriales.
Ya en la época soviética, en 1924, Alexei Tolstoi publicó la novela Aelita, que fue llevada inmediatamente al cine en su época silente. En esta obra se presentaba a Marte como un planeta en el que se producía una rebelión parangonable a la revolución de octubre. El ingeniero soviético Friedrich Zander (1887-1945) lanzó la consigna “¡Adelante, hacia Marte!”. Varios años más tarde, en 1959, ya iniciada la era espacial, los estudios cinematográficos Dovzhenko filmaron la película Batalla más allá del sol, en la que se presentaba una carrera espacial entre las superpotencias para alcanzar el planeta rojo.
La exploración automática de Marte fue uno de los principales objetivos de la cosmonáutica soviética. Sin embargo, las sondas allí enviadas bajo la denominación de Mars nunca lograron concretar su misión. En efecto, el planeta Marte fue (y es) un objetivo astronáutico en que los científicos soviéticos han fallado siempre. La totalidad de los datos que la cosmonáutica ha conseguido de este planeta han sido suministrados por las sondas y robots norteamericanos.
Las Mars 2 y 3 entraron en órbita marciana y transmitieron datos simultáneos al Mariner 9 de los Estados Unidos. Las dos sondas soviéticas dejaron caer cápsulas sobre la superficie del planeta, pero solo una de ellas –la procedente de la Mars 3– se posó suavemente sobre la superficie y alcanzó a transmitir apenas 20 segundos.
El programa Mars se había iniciado con la primera de la serie el 1º de noviembre de 1962. La Mars 1 fue la primera sonda soviética lanzada en dirección a Marte, sin embargo, se perdió contacto con ella antes que llegase al planeta. Simultáneamente, la Unión Soviética desarrolló el programa de sondas interplanetarias Zond. Con la Zond 2 lanzada al espacio el 30 de noviembre de 1964 se intentó por segunda vez alcanzar el planeta, pero nuevamente se perdió contacto con la sonda, que quedó orbitando alrededor del Sol.
Tras las ya referidas Mars 2 y Mars 3, fue lanzada, en junio de 1973, la Mars 4. Equipada con dispositivos para detectar la posible presencia de organismos vivos en el planeta, no pudo, sin embargo, ser colocada en órbita marciana al fallar los cohetes de frenado. Se trató de un nuevo fracaso, en parte subsanado porque su compañera, la Mars 5, sí pudo entrar en órbita marciana.
Las Mars 6 y 7 alcanzaron un éxito relativo. La cápsula de descenso de la primera dejó de transmitir antes de la llegada a la superficie del planeta. Quedaba solo la posibilidad de que la cápsula de la Mars 7 pudiese descender, pero se desvió de su trayectoria y se alejó del planeta. No obstante, Mateu Sancho señala que la Nasa estimó que los datos facilitados por la Mars 6 fueron de gran valor. Y agrega: “Según los sondeos efectuados por la cápsula de descenso de este vehículo, la atmósfera de Marte contiene mayor cantidad de vapor de agua que la registrada por el Mariner 9. También han sido obtenidas informaciones sobre la temperatura y la densidad de la atmósfera marciana, la estructura de las capas altas y la composición química de esa atmósfera a bajas altitudes”.
La pobreza de los datos alcanzados por las sondas automáticas de los soviéticos en la exploración de Marte –fracasos que continuaron cuando estos intentaron alcanzar a Fobos y Deimos, los satélites del planeta rojo– contrasta no solo con los éxitos apuntados por los vehículos norteamericanos (descensos suaves, transmisión de fotografías, análisis del suelo y subsuelo, recorridos de la superficie por robots móviles, búsqueda de formas de vida) sino también con los éxitos que los propios soviéticos alcanzaron en la exploración automática de la Luna y de Venus.
Fuentes consultadas
AA.VV. “Rusia en el espacio: vuelos no tripulados”, en Cíclope. La incógnita del espacio, Nº 25, Barcelona, 1969.
Launius, Roger D. Historia de la exploración espacial. Del mundo antiguo al futuro extraterrestre, Barcelona, Grijalbo, 2019.
Mateu Sancho, Pedro. Los viajes espaciales, Barcelona, Salvat, 1973.