“¡Ha nacido Gardel! ¡Ha nacido Gardel!”
- Por Tras Cartón
- Tamaño disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente

Hoy se cumplen 130 años del nacimiento de Carlos Gardel. Por eso, y también por ser la fecha en la que llegó al mundo Julio de Caro, hoy se celebra el Día del Tango.
La redondez del aniversario nos empuja a dedicar estas líneas al primero de ambos, el cual, según escribió Roberto Selles diez años atrás para este mismo medio, “se convirtió en el mayor de los ídolos populares, a tal punto que algunos lo llamaron El Morocho del Abasto; otros, El Zorzal Criollo, y muchos –con un muy porteño ingenio paradójico–, El Mudo”.
Puesto que, además de la referida nota, en anteriores aniversarios hemos aportado otros trabajos dedicados a reseñar obra y vida de tan central figura de nuestra cultura, en esta ocasión elegimos homenajearla con un poema de Oscar R. F. García, perteneciente a su libro Melodía de arrabal, titulado “Gardel, Mito y alienación”. Así dice:
Noticia preliminar:
El once de diciembre de mil ochocientos noventa
Los diarios porteños liquidaron su sexta.
Los canillitas gritaban por la calle:
¡Ha nacido Gardel! ¡Ha nacido Gardel!
…………………………………………………….
¿Y si Da Vinci, el gran Leonardo, al doblar una ochava de su barrio se hubiera encontrado de pronto con tu sonrisa?
¿Y si el viejito Freud, dispuesto a analizarte, te invitaba una tarde a tomar mate y te dejaba entonar dos o tres tangos mientras sacaba el lápiz así, como al descuido?
¿Y si Bergman, el inventor del cine sordo, saliera de su cuarto media hora, para estirar las piernas, y al entrar en un biógrafo cualquiera justo vos te mandás “Tomo y obligo”?
¿Y si…?
¡Déjelo así!
No lo queremos ver colgado en el Louvre de París.
Ni a Freud enchalecado.
Ni a Bergman con el fueye.
Él viaja en jet sobre Baires, con la sonrisa blanca y una bolsa cargada de canciones azules. Se sube al bronce para pitar un pucho, se trepa a un barrilete, besa a alguna muchacha, despeina a algún cantor,
¡y canta sobre el agua, sobre la luz, el aire!
¡Hasta morirse canta!
¡Aleluya, aleluya, ha nacido Gardel!
Por eso, los veintiocho de diciembre
el general de turno, en nombre de las buenas costumbres
manda capar a todos los niños del Abasto.
Y el tango fue música en su voz
por los siglos de los siglos.
Amén.