Logo
Imprimir esta página

130 años del cine: un sueño en movimiento

130 años del cine: un sueño en movimiento

Se cumplen hoy 130 años del cine y, a propósito de esta efemérides, reproducimos “El centenario de un sueño”, nota publicada en nuestra edición impresa de diciembre de 1995, en ocasión de los primeros cien años del llamado “séptimo arte”. El texto escrito por nuestro amigo Juan Carlos Lozano, que firmaba entonces como Fernando Domas, sin duda tuvo un tinte visionario, por lo cual creemos que constituye un verdadero documento de época.

Se cumplen 100 años del nacimiento del cine. Un diciembre de 1895 en el subsuelo del Gran Café, en el bulevar de los capuchinos, en París, los hermanos Auguste y Louis Lumière exhibían su invento como atracción de feria y también como instrumento científico ya que no pensaban en sus posibilidades comerciales. Al cabo de un siglo de trayectoria podemos arriesgarnos a decir que el cine es, sin lugar a dudas, la gran invención del siglo XX.

Génesis

La primera película comercial, mejor dicho, el primer corto publicitario, se llamó La sortie des Usines Lumiere (La salida de los obreros de la fábrica Lumiere). El corto no tiene nada de extraordinario en su temática y elaboración. Es solamente un desfile de trabajadoras con sombreros emplumados y de obreros que llevan sus bicicletas, mientras los patrones viajan en un coche tirado por caballos, finalizando la toma con un portero que cierra las verjas. Luis Lumière organizó la primera demostración de su invento en la rue de Rennes 44 París para la importante Societé d’Encouragement pour L’industrie nationale, cuyos miembros observaron sorprendidos el invento.

lum1225a

En todos estos años el cine ha sido un instrumento artístico, de conocimiento y también –cada vez más– una industria. Ha sido un transmisor de ideologías, tabúes, mitos y realidades. En la oscuridad de ese santuario uno ríe, se entristece, se emociona, se aterroriza y también puede erotizarse. Tal es la magia que dispara.

El futuro

No falta quien sostiene que este primer siglo del “séptimo arte” quizás llegue también a ser el último. El cine, tal como todavía hoy se lo concibe, está basado en fundamentos físicos, químicos y mecánicos que corresponden al siglo XIX. El video y la computación, en cambio, alcanzarán su máximo desarrollo durante el siglo XXI… En el cruce de estas dos instancias se encuentra el cine. El director Francis Ford Coppola afirma lo siguiente: “la diferencia está en que la película es un medio básicamente de orden mecánico. Uno trabaja sobre ella con goma de pegar y tijera. Con imágenes electrónicas, en cambio, uno está manipulando energía con toda la flexibilidad y la magia que esto significa”.

Así, por ejemplo, en el futuro digital un espectador podrá cambiar todo el elenco de un film preexistente reemplazando a Kevin Costner por John Wayne en Danza con lobos o a Marlon Brando por Humphrey Bogart en El padrino. La conclusión sería que de aquí en más los cineastas ya no dirigirán sus películas.

Esta violencia sobre el creador de una película ya se expresa actualmente cuando clásicos concebidos en blanco y negro son transformados al color perdiéndose de este modo la esencia y el origen de la obra. ¿Se puede hablar –como dice el director norteamericano Paul Schrader– de democracia artística? ¿Qué efecto nos produciría ver las películas de Chaplin y Buster Keaton en technicolor?

Dijo Schopenhauer: “Hay momentos en que el progreso es reaccionario y lo reaccionario es progresista”. Para pensarlo. Hasta la próxima función.

Apostilla: El invento de las Pampas

“El público quedó muy bien impresionado y es seguro que muchos de los que anoche vieron este curiosísimo espectáculo volverán otras veces para gozar de él”. La crónica de La Nación del 19 de julio de 1896 hacía referencia a una función que se había desarrollado en el teatro Odeón de Buenos Aires, donde se habían proyectado fotografías en movimiento. Los organizadores de aquella proyección inicial fueron el empresario Francisco Pastor y el periodista Eustaquio Pellicer (creador de la revista Caras y Caretas), quien además hizo de operador, utilizando un verdadero aparato inventado por los hermanos Louis y Auguste Lumiere. Los films Lumiere que se proyectaron fueron los siguientes: Le Maréchal ferrant (El herrero), Querelle de bebés (Riña de niños), Basindes Tuileries (El estanque de las Tullerías), Sortie des usines Lumiere (La salida de los obreros de la fábrica Lumière) y el célebre L’arrivee d’un train en gare de La Ciotat (La llegada del tren a la estación de La Ciotat), el cual provocó el pánico entre algunos espectadores de la tertulia alta, uno de los cuales, ante el realismo de la locomotora que avanzaba, se arrojó hacia la tertulia baja (platea).

Derechos Reservados TrasCartón
Diseño Web Idea InterNet