30 de marzo de 2010
ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DEL PRIMER OBISPADO DE LA CIUDAD
Un hito en el avance de la influencia de la iglesia
Por Miguel Ruffo
Durante sus primeros decenios de existencia la ciudad de Buenos Aires* dependía, desde el punto de vista eclesiástico, del obispado de Asunción del Paraguay. Su creciente progreso exigió su independencia espiritual de Asunción y así, antes que pasaran los cuarenta años de su fundación, el 30 de marzo de 1620, el papa Paulo V creó el obispado de la Santísima Trinidad, que con sede en la ciudad fundada por Garay, extendía su influencia hacia las actuales provincias litorales, la Banda Oriental y Río Grande del Sud (actualmente parte de Brasil).
El primer obispo fue fray Pedro de Carranza, de la orden de los carmelitas y ejerció sus funciones entre 1621 y 1632 (ver Los múltiples frentes de fray Pedro Carranza).
Con la erección del obispado de la Santísima Trinidad, la Iglesia Mayor de la ciudad, se convirtió en Catedral, porque pasó a ser el asiento de un obispo. Esta Iglesia, al igual que el conjunto de las construcciones de la urbe, era sumamente rústica y amenazaba derrumbe. El obispo envió una reseña al Rey donde le informaba del estado lastimoso del templo, pese a los intentos de Hernandarias por darle una mejor construcción y presencia. Afirmaba: “Está (la catedral) tan indecente que en España hay lugares en los campos de pastores y ganados más acomodados y limpios; no hay sacristía, sino una tan vieja, corta e indecente, de cañas, lloviéndose todas, con suma pobreza de ornamentos, que ni casulla, ni capa, ni frontal hay para celebrar los oficios divinos, ni órgano ni libros para cantar; el Santísimo Sacramento está en una caja de madera tosca y mal parada, (tiene) una capa vieja, o dos, y un mal frontal (...) la iglesia está lloviéndose toda, y no hay tablas sino cañas en el techo, con cantidad de nidos de murciélagos, toda llena de polvo y un retablo viejo de lienzo, y sin coro ni cosa que huela a devoción ni decencia (...) reparada algo y se reparará más en ornamentos (...) (pero) será forzoso el entablarla y acomodarla, so pena de que dará toda en tierra. (...) Y porque nos hallamos esta iglesia tan pobre y tan mal parada, con grande indecencia, sin coro ni sacristía a propósito, la cubrimos de nuevo y hicimos sacristía nueva y coro, y pusimos pie de agua bendita en medio de la iglesia; y trajimos de España, con la limosna que Su Majestad dio, y nosotros en parte, tafetanes y colgaduras, y ternos, y otros adornos para el servicio del culto divino, junto con un cuadro de San José y otro de la Magdalena (...) Yo he puesto las cosas del culto divino lo mejor que he podido, coro, canto y oficios divinos y cantados por las personas que aquí traje, eclesiásticas, con licencia de Vuestra Majestad, que ya parece en algo catedral”. Las cartas e informes del obispo fray Pedro de Carranza al rey de España Felipe III, pueden leerse en la monumental obra del Padre Cayetano Bruno “Historia de la Iglesia en la Argentina”).
*En realidad, desde el punto de vista oficial del acta fundacional la urbe se denominaba de la Santísima Trinidad y el puerto recibía el nombre de Santa María del Buen Aire, lo que aconteció fue que el nombre del puerto desplazó al de la ciudad.