La inclusión en cartelera
- Por Haydeé Breslav
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La empresa Autopistas Urbanas Sociedad Anónima (AUSA) reemplazó las tradicionales leyendas que ostentaban los carteles de señalización de sus obras en la ciudad. Así, la clásica inscripción “hombres trabajando”, que avisaba de cuanta obra se ejecutaba en la vía pública, que en muchos casos aún se emplea y estaba precedido en los letreros de AUSA por la advertencia “precaución”, fue cambiado por esa empresa por “precaución: hombres y mujeres trabajando”. Cosas de la inclusión.
Precisamente así lo explicó el Gobierno de la Ciudad que, como se sabe, tiene participación mayoritaria en la empresa, y que tuvo a su cargo informar de la iniciativa. Según esta fuente, “el objetivo de este cambio es seguir promoviendo la inclusión de la mujer, sobre todo en sectores y posiciones laborales donde por décadas fueron invisibles”.
“Se trata”, prosigue la comunicación, “de un gesto simbólico, un primer paso para reflejar el lugar importante que fueron ganando las mujeres en las obras en los últimos años”
La nueva cartelería ya luce en el Paseo del Bajo, los pasos bajo nivel de las avenidas Nazca y Balbín, los viaductos San Martín y Mitre, el Puente Lacarra, la nueva traza de la AU Illia y las obras de extensión de la avenida Triunvirato.
El Gobierno de la Ciudad hace saber también que en AUSA “trabajan mujeres en todas las posiciones que ofrecen las obras”, y que allí “el cupo femenino está muy por encima de la media local, que es del 10%” puesto que, “en cambio, hay un 27% de mujeres que se desempeñan como operarias, camioneras, gerentas de obra y líderes de proyecto, y que se fueron incorporando a raíz de estos últimos desarrollos”. Señala asimismo que “AUSA gestiona las autopistas de la Ciudad de Buenos Aires y es habitual cruzarse con cajeras en las estaciones de peaje”.
Además, subió un video en el que la directora de Promoción y Modernización de AUSA, Camila Suárez, dice que la iniciativa es “un pequeño símbolo, una muestra de todo lo que podemos hacer las mujeres y que cada vez ganamos más espacios”, mientras que otros miembros del personal de la empresa expresan su beneplácito.
En la práctica
Significativamente, la información no consigna que el año último AUSA fue denunciada por discriminar a sus trabajadoras, quienes recurrieron a una medida de fuerza para hacer valer sus derechos.
De acuerdo con un comunicado emitido por el Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTPA), el 8 de marzo las trabajadoras de AUSA afiliadas a ese gremio “adhirieron al paro internacional de mujeres en sus lugares de trabajo, en el horario de 11 a 13, como el resto de las trabajadoras de la actividad de todo el país”.
El comunicado refiere que, finalizado el cese de actividades, autoridades de la empresa “amenazaron a las trabajadoras con descontarles de sus haberes esas dos horas de paro, descuento que se hizo efectivo al percibir sus salarios del mes de marzo”.
Por su parte, el sindicato denunció esos hechos ante la Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Así las cosas, más de cien trabajadoras se concentraron frente a las oficinas administrativas del peaje Avellaneda, donde levantaron las barreras y, enarbolando carteles con consignas y entonando cánticos alusivos, reclamaron que les devolvieran los haberes correspondientes a las horas descontadas.
Tres horas después de esa manifestación, autoridades y delegados del sindicato fueron convocados por la Subsecretaría de Trabajo, donde se llevaron a cabo “intensas negociaciones” con representantes de la empresa, quienes finalmente “accedieron a firmar el acta acuerdo para el pago de las horas”.
En este contexto, resultan sumamente oportunos los conceptos de la reconocida lingüista mexicana Concepción Company: “En la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México] hubo una campaña de equidad de sexo, mal llamada de género, donde decía: ‘igualdad es que te digan arquitecta’ [y no arquitecto]. A mí no me importa cómo me llamen, me pueden decir ‘oye, tú’ u ‘oiga usted’, pero págame igual y dame las mismas condiciones de trabajo”.
La especialista considera también que “este lenguaje desdoblado es artificial” y afirma que “tiene que haber una sedimentación social histórica para que la gramática recoja diferencias, y no, al revés, imponer diferencias que resultan en antieconomía y a veces en ridiculeces”.
En ese sentido, su compatriota, el escritor Gonzalo Celorio, ejemplificó: “Ahora, para ser políticamente correcto, algún refrán tendría que decirse de la siguiente manera: la perra y el perro son la mejor amiga y el mejor amigo de la mujer y del hombre, respectiva y no siempre correspondientemente”.