Con ecos de 2001
- Por Tras Cartón
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Avenida San Martín y Juan B. Justo no faltó a la cita de los cacerolazos que, en distintas esquinas porteñas y de otras ciudades del país, tuvieron lugar en estos días como consecuencia de la crisis política desatada tanto por la regresiva reforma previsional que aprobó la Cámara de Diputados de la Nación, a instancias del oficialismo y sus aliados, como por la brutal represión ejercida por fuerzas federales y de la policía de la ciudad contra la masiva manifestación popular que se congregó en las inmediaciones del Congreso para hacer escuchar su rechazo a esa ley, mientras los diputados deliberaban en el recinto.
“Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”, “¡Qué boludos, qué boludos, la reforma se la meten en el culo!”, “Ya se viene Nochebuena, ya se viene Navidad, si se aprueba esta reforma, qué quilombo se va a armar”, coreaban, entre otras consignas, los manifestantes que se congregaron dos noches consecutivas en la tradicional esquina de La Paternal y que, en el cacerolazo del 18 de diciembre, que fue el primero, se contaban por lo menos en medio millar. Jóvenes y no tan jóvenes, varios de ellos veteranos de los históricos cacerolazos de diciembre de 2001, abuelos y abuelas, familias enteras con niños –algunos en cochecitos o a upa de sus padres– hicieron sonar sus cacerolas, sus cánticos y hasta un poderoso bombo durante un largo rato. Y a eso de las once de la noche juntaron entusiasmo para marchar por la avenida San Martín hasta el Cid Campeador para confluir con el también muy concurrido cacerolazo que se estaba produciendo en ese emblemático punto de Caballito Norte. De allí, poco después, salió un contingente que aportó su humanidad a la multitudinaria presencia de manifestantes que, en los alrededores del Congreso, hicieron vigilia por la madrugada hasta el final de la sesión parlamentaria.