Fuego en Constitución
- Escrito por Victor Pais
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Hoy se cumplen diez años de una impactante pueblada protagonizada por los usuarios del ferrocarril Roca. El 15 de mayo de 2007, el fastidio de centenares de pasajeros estalló y se volvió furia en el hall de la Estación Constitución. La larga espera por el mal funcionamiento del servicio y el maltrato recibido ante la demanda de explicaciones fueron los detonantes que provocaron la destrucción de boleterías y el incendio de la dependencia de la Policía Federal que funcionaba en la cabecera de la línea.
Primero fue la pedrada. Después, el fuego arrasó con la oficina de informes, trece boleterías y una moto. Y con la intervención de la policía se generó una batalla campal de proporciones insólitas. Toda esta sucesión de hechos violentos duró aproximadamente cuatro horas y dejó un saldo de 21 heridos, entre uniformados y pasajeros, y 16 detenidos.
La empresa Metropolitano, concesionaria del servicio, informó que este se había suspendido debido a que dos convoyes del ramal eléctrico habían quedado varados cerca de la estación Hipólito Yrigoyen, a diez cuadras de Constitución. Como consecuencia de que las formaciones del ramal eléctrico no salían, la cantidad de pasajeros comenzó a incrementarse y a amucharse en los andenes y en el hall de la estación.
De acuerdo con lo que afirmaron algunos testigos, las primeras agresiones y destrozos comenzaron cuando en el mostrador de informes dijeron que tampoco saldrían los trenes con locomotoras diesel de los ramales que se dirigen a La Plata y a Temperley.
A medida que transcurrían los minutos sin que los trenes arrancaran, aumentaba la violencia. Y con ella llegó también el accionar incendiario. Al mismo tiempo que los encargados de los locales procuraban bajar las persianas, el gentío comenzaba a correr hacia las salidas. Los bomberos intentaban ingresar, pero la pedrea se lo impedía.
Mientras ocurrían estos episodios, los pasajeros apiñados en el tren varado a diez cuadras de la estación –la unidad había partido de Glew– cumplían una hora y media en esa situación.
Pocos minutos después, la Guardia de Infantería reprimió a los manifestantes con balas de goma. El superintendente de Seguridad Metropolitana, el comisario general Héctor Natalio, ordenó a sus subordinados que cesaran de realizar disparos por temor a un desenlace fatal. Los policías, entonces, se trasladaron con sus escudos a los andenes. Con la partida del primer tren, alrededor de las ocho y media de la noche, la pedrea continuó y recién media hora más tarde volvió la completa calma a la estación.