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TRAS CARTÓN   La Paternal, Villa Mitre y aledaños
 29 de marzo de  2024

25 de octubre de 2010

PRESENTACIÓN DEL CD TODO TANGO

De academia

 

Por Haydée Breslav

En el Salón Dorado de la Casa de la Cultura se presentó el CD Todo Tango, integrado por versiones a cargo del pianista Valentín Surif de tangos académicos de Juan José Ramos, Lía Cimaglia Espinosa, Juan José Castro, Isidro Maiztegui, Astor Piazzolla y Marlos Nobre.

En primer lugar habló la destacada pianista Estela Telerman, quien, después de manifestar que para ella “era un placer y un honor haber sido invitada a presentar el disco de un amigo de muchos años”, y con referencia a “un disco de tango interpretado por un pianista ‘de música clásica’”, informó: “Hace cerca de 10 años, en una institución de la cual formo parte, donde nos ocupamos del rescate del patrimonio musical argentino, encontramos en la obra de Ernesto Drangosch que fue el primer compositor argentino de música clásica que utilizó tango, en una obra teatral”.
Y prosiguió: “A raíz de eso me empecé a interesar por qué los músicos de la escuela nacionalista se ocuparon del folclore nuestro y no tanto del tango”.
Desde el punto de vista del rescate, subrayó “el que Valentín hizo de Ramos, que es un compositor que debería ser mucho más conocido” y consideró que “de todo lo destacado del disco es lo más descollante, porque está contribuyendo con algo nuevo que no está en los discos grabados previamente”.
Por último, se congratuló de “que se pueda difundir lo que estamos tratando de rescatar”.
A continuación, el crítico musical Pablo Gianera, respondiendo a su pregunta sobre “por qué es posible que un compositor de formación clásica componga algo que sea un tango”, afirmó que “el tango preexiste a su interpretación” y que eso “no pasa en otras músicas populares, y específicamente en la otra gran música popular urbana, que es el jazz”.
“Por eso prosiguió fueron muchos los compositores que decidieron, de manera completamente lícita, que era necesario crear un repertorio de piezas que fueran tangos pero que no vinieran propiamente de su ámbito, del mismo modo que muchos años antes se había intentado, con diverso éxito, crear un repertorio a partir de formas más telúricas o más camperas”.
Gianera señaló también que “la idea de la creación de una música nacional obsesiona, no sólo a los músicos, sino a los intelectuales argentinos desde principios del siglo XIX”, y que “a la vez, esta idea de la música nacional fue una de las discusiones que dividieron el campo de los compositores argentinos durante el siglo XX”.
Posteriormente, y planteando de qué manera el compositor se incorpora al tango, observó que “el disco de Valentín tiene dos extremos muy significativos” y precisó: “Por un lado, los tangos de Juan José Castro, donde aquello que es propiamente tanguístico, o tanguero, parece casi venir desde afuera”, mientras que en el otro extremo “se incorpora la música de Juan José Ramos, donde lo que se produce es un tipo de interiorización del tango, como si ya no tuviera necesidad de ser exterior, sino que aquello que es propiamente urbano, y lo urbano en Buenos Aires en momentos en que se componían estas obras era el tango, no tuviera que ser necesariamente afirmado”.
“Todos los que estamos sentados acá somos personas que estamos acostumbradas a pensar de una manera abierta”, aseguró a su turno el crítico musical Diego Fischerman, y continuó: “Definir algo como tango académico implica cierta idea de pureza que fue muy fuerte, no sólo en la Argentina sino en todo el pensamiento, de fines del siglo XIX a mediados del XX”.
Sostuvo luego que esa idea “tiene que ver con la diferenciación entre música académica, música clásica o música artística de tradición europea, y música popular”, y que esa diferenciación y “la diferenciación entre nacional y no nacional, y entre campo y ciudad, articulan algunas definiciones de pureza que en realidad pocas veces tuvieron correlato exacto en un verdadero campo de la cultura”.
Después de otras consideraciones, advirtió que “hay una especie de búsqueda de pureza en lo que va quedando afuera del centro más cosmopolita, porque cosmopolitismo habla precisamente de mezclas, de contaminaciones diversas” y que “cuando llega aquí la inmigración comunista, socialista y anarquista, la derecha busca en la pureza de un gaucho ya inexistente una argentinidad pura que se oponga a esta mescolanza tan peligrosa, ideológica y políticamente”.
En ese sentido, acotó: “No es raro entonces que la búsqueda del nacionalismo musical tenga que ver con el folclore rural y no con el urbano, que no es percibido entonces como una zona de pureza o de expresión de lo nacional, sino más bien de todo lo contrario”.
Opinó, por otra parte, que “la idea de música clásica es una idea que aparece cuando aparecen otras músicas que no son clásicas”, y que “la idea de llamarla clásica es un gesto muy de época, que tiene que ver con diferenciarse, en el caso de algunas clases sociales, de otras”.
En ese contexto, dijo que “hay entretenimientos bajos y entretenimientos altos”, y que “el tango en su origen es desde ya un entretenimiento bajo”, pero “con la suficiente potencia expresiva como para que algunos de los artistas altos miren, se interesen y empiecen a escribir algunas de esas músicas”.

La música
Finalmente, Surif interpretó tres de las piezas que integran el disco: un impetuoso tango y una airosa milonga de Ramos, y una refinada versión para piano que hizo el propio Piazzolla de Adiós nonino, donde no sólo demostró la solidez y amplitud de sus recursos técnicos, sino algo muy difícil de lograr para un músico de conservatorio. Porque en Surif pudimos apreciar un preciso estilo tanguero (el ritmo vigorosamente martillado con la zurda nos recordó al mejor Pugliese), consustanciado con el género y respetuoso de su esencia, que evidencia un profundo conocimiento en consonancia con una expresividad honda y contenida. Acaso no sea ese su propósito, pero lo poco que pudimos escuchar lo hace merecedor de ubicarse entre los grandes pianistas del tango.
     

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